el "negro" Fontanarrosa + el "beto" Brandoni " es futbol

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@SERGGIO

28/05/2010#N31970

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La escultura , la pintura , la danza , la música , el teatro , eso ...eso es el FUTBOL!!!

 

 

UN CUENTO DE ROBERTO FONTANARROSA
Viejo con árbol


 

A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.

Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera gris algo raída, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por la tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga. Los muchachos primero pensaron que sería casualidad, pero al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban a la misma hora en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.

Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca, que desembarcaban en el predio con las mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.

—Ojo con la vía alertaba siempre Jorge mientras se cambiaban.

—No pasan trenes, casi tranquilizaba Norberto. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.

—¿No vino la hinchada? íya preguntaban todos al llegar nomás, buscando al viejoí. ¿No vino la barra brava?

Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo la radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores. Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.

—La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá íbromeó alguno.

—Por ahí es amigo del referí —dijo otro. Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.

Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse el Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros, mirando el partido. Cuando Eduardo entró a la cancha —casi a desgano, aprovechando para desperezarse— cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referíí, el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca, como nunca lo había estado: el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo.

El Soda pudo apreciar entonces que tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción.

—¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? —medio le gritó el Soda cuando recuperó el aliento, pero siempre recostado en el piso. El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.

—No ísonrió. Y pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatadoí. Música ídijo después, mirándolo de nuevo.

Algún tanguito? —probó el Soda.

—Un concierto. Hay un buen programa de música clásica a esta hora.

El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarles a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta pararse al lado del viejo.

—Pero le gusta el fútbol —le dijo—. Por lo que veo.

El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.

—Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte —dictaminó después—. Muy emparentado.

El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.

—Mire usted nuestro arquero —efectivamente el viejo señaló a De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra—. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales —se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba—. Bueno... Eso, eso es la escultura...

El Soda adelantó la mandíbula y osciló levemente la cabeza, aprobando dubitativo.

—Vea usted —el viejo señaló ahora hacia el arco contrario, al que estaba por llegar un córner— el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de Prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por la transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y Siena de los mulos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así... Bueno... Eso, eso es la pintura.

Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando al viejo arreció.

—Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio... Bueno... Eso, eso es la danza...

El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados, y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.

—Y escuche usted, escuche usted... —lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido—... la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí... Bueno... Eso, eso es la música...

El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla insólita con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.

—Y vea usted a ese delantero... —señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado—... ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente de dolor, reclamando histriónicamente justicia... Bueno... Eso, eso es el teatro.

El Soda se tomó la cabeza.

—¿Qué cobró? —balbuceó indignado.

—¿Cobró penal? —abrió los ojos el viejo, incrédulo. Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha—. ¿Qué cobrás? —gritó después, desaforado—. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te parió?

El Soda lo miró atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado repentinamente del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando al área, pero enseguida se volvió hacia el Soda tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.

—...¿Y eso? —se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo.

—Y eso... —vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra—...Eso es el fútbol.

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Comentarios

@CECILYA

28/05/2010



SERGIO

EXCELENTE, EXCELENTE, EL QUE ESTÁ NARRANDO ES LUIS BRANDONI?.

QUÉ INCREÍBLE LO QUE SE PUEDE LOGRAR CON ESTAS LECTURAS, YO QUE NO ENTIENDO NADA DE FUTBOL SALVO MIRAR LOS MOVIMIENTOS QUE POR MÁS QUE ME LO EXPLICARON MIL VECES NO COMPRENDO CUANDO SE PRODUCE UN OFFSIDE DISFRUTO MUCHO CON LA NARRACION DE LOS SENTIMIENTOS QUE DESPIERTA  GRACIAS -OTRA VEZ-CECILYA  
@SERGGIO

28/05/2010



Cecylia cómo andás , gracias, el fútbol no se entiende , se siente como bien decís ; debería verse el video de Brandoni y el cuento ,porque arriba del texto pegué el video de uno de  los cuentos de Fontanarrosa que pasaba canal 7 , este interpretado por el "beto" Brandoni.  Espero que puedas verlo , si no avisame .Un beso .  
@RICHY01

28/05/2010



Buenisimo Serggio, yo la había visto en el ciclo que canal 7 hacia de los cuentos de Fontanarrosa, y era uno de los que mas me gusto, muchas gracias por compartirlo.

En cuanto a su comprensión, quienes hemos estado en el fútbol, viendo o jugando, sabemos que el texto es hiper-real, con una claridad que solo el "Negro" podia darle.

