Algo huele a podrido en el río Baradero

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@QUIQUERAF
La causa de contaminación contra Papel Prensa avanza con dificultad. Clarín se defiende con chicanas.
La planta de Papel Prensa está construida a la vera del río Baradero, uno de los brazos del delta del Paraná. El predio ocupa 150 hectáreas y el conjunto de edificios que componen la fábrica suma 40 mil metros cuadrados construidos. Produce 170 mil toneladas de papel de diario por año, usando 360 mil toneladas de madera. Hasta aquí, son indicadores exitosos. Pero hay otros. La planta arroja efluentes al río Baradero y esa agua necesita diez veces más oxígeno para volver a su estado natural que lo exigido en la reglamentación vigente. Éste es un modo de medir la contaminación: la cantidad de oxígeno que el agua precisa para recuperarse. La planta no tiene certificado de aptitud ambiental ni permiso de la Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires para arrojar químicos al río. El tema se destapó a mediados del 2007. Un grupo de inspectores de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación recorrió las instalaciones de Papel Prensa. Fue en el marco del Plan de Reconversión Industrial. En la visita, los inspectores tomaron muestras del agua que la planta devuelve al río Baradero, después de haberla usado en el proceso de producción del papel. Las papeleras necesitan enormes cantidades de agua, por eso se construyen siempre en las orillas de algún río. Las muestras de la Secretaría se analizaron y el resultado no fue nada alentador para el ecosistema del Baradero. “Se comprobó que el agua tenía un altísimo nivel de eco-toxicidad. Necesita 10 veces más oxígeno para recuperarse que lo permitido por las normas existentes y las que acepta la Autoridad del Agua bonaerense”, dijeron las fuentes judiciales que conocen la causa.
Ante los resultados de la inspección, Papel Prensa respondió. El juez Martín Alberto Martínez, a cargo del juzgado federal número 1 de San Nicolás, que tiene jurisdicción en Baradero, encontró sobre su escritorio un pedido de demanda declarativa. Era de la firma Papel Prensa y en contra del Gobierno Nacional. (jajajajaja)Se presentó en septiembre de 2007. La posición de la fábrica era que el Ejecutivo nacional no podía inspeccionar y sancionar la planta, porque no tenía jurisdicción en ese territorio ya que el río Baradero está completamente dentro de la provincia de Buenos Aires.-¿Es necesario recordar la composición accionaria de Papel Prensa?. El 60 por ciento de las acciones están en manos del sector privado, la mayor parte controladas por el Grupo Clarín y el resto en manos del diario La Nación.-Para descubrir los motivos de estos cambios en el ecosistema del río Baradero, no hay otro camino que realizar un estudio prolongado en el tiempo. La empresa se resiste y sigue trabajando, arrojando efluentes con químicos sin autorización.-Es lógico. Si se piensa en el origen de la planta, en un negocio que nació para que los grandes diarios no hablen sobre los crímenes de la última dictadura, no se puede esperar que se conmuevan por la salud del río Baradero.
Demián Verduga
Comentarios

28/09/2009
No me extraña para nada, esto es una política general, la falta de política ambiental, y de cualquier tipo de política. Tendrían que ponerse de acuerdo primero en que tipo de País pretendemos los Argentinos. A los políticos les interesa esto último?
Estamos acostumbrados a que de las grandes empresas emanen las Leyes, y si no salen de ellas de una forma u otra someternos a su arbítrio, ya sea a traves de sus abogados con chicanas dilatantistas, o amordazando a los peridistas, sumando a esto el contubernio con políticos y jueces, y por último con todo su poder económico, del que huye la transparencia legal de cada acto.
Trabajo en combinación con un grupo de Ingenieros en Medio Ambiente, lo común es conversar sobre las normas, la cantidad de incongruencias detectadas en esas conversaciones sobre las normas dictaminadas por la Secretaría de Política y Evaluación Ambiental del G.C.A.B.A. es realmente preocupante, esto solo daría para escribir un rato largo.
El problema grave es que, sea del partido que sea, si alguien va y le explica al político o funcionario de turno, en qué afecta tal medida y como se podría mejorar tal decisión tomada, es suficiente para estar en la vereda de enfrente, por mas que vean el beneficio, no dan brazo a torcer, prefieren inmolarse. Llego a creer que piensan que modificar una decisión, es indigno, es una derrota, y el que piensa diferente un enemigo.
Juan Carlos
NO! A LA CENSURA!!
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