Histeria o Conversion

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@GABRIELMAX
Las dos cosas que todos los pacientes tienen en común son, primero, que no fingen la enfermedad y, segundo, que los médicos no logran encontrar nada clínico que ande mal en ellos. Los estudios científicos muestran pequeñas y diferencias metodológicas, de manera que la comparación de resultados se vuelve problemática entre distintos grupos científicos. Esto hace difícil, en general, que se obtenga alguna conclusión de ellos.
De Hipócrates a Freud
La histeria antecede a Freud. La palabra misma deriva de hystera , ´útero en griego. Los médicos de la antigüedad atribuían una serie de enfermedades femeninas a un útero hambriento o mal ubicado. Hipócrates creó la teoría del útero. El casamiento se contaba entre sus tratamientos recomendados.
Luego llegaron los santos y los poseídos por el demonio. En el siglo XVII, la histeria se consideraba la segunda causa de enfermedad, entre las más comunes, luego de la fiebre. En el XIX, los neurólogos franceses Jean-Martin Charcot y Pierre Janet sentaron las bases para los enfoques actuales de esta enfermedad. Luego, un estudiante de Charcot, un joven neurólogo llamado Sigmund Freud, cambió radicalmente el escenario y popularizó la histeria.
La innovación de Freud fue explicar por qué la histeria se desvanecía y volvía a aparecer. Acuñó el término "conversión" para describir el mecanismo a través del cual conflictos irresueltos, inconscientes, pueden transformarse en síntomas físicos simbólicos. Su hallazgo fundamental -el hecho de que el cuerpo pudiera representar los dramas de la mente- todavía espera ser reemplazado.
Hoy en día, los neurólogos no reconocen una división entre la parte física del cerebro y la mente. Las técnicas modernas hacen que los investigadores puedan ver interrupciones en el funcionamiento del cerebro que les permiten bocetar un mapa físico de lo que podría estar sucediendo en la mente de los histéricos.
Los resultados han comenzado a sugerir maneras en que las estructuras emocionales del cerebro pueden modular el funcionamiento de los circuitos neuronales motores y sensoriales.
En la última década, una parte de los estudios de imágenes del cerebro se hicieron en pacientes que sufrían de parálisis histérica. Estos tienen nervios y músculos saludables, su problema no es estructural, sino de funcionamiento: algo aparentemente anda mal en las esferas de la mente humana que gobiernan la concepción de movimiento y la voluntad de moverse.
En un artículo publicado en 1997, el doctor Halligan analizó el funcionamiento del cerebro de una mujer cuyo costado izquierdo estaba paralizado. "La paciente quería mover la pierna -cuenta Halligan-. Pero el acto de querer gatillaba un área orbitofrontal primitiva y activaba el cíngulo anterior para contradecir la instrucción de mover la pierna. Ella quería hacerlo, pero la pierna no se movía."
Estudios subsecuentes reforzaron la idea de que las partes del cerebro que tienen que ver con la emoción pueden ser activadas de manera inapropiada en los pacientes con trastornos de conversión y pueden inhibir el funcionamiento normal del circuito cerebral responsable del movimiento, las sensaciones y la vista.
La encarnación de la angustia es común a lo largo de las culturas, y los sufrientes tienden a encontrar manifestaciones aceptables para su dolor. Los "jinn" (espíritus malignos) en Oman se consideran causa de convulsiones. Entre las mujeres caribeñas, "ataque de nervios" (dolores de cabeza, temblores, palpitaciones, dolores de estómago) constituye una queja común.
Un estudio hecho a partir de un grupo de veteranos ingleses encontró que a lo largo del siglo XX, los trastornos post traumáticos no desaparecieron, sino más bien, cambiaron de forma: las tripas reemplazaron al corazón en su papel de lugar de debilidad más común.
Tanto su duración como omnipresencia sugieren que la histeria puede ser una respuesta intelectual a una amenaza. Una clausura total, en la forma de la parálisis, por ejemplo, no es una respuesta completamente desdichada o inusual respecto de una situación insostenible.
Pero el consenso más amplio en la comunidad científica no se refiere a lo que se sabe de la histeria, sino al contrario, a todo lo que sigue siendo desconocido acerca de ella. "Estamos sólo en el comienzo", asegura el doctor Halligan.
