EL GUÍA Y LA BRASA

Publicado por
@HELSA_1

17/10/2006#N12021

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Un miembro de un equipo, al cual prestaba servicios regularmente, sin avisarle a nadie dejó de asistir a sus actividades. Luego de algunas semanas, el guía de aquel grupo decidió visitarlo. Era una noche muy fría. El guía encontró a un hombre solo en su casa, sentado frente al hogar, donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al guía, acercó un sillón al hogar y permaneció quieto, esperando. El guía se acomodó cómodamente en el lugar indicado, pero nadie dijo nada. En el serio silencio que se formara, apenas contemplaba la danza de las llamas entorno a los troncos de madera que ardían.
Al cabo de unos minutos, el guía examinó las brasas que se formaban. Cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, empujándola hacia un lado. Volvió a sentarse, permaneciendo en silencio e inmóvil. El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado y quieto. Poco después la llama de la brasa solitaria disminuía, hasta que tuvo un brillo momentáneo y el fuego se apagó de una vez. En poco tiempo, lo que antes era una fiesta de calor y luz, ahora no pasaba de un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto de una espesa de cenizas.
Ninguna palabra había sido dicha desde el saludo protocolar inicial entre los dos amigos. El guía, antes de prepararse para salir, movió nuevamente el carbón frío e inútil, colocándolo nuevamente en medio del fuego. Casi inmediatamente volvió a encenderse, alimentado por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno a él. Cuando el guía alcanzó la puerta para partir, su anfitrión le dijo: “Gracias. Por su visita y por el bellísimo sermón. Voy a volver a participar en el grupo. ¡Dios lo bendiga!”.

Reflexión: Es importante recordar a los miembros de un equipo que ellos forman parte de una llama y que lejos del grupo pierden todo su brillo. A los guías vale recordarles que ellos son responsables de mantener esa llama en cada uno y promover la unión entre todos sus miembros, para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.

 

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