Son noticia cuando hay paritarias. También cuando hacen paro. Muchas veces, las medidas de fuerza que toman cobran relevancia por sobre los reclamos que llevan adelante. Y hasta fueron acusados por la mismísima Presidenta, por tener 3 meses de vacaciones.
Lo cierto es que los maestros en el siglo XXI tienen una característica que parece no advertirse: atraviesan un proceso de proletarización. ¿Qué quiere decir esto? "Estrictamente, 'proletarización' significa 'transformación en proletario': un proceso de cambio de posición en la estructura de clases", que implica, entre otras cosas, el cambio en el proceso de trabajo docente. Así lo explica el sociólogo e investigador del Conicet Ricardo Donaire, quien lanzó un libro en el que trata, principalmente, estas cuestiones.
Ahora bien, ¿qué clase social ocupan los docentes? ¿Pequeña burguesía? ¿Clase media? ¿Se los puede equiparar a la clase obrera? Y lo que es más importante, ¿qué implica ubicarlos en una u otra? ¿Se han empobrecido? Yahoo! conversó con Donaire, quien investigó esta y otras cuestiones en "Los docentes en el siglo XXI". Su trabajo ayuda a comprender mejor la docencia, cómo viven los maestros y por qué hacen paros. Aquí, algunos conceptos de su investigación.
- Si tuvieras que resumir las características que tienen los docentes en el siglo XXI, ¿cuáles serían?
- Una de las características centrales de los docentes actuales es que se encuentran transitando un proceso de cambio en su posición social. Es bastante común caracterizarlos como parte de la "clase media". Pero esta caracterización, además de ser vaga, pierde de vista dos procesos: por un lado, el empobrecimiento, que se puede observar en sus condiciones de vida y de trabajo. Estas tienden a parecerse a los del grueso de la masa del pueblo. Por otro lado, el proceso de proletarización, que tiende a asimilarlos al proletariado o clase trabajadora. Este segundo proceso se puede observar en la falta de control del docente sobre aspectos importantes de su proceso de trabajo (aspecto central de la proletarización) y en su propia percepción de sí mismos como un grupo con problemas e intereses semejantes a los de la clase trabajadora.
-¿Qué significa que "pierden el control" sobre su proceso de trabajo?
- A primera vista, parece que el docente tuviera total control sobre su trabajo. Pero mirado más de cerca, muchos aspectos del proceso están por fuera del alcance del docente. Por ejemplo: si bien el docente puede controlar qué estudiantes aprueban o no, el régimen mismo que regula las promociones, el sistema de calificaciones y el número de instancias establecidas, etc. no están en sus manos. Puede decidir quién debe repetir la cursada del grado o del año, pero el régimen graduado se le presenta como ya establecido. Si bien el docente controla el tiempo que dedica a los contenidos de su asignatura, el tiempo asignado a su materia en la currícula escapa a su control. Y, así como puede determinar ciertos objetivos pedagógicos, no puede impedir que el sistema educativo (en parte o en su conjunto) se reoriente hacia funciones asistenciales o empresariales antes que pedagógicas.
Esta situación, aunque nos parezca habitual, es producto de un largo proceso histórico. Y aunque comparado con otros grupos de trabajadores asalariados este proceso de pérdida de control aparece entre los docentes como muy incipiente, no por ello puede negarse su existencia.
- ¿Por qué hablás de una "proletarización ideológica"? ¿Qué es?
- Algunas teorías plantean que los docentes, en tanto trabajadores intelectuales, sufrirían lo que llaman una "proletarización ideológica", es decir, un proceso por el cual perderían el control sobre los fines y objetivos de su trabajo y terminarían siendo cooptados por la clase dominante. Según esta teoría, esta cooptación haría que se mantuvieran alejados del proletariado. Sin embargo, no es este el proceso que podemos ver en Argentina, donde históricamente se puede ver exactamente lo contrario: la creciente asimilación con la clase trabajadora.
Este proceso se puede observar no sólo en la adopción del sindicato como forma de organización y de la huelga como forma de lucha, ambos elementos propios de la clase obrera. También se puede ver en la percepción de los propios docentes: según nuestro estudio, casi seis de cada diez docentes porteños considera que sus intereses y problemas son similares a los de la clase trabajadora y la proporción de quienes aprueban la huelga como forma de lucha triplica a la de los que la rechazan.
- En la Argentina de hoy, 2012, ¿hay más docentes en la clase media o en la clase trabajadora?