Amor en Longchamps
Escrito por
@AZUL-INEFABLE
Noche intermitente.Calor y lluvia.
Ella siente el cuerpo del Otro ahuencando su espacio en la calma mullida del colchón mullido .Elige no mirarlo.Presentirlo desde el tacto aún sin tocarlo.
Adivinar su espalda, muralla irrevocable con la vista vuelta hacia un mundo inexplorado.
La mina desliza su mano acariciando ese costado de distintas texturas:llanura suave con surcos ásperos, sinuosos,huellas de aquellos vaivenes de su piel andariega.
Ella no habla, porque sería romper con cierto pacto tácito de no decir lo que no debe decirse.
EL se da vuelta y la besa. Tal vez le murmure cosas sin sentido.Sus latidos se envuelven, de desconocen y se unen hasta convertirse en uno solo, que se extienden y no cesan, trascienden el cuerpo, los jadeos, es sentir al Otro en su condición de infinito.
Abrir la boca, es poco; abrir los brazos no basta; abrir las piernas para recibirlo es casi una nimiedad, un pequeño gesto ante el pecho abierto y esas ganas de llorar, de emoción contenida, tan cursi, tan de barrio, tan de barrio
de Longchamps.
A ella le gusta mirarlo, se vuelve boca abajo y levanta su torso apoyada en sus codos-Hay hombres que decididamente son más hermosos desnudos- se dice-
De pronto, el Otro se sienta a los pies de la cama.
Hombre mixto angel/demonio, ese cuerpo de hombre transpirado, lamido y anonimamente amado.Hoy sólo por hoy, en esta noche .
Voy a eternizar este instante, esta imagen- se promete.
Comprende de inmediato que este instante es el instante, es un rocío de inmensidad que hacía siglos estaba esperando.
Este instante que va a parecer dentro de su retina mucho después de haberse deshivanado la noche tibia.
Mucho antes que el Otro perciba el olvido.
Ella siente el cuerpo del Otro ahuencando su espacio en la calma mullida del colchón mullido .Elige no mirarlo.Presentirlo desde el tacto aún sin tocarlo.
Adivinar su espalda, muralla irrevocable con la vista vuelta hacia un mundo inexplorado.
La mina desliza su mano acariciando ese costado de distintas texturas:llanura suave con surcos ásperos, sinuosos,huellas de aquellos vaivenes de su piel andariega.
Ella no habla, porque sería romper con cierto pacto tácito de no decir lo que no debe decirse.
EL se da vuelta y la besa. Tal vez le murmure cosas sin sentido.Sus latidos se envuelven, de desconocen y se unen hasta convertirse en uno solo, que se extienden y no cesan, trascienden el cuerpo, los jadeos, es sentir al Otro en su condición de infinito.
Abrir la boca, es poco; abrir los brazos no basta; abrir las piernas para recibirlo es casi una nimiedad, un pequeño gesto ante el pecho abierto y esas ganas de llorar, de emoción contenida, tan cursi, tan de barrio, tan de barrio
de Longchamps.
A ella le gusta mirarlo, se vuelve boca abajo y levanta su torso apoyada en sus codos-Hay hombres que decididamente son más hermosos desnudos- se dice-
De pronto, el Otro se sienta a los pies de la cama.
Hombre mixto angel/demonio, ese cuerpo de hombre transpirado, lamido y anonimamente amado.Hoy sólo por hoy, en esta noche .
Voy a eternizar este instante, esta imagen- se promete.
Comprende de inmediato que este instante es el instante, es un rocío de inmensidad que hacía siglos estaba esperando.
Este instante que va a parecer dentro de su retina mucho después de haberse deshivanado la noche tibia.
Mucho antes que el Otro perciba el olvido.
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