GPS DEL CEREBRO DESCUBRIMIENTO DEL PREMIO NOBEL DE MEDICINA

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@DANTEX
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Estudios complementarios permiten hallar un geolocalizador interno del cerebro, explicando un procesamiento celular superior a un simple chequeo visual. La información recopilada ayuda a una mayor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas.
El investigador británico-estadounidense John O’Keefe y la pareja de científicos noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser recibieron esta semana el premio Nobel de Medicina 2014. Se trata de dos líneas de investigación, que -en conjunto- lograron dilucidar la forma en que el cerebro crea un mapa del espacio y cómo es posible moverse en un entorno complejo, sin perderse por completo.
Un valor agregado de este aspecto es que las investigaciones abren la posibilidad para investigar las condicionantes de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Ocurre que el sentido del espacio da una percepción de la posición en el medioambiente; por su parte, la capacidad para navegar en dicho espacio se interrelaciona con una sensación de distancia que se basa en el movimiento y el conocimiento de las posiciones anteriores; así, las dos son fundamentales.
Pacientes con Alzheimer frecuentemente se ven afectados en estas áreas en una etapa temprana, por ello, a menudo no pueden reconocer el entorno. El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento cerebral ayuda a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con este padecimiento.
Una línea de estudio fue llevada por O’Keefe, actualmente director del Centro Sainsbury Wellcome de Circuitos Neuronales y Comportamiento de la University College London, quien, a partir de investigaciones con ratas, descubrió un tipo de célula nerviosa situada en el hipocampo cerebral que siempre se activaba cuando el animal se encontraba en determinado lugar de una habitación.
Si la rata se trasladaba de lugar, se activaban otras “neuronas de ubicación”, lo que permitió explicar que las ahora llamadas "neuronas de ubicación", permitiían generar mapas que se activan en diferentes ambientes y no sólo es el procesamiento de una información visual.
Más o menos por esa razón es que un conductor de taxi puede transitar por cientos de calles, pudiendo trasladarse de unas a otras.
La otra línea de anális es la desarrollada por la pareja noruega, que actualmente trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología, con sede en Trondheim: las células de red, capaces de generar un sistema de coordenadas hexagonales, facilitando un posicionamiento preciso y la efectiva búsqueda de caminos.
El interés de los investigadores se centró en las conexiones del hipocampo de las ratas cuando éstas se trasladaban en una habitación, descubriendo un sorprendente patrón de actividad en la zona cerebral llamada "corteza entorrinal".
Cuando las ratas pasaban varias ubicaciones dispuestas en una cuadrícula, se activaban ciertas células en un patrón espacial singular y colectivamente. Estas “celdas” constituyen un sistema de coordenadas que permite navegar en un espacio determinado.
De esta forma se reconoce la dirección de la cabeza y las delimitaciones de una habitación, formando circuitos con las células de lugar en el hipocampo, lo que constituye un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro
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Por LifeStyle.com/ El Economista.com.mx | 8 Octubre, 2014 - 13:06
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Estudios complementarios permiten hallar un geolocalizador interno del cerebro, explicando un procesamiento celular superior a un simple chequeo visual. La información recopilada ayuda a una mayor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas.
El investigador británico-estadounidense John O’Keefe y la pareja de científicos noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser recibieron esta semana el premio Nobel de Medicina 2014. Se trata de dos líneas de investigación, que -en conjunto- lograron dilucidar la forma en que el cerebro crea un mapa del espacio y cómo es posible moverse en un entorno complejo, sin perderse por completo.
Un valor agregado de este aspecto es que las investigaciones abren la posibilidad para investigar las condicionantes de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Ocurre que el sentido del espacio da una percepción de la posición en el medioambiente; por su parte, la capacidad para navegar en dicho espacio se interrelaciona con una sensación de distancia que se basa en el movimiento y el conocimiento de las posiciones anteriores; así, las dos son fundamentales.
Pacientes con Alzheimer frecuentemente se ven afectados en estas áreas en una etapa temprana, por ello, a menudo no pueden reconocer el entorno. El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento cerebral ayuda a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con este padecimiento.
Una línea de estudio fue llevada por O’Keefe, actualmente director del Centro Sainsbury Wellcome de Circuitos Neuronales y Comportamiento de la University College London, quien, a partir de investigaciones con ratas, descubrió un tipo de célula nerviosa situada en el hipocampo cerebral que siempre se activaba cuando el animal se encontraba en determinado lugar de una habitación.
Si la rata se trasladaba de lugar, se activaban otras “neuronas de ubicación”, lo que permitió explicar que las ahora llamadas "neuronas de ubicación", permitiían generar mapas que se activan en diferentes ambientes y no sólo es el procesamiento de una información visual.
Más o menos por esa razón es que un conductor de taxi puede transitar por cientos de calles, pudiendo trasladarse de unas a otras.
La otra línea de anális es la desarrollada por la pareja noruega, que actualmente trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología, con sede en Trondheim: las células de red, capaces de generar un sistema de coordenadas hexagonales, facilitando un posicionamiento preciso y la efectiva búsqueda de caminos.
El interés de los investigadores se centró en las conexiones del hipocampo de las ratas cuando éstas se trasladaban en una habitación, descubriendo un sorprendente patrón de actividad en la zona cerebral llamada "corteza entorrinal".
Cuando las ratas pasaban varias ubicaciones dispuestas en una cuadrícula, se activaban ciertas células en un patrón espacial singular y colectivamente. Estas “celdas” constituyen un sistema de coordenadas que permite navegar en un espacio determinado.
