UNA MUJER DOLIDA
Publicado por
@TIDE
NO DESPRECIES LA MENTE DE UNA MUJER DOLIDA
Buena venganza, sí señor
El primer día ella embaló sus efectos personales en cajas, bolsas y Maletas...
El segundo día, vinieron los de la mudanza a llevárselos...
El tercer día, ella se sentó por última vez en su comedor, a la luz de Las velas, con una suave música de fondo, se hizo un festín a base de Langostinos, caviar y champagne.
Cuando terminó su cena, ella se fue a cada una de las habitaciones de la casa y puso dentro del riel de la cortina, algunos de los Langostinos que no se había comido.
Después ella limpió la cocina y abandonó la casa.
Cuando su marido y su nueva amiguita, llegaron a instalarse en la casa, tuvieron un nido de amor perfecto los primeros días.
Después, lentamente, la casa empezó a oler mal. Lo probaron todo: limpiar, frotar, encerar, airear... Todo en vano.
Incluso hicieron verificar los conductos de aireación, para asegurarse que no habían allí cadáveres de roedores en putrefacción.
Todos las alfombras, moquetas y cortinas fueron limpiadas al vapor, y se instalaron purificadores de aire en las cuatro esquinas de la casa.
Cada vez que volvían, el olor estaba allí. Decidieron cambiar las alfombras y moquetas.
El olor perduraba. Los amigos dejaron de visitarlos, el cartero les rodeaba y olvidaba dejarles el correo, la mujer de la limpieza dimitió...
Al final, incapaces de soportar la pestilencia, decidieron poner en venta la casa.
Un mes más tarde, a pesar de que habían reducido a la mitad el precio de venta, no encontraban comprador para su apestosa casa.
Como último recurso, solicitaron una fuerte cantidad de dinero para poder comprar otra casa.
La ex-esposa del hombre lo telefoneó, para saber de él. Él le contó la odisea de la apestosa casa. Ella le escuchó educadamente, y le dijo que echaba mucho de menos la casa, y que estaría dispuesta a reducir sus demandas en las negociaciones de divorcio, si podía recuperarla.
Convencido de que su ex-esposa no podía imaginarse hasta que punto los olores de la casa eran pestilentes e insoportables, el marido quiso dejarle la casa por la décima parte del valor real, a condición de que firmase el mismo día. Ella aceptó, y en una hora los abogados del ex-marido le enviaron los papeles.
Una semana más tarde, el hombre y su amiguita sonreían viendo a los de la mudanza embalar todas sus cosas y llevarlas a su casa nueva. Absolutamente todo. Incluso los rieles de las cortinas
Buena venganza, sí señor
El primer día ella embaló sus efectos personales en cajas, bolsas y Maletas...
El segundo día, vinieron los de la mudanza a llevárselos...
El tercer día, ella se sentó por última vez en su comedor, a la luz de Las velas, con una suave música de fondo, se hizo un festín a base de Langostinos, caviar y champagne.
Cuando terminó su cena, ella se fue a cada una de las habitaciones de la casa y puso dentro del riel de la cortina, algunos de los Langostinos que no se había comido.
Después ella limpió la cocina y abandonó la casa.
Cuando su marido y su nueva amiguita, llegaron a instalarse en la casa, tuvieron un nido de amor perfecto los primeros días.
Después, lentamente, la casa empezó a oler mal. Lo probaron todo: limpiar, frotar, encerar, airear... Todo en vano.
Incluso hicieron verificar los conductos de aireación, para asegurarse que no habían allí cadáveres de roedores en putrefacción.
Todos las alfombras, moquetas y cortinas fueron limpiadas al vapor, y se instalaron purificadores de aire en las cuatro esquinas de la casa.
Cada vez que volvían, el olor estaba allí. Decidieron cambiar las alfombras y moquetas.
El olor perduraba. Los amigos dejaron de visitarlos, el cartero les rodeaba y olvidaba dejarles el correo, la mujer de la limpieza dimitió...
Al final, incapaces de soportar la pestilencia, decidieron poner en venta la casa.
Un mes más tarde, a pesar de que habían reducido a la mitad el precio de venta, no encontraban comprador para su apestosa casa.
Como último recurso, solicitaron una fuerte cantidad de dinero para poder comprar otra casa.
La ex-esposa del hombre lo telefoneó, para saber de él. Él le contó la odisea de la apestosa casa. Ella le escuchó educadamente, y le dijo que echaba mucho de menos la casa, y que estaría dispuesta a reducir sus demandas en las negociaciones de divorcio, si podía recuperarla.
Convencido de que su ex-esposa no podía imaginarse hasta que punto los olores de la casa eran pestilentes e insoportables, el marido quiso dejarle la casa por la décima parte del valor real, a condición de que firmase el mismo día. Ella aceptó, y en una hora los abogados del ex-marido le enviaron los papeles.
Una semana más tarde, el hombre y su amiguita sonreían viendo a los de la mudanza embalar todas sus cosas y llevarlas a su casa nueva. Absolutamente todo. Incluso los rieles de las cortinas
Comentarios
@TIDE
17/06/2007
Lo recibí hace algún tiempo por mail y me parece simplemente genial!!!
Besos
Val
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