CARTA A MI HIJA EN SU CUMPLEAÑOS 24

Mi pimpollo:

Así de simple, sencillo y sin vueltas: ¡¡¡TE AMO!!!

No sé qué hubiese sido de mi vida si vos no hubieses asomado tu carita al mundo. Fuiste deseada, querida desde el embrión, para mí la más hermosa de las bebas, de las niñas, de las jovencitas y ahora de las mujercitas.

Siempre supe que con vos podía contar para todo, en cualquier circunstancia. Tu actitud ante la vida me enorgullece profundamente porque, querida hija, superaste cualquier enseñanza que yo he podido darte.

Eres emocional y cerebral a la vez. No sientes temor a expresar tus opiniones aunque sepas que pueden ser mal recibidas o compartidas. Eres fiel a tus principios y convicciones. Y no te falta la pizca de ambición de los grandes, que saben que siempre pueden ir por más.

Con eso se nace. Nadie se hace de ese modo. Tienes buena madera, pichona. Heredada, probablemente, de tu abuelo materno. De tu abuela materna sacaste esa bondad y la mirada dulce pero firme. Y esas ganas de superarte siempre las llevas en los genes que vienen de mis padres. Si ellos viviesen o te hubiesen conocido tal como eres ahora, estarían sumamente orgullosos de tener una nieta así, créeme.

Lamento, como te dije muchas veces, no haberte dado la familia bien constituida que merecías o que merece todo hijo. Pero, mi cielo, las cosas se dieron de este modo y yo intenté por todos los medios rellenar los agujeros que pudieran aparecer. Sé que no lo conseguí del todo y sólo en parte.

De todos modos, sabes que hice lo mejor que pude, llevada de esa mano invisible que tiende el amor.

Hoy transito mi vida más tranquila. Tengo el convencimiento de que mi tarea contigo fue sembrar en vos confianza, seguridad, algunos conocimientos (que vos te encargaste de ampliar, obviamente), y sé que viviré en tu recuerdo como mis padres viven en los míos. Porque es la ley de la vida, querida, que los mayores dejemos espacio a los menores.

Creo en la reencarnación, firmemente. Supongo que es porque a medida que pasan los años me resisto a creer que el paso de los humanos por la Tierra es tan efímero.

Hoy vivo un oasis de tranquilidad interior. Muchas cosas contribuyen a ello. Una de ellas es saberte feliz, serena, madura, y capaz de tomar decisiones trascendentes tras haber analizado y no impulsivamente.

¿Te digo algo más? ESTOY SUMAMENTE ORGULLOSA DE TENERTE COMO HIJA. SÉ QUE NO SOS MI MÉRITO, PERO SÍ EL ESPEJO DE MI ALMA, TESORO.

Y termino esta nota con una declamación de cariño, así como la empecé: TE AMO.


Tu mamá

Ah!! Olvidé el motivo de esta carta...¡¡¡FELICES 24, MI CIELO!!

11/06/06

 

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