LA CARAVANA DEL AMOR

En España, masivas citas a ciegas


LA VIÑUELA (The New York Times).- Ramón Sánchez, de 54 años, no creía en los poderes de Cupido. Pero cuando escuchó que docenas de mujeres llegarían a su pueblo para una cita a ciegas con los hombres del lugar empezó a creer.

Sánchez vive en una granja, lejos del pueblo, sin teléfono, con su gato y su ganado. "Sería lindo tener una mujer con la que compartir cosas -dice el hombre de piel oscura curtida por el sol-. Alguien que cuide de la casa. No tanto de mí, que lo he venido haciendo solo toda mi vida."

Un mediodía, sábados atrás, Sánchez y otros vecinos solteros esperaban un colectivo que traería 62 mujeres de Madrid para una tarde de comida, baile y -todos tenían esperanzas- romance.

Cada uno de los 66 solteros de La Viñuela y alrededores pagó 50 euros para ser parte de la cita masiva. "Esperemos conseguir algún resultado esta tarde", dice Serafín García, de 48 años, que ayudó a organizar la cita.

Una migración de gente joven de áreas rurales a las ciudades, en las décadas del 60 y 70, se llevó una cantidad de potenciales esposas de los hombres -ahora, de edad mediana- que prefirieron quedarse en el campo. Las mujeres, atraídas a las ciudades por la idea del trabajo no rural, se fueron en mayor cantidad que los hombres.

Inspirados por un pueblo del norte de España que organizó una caravana de mujeres 20 años atrás, Manuel Gozalo fundó la Asociación de Caravanas de Mujeres en 1995, y ya hizo más de 30.

"Yo vine a conseguir novio, un buen hombre, cariñoso, y creo que lo encontré", sonríe María Elisbe García, de 55 años, mientras toma de la mano a Cándido Cubero, de 51, un viudo elegante de un pueblo vecino.

 

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