Los píxeles de Wilde

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@BYS23

13/09/2010#N33244

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"Más que ningún otro arte, la fotografía expresa los infortunios y felicidades de toda la especie a través de lo que vive un solo individuo, en un instante que significa la eternidad" Tomás Eloy Martínez 

Quedarse en esta imagen y suspender el tiempo. Cuántas veces nos perdemos en el momento en que creemos eternizar una mirada, un paisaje, la gota de rocío en una hoja... el vuelo de un ave. Y elaboramos una fantasía, imaginamos una historia como nunca hubiéramos pensado escribir.  

Acaso si pudiera sentir lo que el otro siente, vive, huele. Cuántas creencias han girado entorno a esa materialidad fantasmagórica que algunas sociedades le atribuyeron a la fotografía. Por ejemplo, la posibilidad de reproducir lo único y abrir un universo paralelo en que el ejemplar ya no era one of a kind. Desde El Retrato Dorian Grey a la Invención de Morel, el juego mágico de la imagen robada al alma. A esa condición etérea sobre la que tantas religiones se disputaron por “salvar”. 

Como una explicación y amparo al miedo de lo perentorio. La inmortalidad de una mirada no cabe en la filmoteca de mi memoria. Porque siempre va a ser otra que la que fue en ese instante. “Una imagen vale más que mil palabras” reza una famosa frase mediática. El problema es que nunca la foto nos hablará de ella desde su realidad, siempre nos hablará desde nosotros mismos.

Será deleite narcisista de algún fotógrafo.

Será egoísmo puro de lo que sabemos no podemos eternizar fielmente en el recuerdo. Porque será ficción lo que quiera sustraer de mi pensamiento.

Mis ojos también se inventan fábulas, recorren fisonomías, se enamoran…

 

Ante la maravilla del espectáculo visual, que nos conmueve u horroriza, la fotografía es eterna pelea entre el arte y la monstruosidad de la reproducción de lo único. 

Pienso hoy, en tanta contaminación visual, las imágenes fotográficas cuentan historias que, desde la publicidad, pretenden pintarte un mundo como el de Truman Show. La contradicción de querer singularizarte entre millones, hace que quieras muchas veces cerrar lo ojos para “editarla”. Para recortarte otro punto de vista, para darle más luz, para hacerla imperfecta. Y así, quizá, preservarla del demonio voraz de otras vistas. 

Acaso, cuando más postulemos la libertad y lo genuino de un instante; tanto más nos mintamos con querer que sea…simplemente…eterno. 

Retrato de:

Un abrazo con mis sobrinos.

La sonrisa de mis viejos.

La luna, tan redonda y perfecta.

 

Relato de:

La niñez como mundo mágico

La felicidad de la familia

La luz de una historia de amor.

 

Para siempre, en la imagen imperfecta y bella de lo infinito. Hoy, Dorian Grey hubiera muerto más de lo que hubiera sido inmortalizado.

 Así, la foto es para mí, el arte de hacer luchar ángeles y demonios. 

 

 

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