QUIERO SER PERRO....!!!!!!!!!!!!!!

Tenes razón Quique, es cierto, mis perros me padecieron el año pasado, no los podía atender como ellos lo merecían, sin embargo, me adoran, y me bancan, me miman, y me ayudaron en años duros a superar las depresiones, ellos son leales, y jamás traicionan.  

Esto que relato a continuación es una historia real y de la cual fui testigo. En el año '88 intenté armar un pequeño autoservicio en mi barrio, con un socio carnicero. A los pocos días de abrir el emprendimiento una tarde de invierno aparece un perro mestizo, tamaño entre mediano y grande, sentado en la puerta del local. Su aspecto era bien cuidado y su conducta la de un animal criado en un hogar, nada agresiva. Decidimos darle un hueso de tamaño considerable para que se entretuviese y comiese algo a la vez. Grande fue nuestra sorpresa cuando al rato aparece nuevamente el pichicho de la historia haciendo claros gestos de desear otro hueso. Se lo dimos. Esto se repitió durante dos o tres semanas. Nuestra intriga fue creciendo ya que el hueso que le dábamos sería la felicidad de otros perros y Pichi -averigüé que se llamaba así- sistemáticamente regresaba por otro. Un día decidí seguirlo. Pichi tomaba su hueso y trotaba unas siete u ocho cuadras para meterse en una casa que parecía estar abandonada. A los dos o tres minutos salía nuevamente para buscar el otro hueso para luego regresar con el segundo hueso y quedarse en dicha casa. Averigüé entre los clientes del barrio y ahi conocí la historia de Pichi. Nunca dejó de emocionarme cada vez que la recuerdo porque refleja el amor incondicional de los animales. Pichi tenía un amo anciano el cual enfermó gravemente debiendo ser internado. La enfermedad y la debilidad de sus años terminaron con la vida de este hombre. Pichi iba todas las tardes a la parada del 328 a esperarlo, como lo venía haciendo desde hacía largo tiempo. Al caer el sol, luego de la inútil espera, regresaba a la casa que compartía con otro perro muy viejito. Ahí supe la verdad y la nobleza de este perro. Buscaba un hueso para su compañero, imposibilitado de hacerlo por sus propios medios. Luego buscaba otro para él. Los vecinos más memoriosos dicen que la casa fue vendida, demolida y allí se levantó una construcción moderna. Ambos perros se quedaron en el sitio. Los nuevos dueños, al enterarse de la historia, adoptaron a ambos perros. Con nueva casa y nuevos amos, Pichi continuó yendo a la parada del 328 todas las tardes, hasta caer el sol, hasta que fue la hora de buscar a su amo en algún lugar del cielo. Agustín:)  

Gracias Agustín.realmente es verídica la frase de arriba que dice-"Los perros no son todo en nuestras vidas, pero ellos la hacen más completa"-Rogers Caras además que gran ejemplo que son....como deberíamos aprender de sus actitudes!!!!!  

Quique hermoso y real lo que escribiste sobre los perros.- Agustín, soy super sensible y me hiciste llorar con la enternecedora historia que contaste.- Yo amo en forma incondicional a los animales.- Alguien alguna vez dijo "... cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro ...", creo que todos los humanos debemos aprender un poquito de los pichichus.- El médico veterinario Dr. Romero dice "Pórtese bien, sea animal".- Un beso, Silvia.  

A mí, todas las mujeres me trataron como a un perro... Querían que les fuese fiel!!!!!!