PRESENTARÉ BATALLA
Escrito por
@KOPSI
Pasan cosas. Siempre. Algunas permanecen, pasan desapercibidas, me impactan o me atemorizan.
Años de diván no consiguieron erradicar arraigados hábitos que se hicieron rutinarios. En ocasiones me sentí todopoderosa y a veces imbatible. Con una careta salí en un bravo corcel a luchar contra los molinos de viento. En los momentos de flaqueza, en cambio, escondí la cabeza, cual avestruz. Me atrincheré y esperé a que pasase lo que consideré debilidad.
Tuvo que suceder algo que me llevó nuevamente de la mano al diván. Comprendí entonces la necesidad de mi cambio interior. Soy reflexiva y más analítica.
Pero apareciste en mi horizonte, encegueciéndome con tu luz. Y ahora estoy segura de que mis pies son de barro, que soy humana, y que tengo las puertas de mi vida abiertas de par en par. Porque desearía compartirla contigo, escribiendo esas hojas en blanco que están ahí. Con el convencimiento de que no hay mejor camino que el que se comparte.
Te dije una vez que tenías una hermosísima sonrisa. Pero no te expliqué que considero a la sonrisa como a la antesala del alma.
Quien soy ahora, ese ser que se sabe frágil, hizo lo inimaginable. Di un paso al costado. Quise pensar, reflexionar, analizar. Ésa fue la excusa que brindé a quien me preguntase.
Pero la verdad, el mello, la esencia, era algo tan sencillo: Sentí temor. Me paralicé. Y no pude decírtelo, ni de frente ni por escrito. Todo era demasiado perfecto, y tuve miedo.
Salieron a la luz mi fragilidad, mi endeblez, mi temor ante la certeza de que podría ser y hacerte feliz. Esa posibilidad de compartir horas o minutos, palabras, comentarios, bromas, abrazos, cariños, mimos, miradas, complicidades no dichas, picardías no explícitas... me aterró.
Di un paso al costado sin brindar explicaciones. Me aislé, a tu modo de ver. No fue lo que quise, pero supongo que pudo entenderse de ese modo.
Lo real es que me hice a un lado para intentar racionalizar mis sentimientos. ¡Qué absurdo! ¿verdad? Los sentimientos no deben racionalizarse porque no parten de la mente. Nacen del corazón, aunque se trate de uno emparchado y maltrecho como el mío. Que con sus falencias orgánicas aún galopa como un potrillo.
Ahora tengo frente a mí un desafío, que implica convencerte de que miro por tus ojos, sonrío con tus sonrisas, brillo con tu luz, y que soy esa dulce princesa, apodos ambos que me endilgaste, alternándolos.
No nos conocimos lo suficiente, dijiste hace poco. Al rato expresaste que nos conocemos bastante.
Coincido. Mucho y poco a la vez. Nunca terminaremos de conocernos, y eso es lo más maravilloso. Es preferible que haya párrafos inéditos para redescubrir en cada uno de ellos que vale la pena ponerse las gafas y retomar la lectura. Porque esta historia no ha terminado. Recién empieza.
Ya he dicho lo mío. No soy quien debe tomar una decisión. No te acosaré porque no es mi estilo. Pero tampoco dejarás de notar mi presencia que, cual filoso sable, hará que sientas la vibración del metal en el aire que te rodea.
Porque, querido mío, presentaré batalla, aunque no luzca uniforme alguno.
Años de diván no consiguieron erradicar arraigados hábitos que se hicieron rutinarios. En ocasiones me sentí todopoderosa y a veces imbatible. Con una careta salí en un bravo corcel a luchar contra los molinos de viento. En los momentos de flaqueza, en cambio, escondí la cabeza, cual avestruz. Me atrincheré y esperé a que pasase lo que consideré debilidad.
Tuvo que suceder algo que me llevó nuevamente de la mano al diván. Comprendí entonces la necesidad de mi cambio interior. Soy reflexiva y más analítica.
Pero apareciste en mi horizonte, encegueciéndome con tu luz. Y ahora estoy segura de que mis pies son de barro, que soy humana, y que tengo las puertas de mi vida abiertas de par en par. Porque desearía compartirla contigo, escribiendo esas hojas en blanco que están ahí. Con el convencimiento de que no hay mejor camino que el que se comparte.
