El miedo, en vez de entorpecer, afina nuestros sentidos.
ANTERIORES
Cuando dejamos de soñar es cuando empezamos a vivir a media máquina.
Lo que no nos deja ser es el valor social a que estamos obligados si queremos ser.
La mejor manera de reconfortarse, engañándose, es pensando que todo pudo ser peor.
Para mantener oculto un pecado éste debe cometerse con alguien a quien le cause el mismo remordimiento.
La forma más fácil de manejar una desilusión es ofrendándole nuestra resignación.
La angustia comienza cuando comprendemos que tenemos la obligación de vivir.
Perder luchando es ya de por sí ganar un poco.
El rostro de la ingratitud carcome el alma tatuada por el interés.
Los celos no son expresiones de amor o inseguridad, los celos son la fibra más sensible del sentido de propiedad.
La modernidad favorece más a la comodidad que a la elegancia.