COMA PROFUNDO
Escrito por
@HUGO490
COMA PROFUNDO
Un hálito de conciencia va asomando cuando despierto; ¿dónde estoy?, ¿porqué me encuentro en una cama que no es la mía?; intento girar la cabeza sostenida levemente elevada por una almohada, lo cual me permitiría mirar hacia adelante si no fuera que mi visión es muy borrosa, aunque esto no me impide percibir que las siluetas inquietas a ambos lados de la cama son de personas, al igual que esa sombra definida frente a mí, entre la brillante luz y la cama. ¿Qué me pasó?; trato de tranquilizarme y poder así pensar con claridad. ¡El golpe!. Recuerdo el ruido estrepitoso y toda esa violencia a mi izquierda. Seguramente eso ocurrió mientras manejaba. ¡Oh, Dios mío! ¿y si no estaba solo?. La persona que estaba frente a mi cama acercó su cara a la mía; me encandiló con una linterna alternando en cada uno de mis ojos; en ese momento me envuelve una fragancia que me resulta familiar; este médico huele a perfume L'Heritage, el mismo que usa Guillermo, mi hijo de 16 años. Mientras me examina, el contacto de sus manos sobre mi cara y mi cuerpo provocan en mí una profunda y definida sensación de paz. La luz frente a mi cama ha ido apagándose lentamente. Desde que desperté, y a pesar de los movimientos advertidos a mi alrededor, no escuché otro sonido más que un zumbido que comienza en mi oído izquierdo y se desplaza hacia el derecho. Las siluetas han desaparecido; solo una pasa frente a mí de vez en cuando. Ese perfume me indica que me está cuidando y observando siempre la misma persona; me siento protegido. De repente comienzo a distinguir los sonidos; el bip – bip de un monitor cardíaco y los pasos apresurados de alguna enfermera me indican que estoy internado en algún centro de salud. Puedo escuchar, pero mi visión sigue siendo pobre y velada. En ese instante recordé todo: acababa de dejar a los chicos frente a la puerta del colegio y me dirigía a trabajar, cuando algo chocó contra mi auto. A mis cuarenta años jamás había chocado. Siento gran necesidad de ver a mi esposa y a mis hijos. Me encontraba sumido en este pensamiento cuando se acerca una anciana y, apoyando cariñosamente su áspera mano en mi mejilla me dice "¡hola, mi amor!"; la vista se me aclara y puedo observar que, detrás de la viejita cuyo rostro no recordaba y con sus manos tomándola suavemente por los hombros, estaba el médico del perfume. El hombre se me acerca y, mirándome fijamente con lágrimas en los ojos, me dice: "¡ bienvenido, papá !"
Comentarios
22/04/2013
Què profunda tristeza !!!!!!!! Muy atrapante , me hubiese gustado otro final pero asì es tu cuento y asì es la vida . Gracias por compartirlo - Silvana
22/04/2013
Perdón Silvana, que otro final esperabas? que no se despertase nunca ?
22/04/2013
Don Ansoguat !!!! Vos y yo creo que no entendimos lo mismo . Para mi no se despertò . Da tu opiniòn y de lo contrario se lo preguntamos al escritor . Silvana
22/04/2013
Asì que Don Ansoguat tenìas razòn . Ja ! Ja ! . Bueno no sos escritor pero ahì dice : Escrito por .... Asì que hacerse cargo .
Gracias por el comentario - Seguì teniendo lapsus asì nosotros seguimos disfrutando de tus escritos - Un abrazo - Silvana
22/04/2013
Historia real,o no muy conmovedora, como volver de la muerte o despertar de una letargia, amnesiado, pero con el vivo sentir del corazon.
Yo diria que no son Lapsus sino Iluminaciones , gracias por compartirlos.!!!!
Flor
08/05/2013
Muy bueno el cuento Hugo, además es algo que a cualquiera le puede suceder y el momento más crítico de todo debe ser justamente el despertar, insisto, muy bueno!!!
saludos
Alfredo
08/05/2013
Como siempre Silvana, como siempre
08/05/2013
No se agrande Don Ansoguat, Ric , Divino Amigo !!!! Sòlo en esto y tal vez en algo màs (Sòlo en algo ) Ja ! Ja ! - Silvana
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