Un abrazo

Richy  
@SERGGIO

29/05/2010



Richy me alegro que te haya gustado y gracias por el comentario , el negro Fontanarrosa un fenómeno , si no lo leíste te recomiendo el cuento "19 de diciembre de 1971 " y el fútbol, el fúbol se resume en las palabras del más  grande "La pelota , la pelota no se mancha" , dijo el Diego y nos emocionamos  hasta los de River.

Saludos

Sergio  
@RICHY01

29/05/2010



Muchas gracias Sergio, lo voy  a leer el de 19 de Diciembre de 1971, creo que era el partido de Central a Newels, que se jugo en cancha de River, despues lo  busco y lo leo.

Yo soy actor, y me toco actuar en otro cuento del Negro que se llama "uno nunca sabe" y me encanto, es bien de barrio, lo que pasa en los bares, los cancheros que no se atreven con las mujeres, etc.

Muchas gracias Sergio.

Richy  
@SERGGIO

29/05/2010



Richy creo que lo ví ese cuento en el bar , con el coco Silly  y Daniel Araoz  , también en tetro ví "la mesa de los galanes " . Joyitas. Un abrazo

Aimi , como va , el gordo ,un fenomeno , los cuentos del Mr Peregrino Fernandez , El panal más largo del mundo" y varios más

Era fana de San Lorenzo , una vez ... cuenta Eduardo Galeano :

" Su amor por San Lorenzo lo llevó a entrevistar -extrajo datos para uno de sus celebrados cuentos- al mítico goleador, José Sanfilippo.

En un viaje imaginario por el interior del hipermercado de origen francés,  (Carrefour)situado en el mismo lugar donde durante medio siglo vibró el "Viejo Gasómetro" de la avenida La Plata al 1500, Soriano quiso que el popular "Nene" Sanfilippo le contara el gol, inolvidable, de "taquito" a Antonio Roma, el 12 de octubre de 1962.

Sobre una góndola donde había distintas marcas de mayonesa, el ex futbolista imaginó el arco -cientos de personas mirando la escena 30 años después- Soriano con una sonrisa cómplice, preguntando: "¿ Quién le puso ése gran pase de 35 metros ?". La respuesta inmediata de Sanfilippo incluye otro recuerdo. Esa tarde jugaba con un "11 mentiroso" en su espalda, el zurdo Elvio Capdevila, fallecido trágicamente hace casi 6 años en Mar del Plata, luego de un entredicho doméstico con un ex oficial de Policía bonaerense. Siguió Sanfilippo: "El “Negrito” Capdevila, casi debutante, tenía gran pegada y le pedí la pelota “pasada” a la espalda del brasileño Orlando", disparó el recuerdo del "Nene".

Soriano tomaba nota para su posterior contratapa en "Página 12" donde volcaba, como Eduardo Galeano y Juan Sasturain, distintos relatos futboleros desde el talento literario. Aquél clásico entre San Lorenzo y Boca había terminado 2 a 2 -el otro gol azulgrana también lo hizo Sanfilippo, de penal, pero los recuerdos seguían con afecto.

De repente, Sanfilippo con 57 años en ese momento, hizo un ademán manteniendo el equilibro, para imitar el "taquito" que concluyó en gol, antes de los 30 segundos de comenzado el partido. Ese año Boca fue campeón un mes y medio más tarde, cuando el propio Roma le atajó el penal al brasileño "Delem".

Soriano y Sanfilippo terminaron firmando autógrafos en una demostración práctica de cómo el fútbol y la literatura puede ir juntos, en este caso a un supermercado, aunque sea por un rato. El amor a San Lorenzo, de ambos, había hecho el resto. Ambos sabían que ninguno hubiera podido hacer lo del otro.

El escritor había intentado jugar de "punta de lanza" en un club ("polvoriento" calificó Soriano alguna vez) de la Patagonia y el "Nene" Sanfilippo lleva entre sus cosas un anotador sólo como "ayuda memoria". Su fuerte nunca fue la literatura."

Saludos

Sergio  
@SERGGIO

29/05/2010



Perdón Aimi , el cuento del gordo es " El penal mas largo del mundo " , no el panal , nada que ver con las abejas jaja , muy temprano para mi jaja. Un beso. Sergio  
@CANONET

29/05/2010



Creo... bueno, en realidad tengo la certeza que si el Ngero hubiese escrito sobre la payana o el tatetí hubiese logrado la misma expresión: es un verdadero Maestro, sin duda alguna.

Agustín:)  
@RICHY01

29/05/2010



Adhiero lo que dice Canonet, los grandes con cualquier cosa te sorprenden!!!!

Richy  

ARG

ARG

MUJER de 51 en Tigre

Odia las matemáticas, ama los remolinos (violeta parra) Me gusta leer, la mú

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