ENTRE SOMBRAS Y ALGO MAS

Que ironia la de aquel deseo
convertido en fuerte beso.
Principio y fin asemejado
al de aquella lágrima,
que luego de un calmo adios,
partió desesperada,
de la vertiente de tu alma
para ver su triste fin,
en la orilla despintada,
de tus apretados labios.

Te fuiste con las primeras luces
de aquel súbito amanecer,
epílogo de una noche prometida.
Te llevaste todo el color,
toda la luz,
y el brillo de tu belleza plena.
Casi insultante.

Pero aún así, perduran vivas
las sutiles formas de tu cuerpo.
Convertidas en miles
de sombras chinescas,
que danzan crueles y sin cesar
en mi cuarto y mi recuerdo.

Intento en vano ignorarlas.
Y no puedo.
En cuanto se alejan,
extiendo mi mano
y me aferro a ellas.

 

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