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@BYS23

16/09/2010#N33295

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Se me cierran los ojos. Pero hay algo que me invita a seguir. Creo que siempre algo nos saca de nuestro lugar cuando juramos firmar la paz Cómo cambia la sonrisa tu día, una oreja dispuesta y una mirada cautiva son abrazos para el alma. Te contagia. Te eleva. Entonces leo. Devoro páginas de temas incoherentes entre sí; de fragmentos de vida, de opiniones fugaces, de arte, de fotografía, de historia, astrología barata, blogs de comida, de amores, de política…y me dan náuseas.
Quiero decir mucho. Escupiría tanta sensación, tanta humanidad perdida y encontrada en la web. Imágenes que te exorcizan del todo, y no te dejan ni alma. Me pregunto si para encontrarte debiera chocarte entre bites. Absurdo, me da fiaca, me rehúso y salgo al aire libre.

Me incomodo para resistir el sueño, ok. Organizo la lectura, me escapo a la terraza para estar en contacto con el cielo de este domingo imposible. Todavía me dura el sueño de dos noches. Aún tengo las imágenes de tantas caras…leo, lo que ya estudié. Y descubro que una palabra es diferente. Que esa vez no era esta. Y un sentido nuevo me atraviesa la panza. Alguien me dijo -“Nunca vas a saber todo, nunca vas a estar segura de todo”-. ¿Qué? ¡Pero me estás cargando?…¡Decile al jefe de cátedra esa complicidad y sabés que nunca más en la vida me recibo!

Calma. Sigo. Me pierdo. Trato de no perderme con el ruido de los aviones que sobrevuelan mi espacio aéreo, mientras cierro los ojos y estoy en las nubes…viendo mi casa, mi barrio, a mí soñándome con ojos cerrados. No. No soy El Aleph. Es peligrosa la meta proyección de pensamientos. Para mí cultura occidental, esto de la meditación puede ser nefasto. No me hace falta colgarme más de la palmera. Me digo ok, no estoy estudiando Borges. Vuelvo a la ética. Aristóteles y La Ética. Discurso…

Y canta un chingolo, a centímetros de mí. Canta y lo miro. Se calla, pía. Se acomoda las alas en una ramita, se da vuelta-claramente mi mirada también le molesta-. Pero no se va. Bien, las partes de la retórica…pía. Canta. Saco el celular y lo amenazo con una foto. “Mira que te hago zoom”. Se queda, de perfil. Foto. Es hermoso, silvestre, primaveral. Mágico e irreverente. Recuerdo los cuentos misioneros acerca de la leyenda del Pombero. Brrr. Escalofríos. Mira que un ave…lo miro. Y sigue, me escudriña…ahora imita una limpieza de plumas. “Seguro. Como que yo sigo leyendo...pff”.

Es otro mundo. Me acostumbré a vivir en la terraza, con el sol tibio de la tarde, con el ruido de aviones, con el canto de algunos vecinos alados. Hasta el gato de un vecino quiere unirse al Cirque Du Freak. Negro, claro está. Entonces, se cumplirá mi sueño de la infancia y seré un vampiro. Juguemos. Y los apuntes, mis notas yacen en el piso escupiendo deberes. “Un rato, un rato nada más para crear esta magia robada al día”. Un ilusionista sabe que al escenario que se levanta ante los ojos, no debe darle la espalda. Entonces escribo, escribo con la fiebre de una novela. Retomo personajes oxidados. Otra vez, se mueven en mi historia. Creo que será magnífica…

Y escucho voces. Unas risas. La voz suave, increíble de mi mamá. Dulzura, a su manera despojada de melosidades. Es un diálogo con mi viejo. Cotidianeidades. No hay grandes declaraciones, ni discursos. Hay amor, casero, recién horneado. Ese es su amor. Y me da escalofríos y me tiembla el pulso. Lagrimeo, como cuando he adorado las miradas entre mi cuñado y mi hermana, bailando, ellos solos con su mundo. Lejos como la primera vez, se encuentran en un abrazo interminable. En esa mirada están mis sobrinos y ellos. Se reconocen con sólo mirarse y tocarse apenas.

Los quiero eternos. Me dan magia y son quienes escriben esa historia. Son quienes salvan al mundo con su amor. Les creo. Con el mismo convencimiento de aquel hombre del tren, que comenzó vendiendo golosinas en una parada del colectivo en San Fernando, andrajoso, parodiando a Pepe Biondi. Ese, “El ahijado” cuyo don de pregonero del amor se canta en la maravillosa habilidad de tocar el acordeón con la suavidad de un beso. Su frase, -“Sólo el amor salvará al mundo”- fue grabada y registrada mil veces. En alguien hará mella, o no.

Vuelvo a mi hoja. Coincido con Serrat, dejaré que el Olimpo se siga apoderando de mi suerte. No hay musas de estudio, ni de novela. Me río, apoyo la cabeza encima de los apuntes eternos de Sociales y cierro los ojos. Me convencí de que la terraza es otro de los portales desconocidos y sueño con que al cielo no le iría nada mal una mano de pintura.

 

Comentarios

@LILIBET

16/09/2010



HOLA...SOLO QUIERO PREGUNTAR A BYS 23...SI  ESCRIBIO EL TEXTO....Y  SI SOLO LO SUBIO... ME PUDIERA  ACLARAR LA FUENTE.???

SALUDOS.....Lili  

ARG

ARG

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Odia las matemáticas, ama los remolinos (violeta parra) Me gusta leer, la mú

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