Articulo aparecido en el diario La nacion
De Hipócrates a Freud
La histeria antecede a Freud. La palabra misma deriva de hystera , ´útero en griego. Los médicos de la antigüedad atribuían una serie de enfermedades femeninas a un útero hambriento o mal ubicado. Hipócrates creó la teoría del útero. El casamiento se contaba entre sus tratamientos recomendados.
Luego llegaron los santos y los poseídos por el demonio. En el siglo XVII, la histeria se consideraba la segunda causa de enfermedad, entre las más comunes, luego de la fiebre. En el XIX, los neurólogos franceses Jean-Martin Charcot y Pierre Janet sentaron las bases para los enfoques actuales de esta enfermedad. Luego, un estudiante de Charcot, un joven neurólogo llamado Sigmund Freud, cambió radicalmente el escenario y popularizó la histeria.
La innovación de Freud fue explicar por qué la histeria se desvanecía y volvía a aparecer. Acuñó el término "conversión" para describir el mecanismo a través del cual conflictos irresueltos, inconscientes, pueden transformarse en síntomas físicos simbólicos. Su hallazgo fundamental -el hecho de que el cuerpo pudiera representar los dramas de la mente- todavía espera ser reemplazado.
Hoy en día, los neurólogos no reconocen una división entre la parte física del cerebro y la mente. Las técnicas modernas hacen que los investigadores puedan ver interrupciones en el funcionamiento del cerebro que les permiten bocetar un mapa físico de lo que podría estar sucediendo en la mente de los histéricos.
Los resultados han comenzado a sugerir maneras en que las estructuras emocionales del cerebro pueden modular el funcionamiento de los circuitos neuronales motores y sensoriales.
En la última década, una parte de los estudios de imágenes del cerebro se hicieron en pacientes que sufrían de parálisis histérica. Estos tienen nervios y músculos saludables, su problema no es estructural, sino de funcionamiento: algo aparentemente anda mal en las esferas de la mente humana que gobiernan la concepción de movimiento y la voluntad de moverse.
En un artículo publicado en 1997, el doctor Halligan analizó el funcionamiento del cerebro de una mujer cuyo costado izquierdo estaba paralizado. "La paciente quería mover la pierna -cuenta Halligan-. Pero el acto de querer gatillaba un área orbitofrontal primitiva y activaba el cíngulo anterior para contradecir la instrucción de mover la pierna. Ella quería hacerlo, pero la pierna no se movía."
Estudios subsecuentes reforzaron la idea de que las partes del cerebro que tienen que ver con la emoción pueden ser activadas de manera inapropiada en los pacientes con trastornos de conversión y pueden inhibir el funcionamiento normal del circuito cerebral responsable del movimiento, las sensaciones y la vista.
La encarnación de la angustia es común a lo largo de las culturas, y los sufrientes tienden a encontrar manifestaciones aceptables para su dolor. Los "jinn" (espíritus malignos) en Oman se consideran causa de convulsiones. Entre las mujeres caribeñas, "ataque de nervios" (dolores de cabeza, temblores, palpitaciones, dolores de estómago) constituye una queja común.
Un estudio hecho a partir de un grupo de veteranos ingleses encontró que a lo largo del siglo XX, los trastornos post traumáticos no desaparecieron, sino más bien, cambiaron de forma: las tripas reemplazaron al corazón en su papel de lugar de debilidad más común.
Tanto su duración como omnipresencia sugieren que la histeria puede ser una respuesta intelectual a una amenaza. Una clausura total, en la forma de la parálisis, por ejemplo, no es una respuesta completamente desdichada o inusual respecto de una situación insostenible.
Pero el consenso más amplio en la comunidad científica no se refiere a lo que se sabe de la histeria, sino al contrario, a todo lo que sigue siendo desconocido acerca de ella. "Estamos sólo en el comienzo", asegura el doctor Halligan.
Articulo aparecido en el diario La nacion
Comentarios

@GABRIELMAX
19/03/2008
Gracias a nuestra erudita es solo un articulo que lei en La Nacion. Y me parecio piola el periodista cito que conversion es el nuevo modo de llamar esa dolencia, yo soy lego en la materia, gracias por aclararlo un beso
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