Donde hay caridad y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia.
Donde hay paciencia y humildad, allí no hay ira ni perturbación.
Donde hay pobreza con alegría, allí no hay codicia ni avaricia.
Donde hay quietud y meditación, allí no hay preocupación ni vagancia.
Donde está el temor de Dios para custodiar su atrio, allí el enemigo no puede tener un lugar para entrar.
Donde hay misericordia y discreción, allí no hay superfluidad ni endurecimiento.
San Francisco de Asis.