Pasaje

Quisieron escudriñar
lo que quedó pendiente
y se armó la situación.
Puestas dos personas
fuera de un espacio dado
se conectaron por subliminares sintonías.
Una tomó la iniciativa
y cruzó la línea que recorría aquel círculo;
del otro lado hubo respuesta y avanzó un lugar.
Había que desentenderse de la duda,
uno y otro dieron un paso más.
Una sonrisa simple se dió la mano
con una mirada potente
y dieron un paso más.
Un ángel desató los dos pasados
dejándolos desnudos al presente
y avanzaron un paso más.
Se mezclaron provocaciones,
y la voz los acercó un paso más.
Las palabras brotaron para salvar
los minúsculos tesoros que llevaban dentro
y en ese bautismo seductor avanzaron
un paso más.
Uno ofreció su ternura y el otro abrió
sus sentidos desabotonando el torrencial apetito
y dieron un paso más.
Eterna canción de gemidos
hicieron de los cuerpos un himno
y avanzaron un paso más.
La copa se levantó y el vino enardecido y erótico
se derramó sobre ella y
avanzaron un lugar más.
Finalmente ya sensuales, ya desnudos, ya triunfantes,
se arrojaron en el sol
para ejecutar esa danza sagrada
que lleva un rito,
que lleva espuma,
que purifica y que intrépida se hace pública
para deshacer los espacios y borrar la dimensión del tiempo,
rompiendo el círculo, cortando el rectángulo universal,
deshaciendo líneas y vectores, hasta que solo quedó
un punto,
un latido,
un eco
del que nacieron ondas, que armaron círculos
que iniciaron un nuevo pasaje.

 

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