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@RICHI56

25/02/2011#N35272

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  Es difícil que las mareas

te digan en sueños mis palabras,

avatares dormidos,

ciénagas desterradas con destellos.

Es difícil no amar tu nocturnidad,

aún en las orillas de las madrugadas

que imagino y reconstruyo

por tan solo un indicio.

Soy el mismo truhán que te amó en silencio

un treinta y uno de enero

con tu madre a las espaldas,

con los poemas de púlpito

buscando a tientas el oído atento,

menesterosos.

El mismo inventando transparencias

que la piel incita.

Por eso sangrar de sólo un dedo

o de toda el alma

es lo mismo.

Yo te convoco

para que no aparezcas, ataviada,

recóndita o frutal.

Soy el más cobarde de todos tus amantes

y por eso dejo a los amigos

que te busquen hasta herirte o coronarte.

Hoy ante el fuego que vestigian

tus ojos,

no me atrevo

a promulgar mi sed de centinela

enamorado.

Por eso

te doy mis manos sin espadas,

dóytelas sin venenos, sin pantanos,

con magnolias el cuello te rodeo,

te doy el abrazo suave en la jornada,

el consuelo ante la muerte inhóspita,

y recibo tu voz de fragua

ardiendo en los metales, las almohadas,

hasta doblar la noche, sola,

desde el dolor más hondo que te hizo

humanamente azul y posesiva.

Azul, azul como la punta de toda llama

inmolada en el amor.

 

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