Manual absurdo para escritores de cartas de amor.

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@SALU

28/11/2007#N18921

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Manual absurdo para escritores de cartas de amor.

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¿Qué será de los poetas melosos glorificadores del amor más puro?
¿Qué quedará de aquellos manojos de sueños que recitaban trovadores ante públicos inocentes?
¿Quién querrá morir por amor en estos tiempos en los que se muere por petróleo?
A no desesperar, las palabras escritas seguirán siendo mensajeras del amor por los siglos de los siglos.
Pero, aquel amor que nuestro abuelo recitaba a nuestra abuela, que mantenía su virginidad para él mientras él no correspondía, ha quedado en el olvido. Desde que el sexo y el amor son uno solo, hombres y mujeres han debido hurgar nuevas alternativas a la hora de describir sus sentimientos. No ha sido tarea fácil y el camino es aun empedrado, mas es posible resaltar sentimientos en el otro valiéndose nada más que de recuerdos.
¿Cómo emocionar a nuestro ser amado con palabras escritas?
No es fácil, pero posible.

Una de las técnicas más utilizadas en la actualidad es la “esquela amorosa”, enviada por email o mensaje de texto al celular del ser amado. He aquí una prueba para la capacidad de síntesis del emisor. En los pequeños mensajes, es imprescindible hacer hincapié en dos elementos ineludibles. Un encuentro anterior o un futuro encuentro.
“Fuiste un león/leona”, “no veo la hora de verte”, “te espero perfumado/a”, “¿no habrá sido demasiado?”, “el último fue el mejor”, “¡preparate!”, etc. etc.
Estos pequeños mensajes cumplen una función libidinosa y generan un candor en vistas al futuro encuentro.
No solo es sexo en la vida, también la comida es importante, y la metáfora es muy utilizada al momento de ponderar al ser amado: “pancita de durazno”, “ojitos de almendra”, “mi jamón del medio”, “te parto como un queso”, “budincito esponjoso”, “que sabrosa/o que estabas anoche”, etc. etc.
Puede usarse la poesía, por ejemplo: Y de los efluvios derramados/ producto de caricias y de besos/ mis bigotes quedaron impregnados/ y me relamo esperando tu regreso.

No quiero defenestrar al amor puro, pero me parece que es mucho más efectivo y agradable que nuestras epístolas generen “sensaciones lúbricas”. Instituyo que una carta que dice “te amo, soy tuya/o para toda la vida” en mucho menos tentadora que “mi cuerpo te extraña, quiere ser tuyo” Porque el cuerpo termina mandando y al asegurarnos que el cuerpo de nuestro/a amada/o desea ser nuestro, tenemos el camino libre para disfrutar el resto de las cosas.

Si bien es poco utilizada la hoja de papel, nada impide escribir a mano ni comprar estampillas, sin embargo, pueden escribirse emails de amor extensos sin quitarle romanticismo al acto creador. En este caso recomiendo adjuntar un documento de texto a nuestro escrito con un título prometedor: estaremossolos.doc, mequemomientraspienso.doc, soslomaslindo.doc, sientomuchascosas.doc, eldiafuelargo.doc, meestoyquemando.doc, cuentolosminutos.doc, etc. etc.
Un elemento importante es determinar el estilo preferido de nuestro/a destinatario. Valernos de la música que escucha es un buen método, nuestro estilo puede variar si nuestra/o enamorada/o escucha Cheyene, Arjona, Sabina, Queen, Peter Gabriel, Eminem, sex pistols, 50Cents o Maná. Lo que no puede variar es la esencia del mensaje, queremos que se sienta sumamente deseada/o. Después podemos agregar las falacias “comprendido/a”, “tenida/o en cuenta”, “respetada/o”, “amada/o” pero si olvidamos “el deseo” estaremos ante una correspondencia vacía y prescindible. Es importante destacar elementos del ser amado como lunares, color de ojos, forma de caminar, tono de voz, forma de acariciar, cola, sonrisa, etc. como generadores del deseo, como encendedores de nuestra pasión.
Nunca olvidemos que una carta de amor es un mensaje comunicativo extra a nuestra comunicación normal y que como tal no debe cubrir baches cotidianos sino ser un regalo y nada más que eso. Por ende, si abusamos de ellas, caeremos en la melosidad desagradable y las convertiremos en algo carente de importancia. Ellas deben ser chispa, deben encender y hacer un poco más feliz a nuestra pareja. No valen las mentiras ni las promesas eternas, la inocencia quedó en el tiempo y con ella la necesidad de afirmaciones innecesarias.
El ejemplo lo dejo para otro momento, pero es bueno ir practicando.
Cruz J. Saubidet®

 

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