Varones ambiciosos, mujeres generosas

Publicado por
@SALU
Varones ambiciosos, mujeres generosas
¿Qué pasa con la nueva generación masculina de los 40? ¿Qué pasa con la caballerosidad? Abandonaron los rasgos propiamente masculinos, las gentilezas y la hombría propiamente dicha.
La codicia para entablar relaciones ha superado todos los estándares posibles: las mujeres se quejan en el consultorio de sentirse usufructuadas y reconocen establecer vínculos en donde el varón pretende sacar su mejor tajada.
“¿Dónde me invitas esta noche?¿Qué me vas a regalar?”, lloran detrás de la falda reclamando ayuda para comprarse un auto o piden garantías para una propiedad. Cambian de rol dando participación activa en lo que respecta al bolsillo a la mujer independiente.
Ellas dicen que ya no las incomoda esta situación con tal de tener un compañero a su lado y pagan por no sentirse solas: el rol masculino se desvirtúa, la mujer pierde el respeto por el varón y se colocan en igualdad de condiciones. Entonces la batuta la lleva la mujer, que viene a ser el sostén económico.
Esto se desplaza al dormitorio donde el poder lo tiene quién de alguna manera resulta ejercer la manutención y se denuncian serios conflictos sexuales que se evidencian en la relación. Él sufre de impotencia, ella se vuelve anorgásmica o pierde el deseo: necesita volver a verlo viril, él necesita volver a posicionarse en el lugar de hombre.
¿Cuánto cuesta sentirme amada?¿Cuánto cuesta tener una compañía para ir al cine o a cenar? Ya no importan los valores morales ni la tradición, el varón ahora exige su cuota mensual o divide gastos. De esta manera puede sobrevivir mejor a la crisis económica.
Digamos que se le atribuye una connotación especial a quién sin duda respalda los gastos: tener una mujer que colabora a la par del hombre es tentador para ellos, que deben responder a diversas demandas después de sufrir una separación.
Algunas pacientes con toda naturalidad cuentan que son abastecedoras de ese varón en lo referente a la económico, y que al llegar a cierta etapa de la vida los requisitos para elegir pareja son otros: prefieren pagar sí pueden tener al hombre que las cuide y que entienden que no consumar el matrimonio. Además, les da derechos diferentes, que no pueden exigir manutención, que deben colaborar a la par, que sobreexigirlos es distanciarlos o atemorizarlos frente al compromiso.
¿Varones ambiciosos o mujeres generosas es la pregunta? Porque sin lugar a dudas también existen mujeres ambiciosas, las que han sido afectadas por la flecha de Cupido y no han tenido éxito.
¿Pueden resultar este tipo de parejas o en algún momento se desata el reclamo?
Los hombres van perdiendo autoridad y dejan de ser respetados como tales, se los tilda de vividores o aprovechadores. Las mujeres dominan y exigen más rendimiento, buscan quién les satisfaga todos los deseos, olvidan el respeto sintiéndose autorizadas a hacer lo que les place, por no depender de nadie.
Otra consecuencia es que en un determinado momento se supera el límite: la mujer se ve obligada a entregar más de lo pensado, instaura medidas para cuidar su economía, ellos avanzan respecto a las demandas, las ven incapacitadas para sostener lo que han conseguido, se acumulan resentimientos y dejan en manos de sus parejas todo su capital.
En otras épocas el hombre era el único sostén de la familia y la mujer estaba en los quehaceres de la casa y educando a sus hijos. Se perdieron los buenos modales y el riesgo actual es la emisión de un mensaje diferente a los adolescentes, desvirtuando roles y convocando a la mujer a ocupar un lugar que la desmerece.
Algunas parejas funcionan así toda la vida: la mujer maneja la economía familiar, el varón se resigna a otro lugar y aprovecha los beneficios, hasta empieza a sentirse cómodo. La igualdad entre sexos llevó a las mujeres a invertir en la relación con igual responsabilidad que el varón.
Muchas mujeres se sienten poderosas y relatan lo insignificante que les resulta tener que mantener a su varón o respaldarlo monetariamente a cambio de protección y compañía, permiten que manejen sus ingresos y egresos, lo que lleva a delitos sin reparación posible. Ellas han perdido casi todo y él las abandona por otra, entonces se arrepienten de haber sido generosas y confiadas y llegan al consultorio con un estado de confusión y un sentimiento de indignación. "Han fracturado mi confianza" expresan.
Ellos empiezan a descubrir los beneficios de este nuevo rol que adquirieron casi por seducción. Al principio fueron cediendo aunque se sentían molestos, luego descubrieron que esta modalidad los liberaba de la exigencia. Así, las mujeres han resignado regalos, comodidades, y por sobre todo un rol que las caracterizaba.
Ya es tarde para volver a implementar modales que se asocian a otros modelos de viejas generaciones. Las mujeres han cedido en este aspecto para conseguir otros beneficios, para gozar sexualmente, igual que el hombre.
Actualmente vemos que algunos varones han adoptado una actitud menos frívola y más codependiente y afectiva, esbozan claramente sus sentimientos sin importar haber resignado el lugar de sostenedor para acomodarse a un nuevo estatus. Pretenden mayores atenciones afectivas, y se sienten condicionados por lo emocional: lloran libremente fracasos amorosos sin sentirse por ello afeminados y pretenden ser reconocidos a través de lo material sin sentirse por ello menos masculinos.
Esta situación influyó ampliamente en lo que se refiere al vínculo, el cambio de roles y funciones provocando conflictos diversos en las parejas. Uno de ellas es la baja de autoestima masculina por la desvalorización de parte de la mujer que funcionando como varón se atribuye derechos y menos obligaciones.
En principio, se nota estadísticamente que este modelo tampoco sirve en la estructura de la pareja, evidenciándose en la cantidad de divorcios y rupturas, pero así mismo no creo que las mujeres sean capaces de renunciar a esta altura de los logros obtenidos además de que esta conducta a muchas les ha dado resultado, pues se sienten menos solas.
sandramutch2003@yahoo.com.ar
Lic.Sandra Lustgarten
Psicológa-Sexóloga
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24/06/2009
“¿Dónde me invitas esta noche?¿Qué me vas a regalar?”, lloran detrás de la falda reclamando ayuda para comprarse un auto o piden garantías para una propiedad. Cambian de rol dando participación activa en lo que respecta al bolsillo a la mujer independiente.
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