El temor a que descubran mis fantasías

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@SALU

24/10/2007#N18241

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El temor a que descubran mis fantasías
por Sandra Lustgarten / Octubre 23 de 2007




Estos son ejemplos de los testimonios que escucho cotidianamente en el consultorio:

* "Tengo fantasías de tríos amorosos, que me excitan con facilidad. Una vez quise compartirlas con mi pareja y no lo aceptó. Ahora fantaseo sin que ella lo sepa, siempre me preocupa que se dé cuenta".

* "Me masturbo asiduamente, disfruto mucho de hacerlo, me gusta jugar con la imaginación, mi pareja se siente excluido, me prohíbe que lo haga, ha logrado que lo sienta como una infidelidad o una traición. He dejado de hacerlo creyendo que así me prestaría mayor atención, pero todo está igual. Si lo hago y no le digo, ¿se puede dar cuenta?”

* "Suelo tener fantasías con las amigas de mi hermana, pero ella me pescó una vez las fotos que les he sacado y que puse debajo de la almohada. Ahora me siento igual que un ladrón: me escondo en el baño. Aunque me resulta incómodo, no quiero dejar de fantasear, pero estoy aterrado".

* "Me encanta tener sexo con mi novio, pero no puedo evitar tener fantasías sexuales con mis ex, y temo que se dé cuenta".

* "Mis mejores fantasías son compartir a mi pareja con otras mujeres y yo ser espectadora. ¿Significa que no lo quiero? Si sucediese en la realidad me afectaría".

Las fantasías pertenecen al mundo interno de la persona. Cierto es que durante el juego sexual las fantasías compartidas enriquecen y estimulan la relación, siempre que ambos coincidan en las apetencias y se involucren sanamente en el juego, como cuando se utilizan fantasías para alcanzar objetivos que no han podido lograrse en la intimidad, como el hecho de llegar al clímax. Pero cuando se experimentan con una sensación de culpa extrema por la idea errónea de estar haciendo algo pecaminoso o transgresivo, en lugar de ser un agente facilitador de la satisfacción sexual es un contaminante y la mayoría de las veces se contrapone al resultado que se quiere lograr.

Hay personas que sienten que fantasear es algo malo y está asociado a deseos concretos que no pueden ser expresados. Entonces se vive como peligroso para la relación, como si la posibilidad de fantasear confirmase los hechos en la realidad. En ese momento suena como una señal de alarma o de peligro inmanente: " Ojo, esto puede pasar". La amenaza vivenciada hace que se resienta la relación.

En realidad, las fantasías no siempre pueden ser compartidas si la pareja no tiene confianza: este es un factor fundamental para incursionar este tipo de juegos sexuales. Lo mismo sucede con respecto a poder dialogar acerca de las necesidades de cada uno en el ámbito sexual, o con el tema de los disfraces para ejecutar otros roles en la pareja. Siempre la base de la confianza en el otro relaja a la hora de utilizar la fantasía.

La fantasía sólo es eso, una fantasía, hasta que pueda concretarse. La connotación que se le da a la misma depende de la apertura sexual que tenga cada uno, la motivación para el juego, tener bien en claro las normas y reglas que promete la fantasía, y saber cuáles son las probabilidades de que deje de ser una fantasía para convertirse en una amenaza real.

El temor a ser descubierto proviene del temor infantil a ser descubierto por los padres durante la masturbación, que a su vez promueve una intensa sensación de culpa por lo que se está haciendo.

Es sumamente positiva la fantasía para mejorar la relación sexual en la pareja. La fantasía suele ser un intenso afrodisíaco. Claro está que aquellas personas que desconocen los límites temen que los campos no estén bien delimitados. Pero esos son miedos internos motivados por la inseguridad que no hacen más que poner barreras en cuanto a mejorar la calidad del acto sexual en sí mismo.

Animarse a recorrer con la mente todas las posibilidades en cuanto a la modalidad sexual es un aditivo para la relación. En este ámbito quedarían excluidos los temores respecto a lo que le sucede al compañero sexual con los deseos que pudieran despertar dichas fantasías.

Cuando las cosas están claras, recomiendo a mis pacientes permitirse jugar con la fantasía para lograr intensificar el orgasmo. Vale la pena probar, liberándose de viejos prejuicios al respecto.

 

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