MEJOR HABLEMOS DE PITOS ( un poquitin fuerte )

Publicado por
@SALU

24/08/2007#N17070

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MEJOR HABLEMOS DE PITOS

Cuando se habla de operar el cuerpo de una mujer como si se tratara de decoración de interiores, siento horror. Horror de que una mujer se quiera tan poco como para ponerse en la vitrina y que los demás juzguen si ella está bien así, de nacimiento, o si conviene repararla o cambiarla, como si fuera una muñeca de trapo en vez de un ser humano. Y horror de que si los hombres son tan insensibles como para considerar con naturalidad que una mujer se rellene el cuerpo de goma para agradarlos –y se crean libres de opinar al respecto-, las mujeres no sepan defenderse repudiando un tema de conversación que las convierte en objetos armables y desarmables como un rompecabezas.

Si existiera una intervención quirúrgica que aumentara artificialmente el tamaño del pene en los hombres… ¿se hablaría públicamente entre semi conocidos de distinto sexo si a Fulano le conviene operarse para agrandarse el pito con tal o cual médico, cómo va a quedar después y si las mujeres distinguen un operado del que no lo está? Seguro que no. La técnica sería top-secret y nadie osaría hablar de la operación por temor de que alguno de los presentes de pito chico (que abundan) se sienta herido en su amor propio.

¿No sería más justo que de una vez por todas cortemos con los preconceptos históricos y comencemos a charlar todos de los tamaños de los pitos conocidos, tal como ahora se habla de las tetas? ¡Sí, que se haga justicia! De pronto escucharíamos en un bar, en un club, o en el colectivo diálogos como éste:

“Ya que te vas a operar, ¡ponete uno de 20 centímetros!”, “No… me quedaría desproporcionado con las bolas”, “¿Y qué te importa? ¡Las tipas te seguirían por la calle!”, “Dicen que si te lo ponés muy grande, cuando se te para no sabés donde meterlo”, “Pero venden slips especiales para sostener la erección”, “Bueno ahora hay unos slips que vienen con relleno imitación bulto para los que no se animan a operarse”, “Hay que ser boludo para no hacerlo… se están operando todos. Al que no lo haga ¿quién le va a dar bola?”, “Te da una seguridad bárbara en vos mismo”, “Tengo un amigo que se operó después de tener tres hijos, y ahora piensa qué tarado que fue por no haberlo decidido antes”, “Yo me pondría un pito de 25 centímetros. Son las más caras pero valen la pena”, “¿Y las bolas no te quedan muy chicas en comparación?”, “¡Pero claro que también me haría las bolas! ¡Hay unos implantes alucinantes!”, “Las de fibra de vidrio son las más livianas”, “Pero las de poliestireno son más cómodas”, “Tengo un amigo que por tres mil dólares te trae de Francias las inflables, que hacen juego con la PijaPlast, la que varía de tamaño según como la quieras”, “Yo, si es por mi esposa, me tengo que poner la Pijadur… ¡Quiere fifar todo el día!”, “A vos te vendría bien esa, Pablo!... Tu mujer le contó a la mía que no se te para.” “Yo, como mujer, prefiero toda la vida las inflables” “¿Las francesas?”, “¡Sí! Son divinas, casi naturales, se te agrandan en la mano al tacto, y adentro se sienten fabuloso… Vienen lubricadas y todo”, “Pero yo me doy cuenta, en la penetración, si un hombre está operado o no”, “Con las francesas te juro que no te podés dar cuenta Susana. Y si el tipo se operó también las bolas, lo único que pensás es que estás con un potro infernal, un Dios…”, “¡Mmmmm… Papito!”, “¡Guau!”, “¡Loco, yo me opero! ¡Mirá cómo se ponen estas minas con sólo hablar de eso!”, “Y… Yo diría que sí te operes, Alberto. La tenés tan chiquita que ni se ve”, “Sí, lo voy a hacer antes de que mi mujer me empiece a meter los cuernos con un operado”, “Como amigo tuyo te lo tengo que advertir: tu mujer ya me preguntó cuándo me opero y cuándo me dan el alta. Tiene ganas de estrenarla conmigo, ja, ja”, “Yo vendo el coche y me agrando el pito cuanto antes”, “No vendas el coche, en Florencio Varela te la agrandan por ochocientos”, “No me arriesgo, prefiero que el agrande sea caro pero bien hecho… A ver si me lo dejan mirando para el costado, arrugado o doblado”, “Tengo un amigo que diciendo que se operaba de priapismo, la enfermedad del pito parado, logró que el agrande de pito se lo pagara la obra social”, “El viejo truco”, “¡Uh, eso ya lo hace todo el mundo…!”.

¿Qué sentiría un hombre si un diálogo así fuera real, cotidiano y repetido hasta el hartazgo, en todas partes a donde fuera?

Para que sepan, así nos sentimos las mujeres que no nos pensamos operar. Y nos sentimos el doble de mal frente a nuestras hermanas mujeres que aceptan, operándose, las reglas del sometimiento. Usando palabras de Silvio Rodríguez digo que “aquel que presta para peón del veneno, es doble tonto y no quiero ser bailarín de su fiesta”.

Propongo que paremos de hablar de tetas para hablar de pitos.

Quizás sea el primer paso hacia un cambio de mentalidad que lleve a igualar los derechos del ser humano, sin distinción de sexos u órganos erógenos a agrandar.



por Ana Von Rebeur Paschwitz

 

Comentarios

@ESTTERCITTA

24/08/2007

Desopilante !!!  
@MARCELYAN

25/08/2007

PAT: En realidad el tema es para que "ENTRE en los cauces normales" no para que se salga de ellos!!!  
@LATINA

25/08/2007

Me parece un buen texto!!! Al fin un texto que seguramente expresa el sentimiento de muchas mujeres.  
@GABRIELMAX

25/08/2007

Igual si es muy grande hay que hacer de todo para que funcione.!!! Sabes que tambien es mas posible la andropausia a mayor tamaño mas dificultades para mantener el soldado en guardia. Que se doble pero que no se quiebre, la de cicatreces que hay por ahi !!! aparte con los jugetes que hay ya dentro de poco solo nos pediran las pilas jajajajaja