¿Con quién habló el ángel caído?

—¿Por qué yo? ¿Por qué no otro? —preguntó azorado el ángel.
—Porque sos de los preferidos, y llevás en vos, la fuerza necesaria para serlo.
—¿La fuerza necesaria para qué? ¿Qué es lo que me ofrecés?
— Te ofrezco todo. Todo lo que te propongas poseer. Cuanto más poseas, mayor será tu poder, hasta llegar a dominar el propio mundo.
—¡Mi Padre no lo permitirá! Ël es quien gobierna el mundo. En él es en quien creen los hombres. —se resistía el ángel.
—Es una cuestión de equilibrio. En vos también creerán…
—¡No tengo el valor de traicionarlo! ¡Soy un ángel!
—¿Y qué? ¡Te estoy obsequiando un Reino! ¡Te estoy ungiendo como un Dios!
—¿Qué es lo que debo hacer?
—Deberás sublevarte contra el Cielo. ¡Crear tu propia legión de almas! ¡Vamos! ¡Animate! ¡Sos el Elegido!
—¿Me perdonará mi Padre alguna vez?
—Verás que con el tiempo, tu Padre lo aceptará. Por lo pronto, más bien serás expulsado. ¿Pero, qué es ese pequeño sacrificio frente a lo que recibirás por toda la eternidad? ¡Vamos! ¡Ya está decidido! ¡Revelate! ¡Sé tu propio Padre y tu propio Hijo! ¡Ahora!
—¿Dónde iré?—preguntó el ángel— ¿Cuál será mi Reino?
—Se llamará Infierno y vos, ángel caído, vos te llamarás Satanás.

 

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