“Los que Fracasan al Triunfar”
Publicado por
@DULCINEA2303
Fragmento del análisis sobre las ideas de Sigmund Freud.
“Los que fracasan al triunfar” son personas que una vez que han logrado un éxito determinado (como por ejemplo una conquista amorosa largamente esperada, o una promoción profesional de mayor responsabilidad) lejos de disfrutar del éxito, experimentan cierta sensación de fracaso psicológico, profesional, emocional y aún personal. Este dramático rasgo de carácter (patológico) descrito por S. Freud en 1916, está basado en una dinámica inconsciente que tiene que ver con la posición de ese futuro “saboteador” en la situación edípica. Freud explica el fenómeno, como la consecuencia de una equiparación inconsciente entre el éxito en la adultez y una supuesta victoria sobre el progenitor del sexo opuesto, en la niñez. El éxito real en la vida adulta, deberá ser luego sancionado como si se tratara de un crimen edípico, con su consecuente sentimiento de culpa. Esto tiene su fundamento en la sexualidad infantil y el Complejo de Edipo.
Este fenómeno tiene relación con el sentimiento de que “algo es demasiado bueno para ser cierto”. La esencia del éxito consiste en “haber llegado” más lejos que el propio padre, siendo esto algo prohibido. De allí el intenso sentimiento de culpa y la necesidad de “pagar” por ello. Lo paradójico reside en que, mientras la gente busca tener logros por sus consiguientes sentimientos de satisfacción y placer, lejos de producir alegría, algunas personas, una vez obtenida la realización de sus deseos, comienzan a sentir ansiedad, se desorganizan, se sienten invadidos y no se tranquilizan hasta haber hecho añicos tales logros.
¿Qué temen?
Se supone que los niños que están destinados a ser “futuros saboteadores” de su propio éxito, han sido niños con un gran talento natural. Estos dones facilitarían sus potenciales logros. El primer éxito experimentado por el niño es la situación de haber logrado muy tempranamente, ser los preferidos de su madre. Si la madre los prefirió o no en realidad más que al padre, no se puede saber. Pero lo que está claro es que el vínculo con la madre en la niñez y que aún perdura inconscientemente es “intenso” y “exclusivo”. El vínculo (cuando adultos) es experimentado como pegajoso, por lo que en la adolescencia el joven hará desesperados esfuerzos para separarse como un pseudoadulto en un intento de romper el lazo con la madre. Al acceder al éxito, la excitación narcisística, la imagen de sí mismo como un triunfador edípico es excesivo para la barrera de la represión contra los deseos incestuosos. Ser exitoso de una manera tan apasionante es demasiado arriesgado. Cuando se sabotean, simbólicamente se castran a sí mismos, sintiéndose por fin autónomos. El éxito en el amor, en la profesión, etc. representaría seguir siendo una parte de la madre, y el fracaso es percibido como únicamente propio.
Las señales del auto-boicot:
1. La ansiedad que acompaña al logro personal.
2. La consecuente desorganización.
3. La ausencia de la esperable alegría o placer ante el éxito.
4. El descontento consigo mismos a pesar del triunfo.
5. Ciertas ideas paranoides de sentirse invadido por los demás.
6. La depresión. Ataques de pánico.
7. Algunos síntomas somáticos.
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04/09/2008