Acompañar desde el afecto.

Acompañar es participar de una realidad cercana, que no es propia en si.

Pero que nos acerca sin distinción. Acompaña la madre a su pequeño y

 también lo invita a no sentir la soledad. Ante desafíos tan diversos y otras

son cuestiones triviales de menor importancia. Pero el sentirse acompañado

es esencial en nuestra juventud, y en la vida adulta.

La amistad cubre gran parte de ese acompañamiento, pero es la compañía de

una pareja el rol principal de ese acompañamiento. Intimo, vital. Que nos

 permite desarrollarnos y crecer en lo afectivo y en un sin fin de tópicos

 extensos de enumerar.

 La vida es más preciosa si se hace en buena compañía. Construir una relación

es saber  que todo es perfectible si hay ansias. Sumar aun mas que restar es la

clave, pero tampoco existe una panacea única.

Quizas equivoquemos el eje fundamental de nuestras relaciones, por dar más

preeminencia a las realidades menos nobles en desmedro de ser feliz. En el

tremendo medio social de estos años tan hedonistas y de consumo.

 

 

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