CRIMEN DE ANGELELLI: 33 AÑOS SIN JUSTICIA (MIRADAS AL SUR)

El 4 de Agosto de 1976 trascendió la noticia. Según la Junta Militar el Obispo Angelelli había muerto en un accidente automovilístico en la ruta nacional 38. El diario clarín publicaba el hecho bajo el siguiente título” En un accidente murió Monseñor Enrique Angelelli” Sin embargo quienes o conocían entendieron que esta versión era falsa. Al Obispo lo habían asesinado

Hacía tiempo que era amenazado de muerte, es que en ese entonces estaba por denunciar públicamente a los autories de los asesinatos de los sacerdotes Gabriel Longueville y su vicario Carlos de Dios Murias de la parroquia de El Salvador de La Rioja, secuestrados en la noche del 18 de julio de ese año por un grupo armado. Sus cadáveres amordazados y maniatados habían sido hallados 3 días después en Chañar un pueblo ubicado a 150 km de la capital. Los habían fusilado. Ese lugar hoy en su homenaje es llamado “La gruta de los mártires”

Pasaron 33 años y aún la justicia no pudo esclarecer el crimen de Angelelli. La iglesia después de 3 décadas de ocultamiento pidió formar parte de la causa que hasta 1986 llevó la carátula de” accidente” Hace 2 meses se volvió a practicar la autopsia del cadáver. Las pericias determinaron que no hubo “ disparos ni golpes” de agentes externos. Tanto la Fiscalía como los abogados querellantes aseguraron que seguirán insistiendo con la “hipótesis del accidente programado hasta dar con la verdad. El obispo murió debido al choque de su cuerpo contra el asfalto que al ser expulsado le causó el traumatismo de cráneo y múltiples hemorragias cerebrales.

Nacido en Córdoba del 17 de Julio de 1923, hijo de una familia humilde de italianos, Angelelli inició su carrera pastoral en los barrios más humildes de esa provincia. Ya vinculado con la Juventud Obrera Católica vivió en un hogar sacerdotal, ubicado al lado de la Capilla Cristo Obrero de la que se había hecho cargo. Comprometido con la causa obrera en 1960 durante una ceremonia a la que asistieron miles de humildes fue consagrado como Arzobispo Auxiliar de Córdoba y Vicario general de la Arquidiócesis por Juan XXIII

En toda su carrera no hubo pobre que no lo conociera. A los sectores Oligárquicos que lo llamaban “el comunista” los irritaba verlo en su moto visitando cada barrio predicando por la justicia y la paz. Angelelli avalaba el reclamo por mejoras salariales que hacía la CGT e impulsó la creación de organizaciones sociales, partidos políticos y cooperativas de trabajo. En el 66 emprendió su camino hacia la militancia de base que daría lugar más tarde a grupos como el Peronismo Revolucionario, el de Base, el Camilo Torres y Montoneros.

Las madres de plaza de Mayo de La Rioja no dejan de recordar cuando en el 68 llegó a esa provincia como Obispo y en su homilía hizo célebre una frase” Vengo a servir no a ser servido. Servir a todos sin distinción de clases sociales” Tal como lo había hecho en Córdoba no dejó rancho sin conocer. Y fue en esa provincia que quedó sellada una oración que hoy no deja de resonar en cada misa de todo cura progresista “Para servir hay que tener un oído atento al Evangelio y otro en el Pueblo”

Fue miembro del grupo de cristianos y laicos que durante la semana Diocesana elaboraron un documento en el que denunciaban, entre varias cosas la injusticia en la distribución de las tierras y la violencia que eso significaba contra los que menos tenían.

Miembro del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo Aangelelli se convirtió en uno de los máximos referentes de la Iglesia progresista en Argentina, que se animó a denunciar el hambre, la injusticia, la opresión, la represión y el terrorismo de estado. Tanto él como los sacerdotes Miguerl Esteban Hesayne, Jaime de Nevares, Alberto Devoto, Jorge Novak y Carlos Ponce de León supieron comprometerse por n país, sabiendo unir el universo cristiano con el político.

Antes de su crimen Angelelli había anunciaso su muerte “ Los militares nos van matando a todos. El próximo me toca a mí” repetía. El Obispo viajaba desde el Chamical hacia La rioja junto al Cura Arturo Pinto que conducía una camioneta Fiaz.Volcaron, Pinto pudo sobrevivir Angelelli no lo logró. Pinto aseguró que durante el viaje hubo un auto blanco que los persiguió y los encerró. La hipótesis policial sostenía que estalló una cubierta y que eso provocó el vuelco. Esta versión fue avalada por el primer juez de la causa Rodolfo Vigo. Sin embargo en 1986 avanzó otro expediente caratulado como “homicidio fríamente premeditado” cuyos imputados eran “ el Ex Jefe del II cuerpo del ejércido Luciano Benjamín Menéndez, y Osvaldo Battaglia y Jorge Malagamba del Batallón de Ingenieros en construcciones de La Rioja. El testimonio de Pinto empezó a cobrar importancia en la investigación judicial, sin embargo más tarde una apelación desvió la investigación cuyo proceso, tras la aprobación de las leyes de obediencia Debida y Punto final, quedaría paralizado. Además de dejar afuera a varios militares imputados ****