Te dije una vez que tenías una hermosísima sonrisa. Pero no te expliqué que considero a la sonrisa como a la antesala del alma.
Quien soy ahora, ese ser que se sabe frágil, hizo lo inimaginable. Di un paso al costado. Quise pensar, reflexionar, analizar. Ésa fue la excusa que brindé a quien me preguntase.
Pero la verdad, el mello, la esencia, era algo tan sencillo: Sentí temor. Me paralicé. Y no pude decírtelo, ni de frente ni por escrito. Todo era demasiado perfecto, y tuve miedo.
Salieron a la luz mi fragilidad, mi endeblez, mi temor ante la certeza de que podría ser y hacerte feliz. Esa posibilidad de compartir horas o minutos, palabras, comentarios, bromas, abrazos, cariños, mimos, miradas, complicidades no dichas, picardías no explícitas... me aterró.
Di un paso al costado sin brindar explicaciones. Me aislé, a tu modo de ver. No fue lo que quise, pero supongo que pudo entenderse de ese modo.
Lo real es que me hice a un lado para intentar racionalizar mis sentimientos. ¡Qué absurdo! ¿verdad? Los sentimientos no deben racionalizarse porque no parten de la mente. Nacen del corazón, aunque se trate de uno emparchado y maltrecho como el mío. Que con sus falencias orgánicas aún galopa como un potrillo.
Ahora tengo frente a mí un desafío, que implica convencerte de que miro por tus ojos, sonrío con tus sonrisas, brillo con tu luz, y que soy esa dulce princesa, apodos ambos que me endilgaste, alternándolos.
No nos conocimos lo suficiente, dijiste hace poco. Al rato expresaste que nos conocemos bastante.
Coincido. Mucho y poco a la vez. Nunca terminaremos de conocernos, y eso es lo más maravilloso. Es preferible que haya párrafos inéditos para redescubrir en cada uno de ellos que vale la pena ponerse las gafas y retomar la lectura. Porque esta historia no ha terminado. Recién empieza.
Ya he dicho lo mío. No soy quien debe tomar una decisión. No te acosaré porque no es mi estilo. Pero tampoco dejarás de notar mi presencia que, cual filoso sable, hará que sientas la vibración del metal en el aire que te rodea.
Porque, querido mío, presentaré batalla, aunque no luzca uniforme alguno.
Comentarios
@QUIQUERAF
06/07/2006
aparentemente llevás con orgullo un uniforme, el de mujer.Con eso sobra y basta para dar todas las batallas....hasta la del amor.
@RENEDIVA
06/07/2006
Sara: Esas batallas son las que siempre se ganan, más allá de los resultados finales. Porque el solo hecho de decidir luchar por lo que uno considera lo apropiado, ya nos lleva a un exito. Exito como persona, como mujer, como humana. Nada mejor en la vida que jugarse por lo que uno considera apropiado, más allá del resto.
Coincidimos en la postura. Esa es mi forma de vida. Así la encaré y encaro, a veces con resultados no tan agradables, pero la mayoría de las veces con una gran satisfacción en el alma.
PRESENTE BATALLA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Un beso enorme,
Susana
@QUIQUERAF
06/07/2006
¿ y si es pura fantasia?????????????????????'
@LUNA_DE_ABRIL
06/07/2006
SUERTE SARA Y QUE TU LUCHA SEA VICTORIOSA, AUNQUE YO NO PIENSE LO MISMO , PORQUE A ESTA ALTURA DE MI VIDA , YA NO TEMGO GANAS DE LUCHAR SINO DE AMAR Y SER AMADA Y SI NO ME AMA EL SE LO PIERDE...YO SEGUIRE EXISTIENDO...LUNITA!!!
Esta cadena ya está cerrada y no se pueden dejar nuevos comentarios. Si el tema te interesa puedes abrir una nueva . Puedes hacer referencia a esta cadena incluyendo el link
Más notas de LibreVer todas
Más notas de Libre
CREDO (MARIO BENEDETTI)
@LATINA 05/07/2006
POR SI VOLVIERAS - JORGE ROJAS
@OJOSMIEL 05/09/2016
Motoqueros por siempre
@LEONARDO67 21/08/2016