De esta forma se reconoce la dirección de la cabeza y las delimitaciones de una habitación, formando circuitos con las células de lugar en el hipocampo, lo que constituye un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro
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GPS del cerebro, las claves de los descubrimientos que obtuvieron el premio Nobel de Medicina 2014
Por LifeStyle.com/ El Economista.com.mx | 8 Octubre, 2014 - 13:06
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Estudios complementarios permiten hallar un geolocalizador interno del cerebro, explicando un procesamiento celular superior a un simple chequeo visual. La información recopilada ayuda a una mayor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas.
El investigador británico-estadounidense John O’Keefe y la pareja de científicos noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser recibieron esta semana el premio Nobel de Medicina 2014. Se trata de dos líneas de investigación, que -en conjunto- lograron dilucidar la forma en que el cerebro crea un mapa del espacio y cómo es posible moverse en un entorno complejo, sin perderse por completo.
Un valor agregado de este aspecto es que las investigaciones abren la posibilidad para investigar las condicionantes de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Ocurre que el sentido del espacio da una percepción de la posición en el medioambiente; por su parte, la capacidad para navegar en dicho espacio se interrelaciona con una sensación de distancia que se basa en el movimiento y el conocimiento de las posiciones anteriores; así, las dos son fundamentales.
Pacientes con Alzheimer frecuentemente se ven afectados en estas áreas en una etapa temprana, por ello, a menudo no pueden reconocer el entorno. El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento cerebral ayuda a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con este padecimiento.
Una línea de estudio fue llevada por O’Keefe, actualmente director del Centro Sainsbury Wellcome de Circuitos Neuronales y Comportamiento de la University College London, quien, a partir de investigaciones con ratas, descubrió un tipo de célula nerviosa situada en el hipocampo cerebral que siempre se activaba cuando el animal se encontraba en determinado lugar de una habitación.
Si la rata se trasladaba de lugar, se activaban otras “neuronas de ubicación”, lo que permitió explicar que las ahora llamadas "neuronas de ubicación", permitiían generar mapas que se activan en diferentes ambientes y no sólo es el procesamiento de una información visual.
Más o menos por esa razón es que un conductor de taxi puede transitar por cientos de calles, pudiendo trasladarse de unas a otras.
La otra línea de anális es la desarrollada por la pareja noruega, que actualmente trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología, con sede en Trondheim: las células de red, capaces de generar un sistema de coordenadas hexagonales, facilitando un posicionamiento preciso y la efectiva búsqueda de caminos.
El interés de los investigadores se centró en las conexiones del hipocampo de las ratas cuando éstas se trasladaban en una habitación, descubriendo un sorprendente patrón de actividad en la zona cerebral llamada "corteza entorrinal".
Cuando las ratas pasaban varias ubicaciones dispuestas en una cuadrícula, se activaban ciertas células en un patrón espacial singular y colectivamente. Estas “celdas” constituyen un sistema de coordenadas que permite navegar en un espacio determinado.
De esta forma se reconoce la dirección de la cabeza y las delimitaciones de una habitación, formando circuitos con las células de lugar en el hipocampo, lo que constituye un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro
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GPS del cerebro, las claves de los descubrimientos que obtuvieron el premio Nobel de Medicina 2014
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El investigador británico-estadounidense John O’Keefe y la pareja de científicos noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser recibieron esta semana el premio Nobel de Medicina 2014. Se trata de dos líneas de investigación, que -en conjunto- lograron dilucidar la forma en que el cerebro crea un mapa del espacio y cómo es posible moverse en un entorno complejo, sin perderse por completo.
Un valor agregado de este aspecto es que las investigaciones abren la posibilidad para investigar las condicionantes de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Ocurre que el sentido del espacio da una percepción de la posición en el medioambiente; por su parte, la capacidad para navegar en dicho espacio se interrelaciona con una sensación de distancia que se basa en el movimiento y el conocimiento de las posiciones anteriores; así, las dos son fundamentales.
Pacientes con Alzheimer frecuentemente se ven afectados en estas áreas en una etapa temprana, por ello, a menudo no pueden reconocer el entorno. El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento cerebral ayuda a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con este padecimiento.
Una línea de estudio fue llevada por O’Keefe, actualmente director del Centro Sainsbury Wellcome de Circuitos Neuronales y Comportamiento de la University College London, quien, a partir de investigaciones con ratas, descubrió un tipo de célula nerviosa situada en el hipocampo cerebral que siempre se activaba cuando el animal se encontraba en determinado lugar de una habitación.
Si la rata se trasladaba de lugar, se activaban otras “neuronas de ubicación”, lo que permitió explicar que las ahora llamadas "neuronas de ubicación", permitiían generar mapas que se activan en diferentes ambientes y no sólo es el procesamiento de una información visual.
Más o menos por esa razón es que un conductor de taxi puede transitar por cientos de calles, pudiendo trasladarse de unas a otras.
La otra línea de anális es la desarrollada por la pareja noruega, que actualmente trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología, con sede en Trondheim: las células de red, capaces de generar un sistema de coordenadas hexagonales, facilitando un posicionamiento preciso y la efectiva búsqueda de caminos.
El interés de los investigadores se centró en las conexiones del hipocampo de las ratas cuando éstas se trasladaban en una habitación, descubriendo un sorprendente patrón de actividad en la zona cerebral llamada "corteza entorrinal".
Cuando las ratas pasaban varias ubicaciones dispuestas en una cuadrícula, se activaban ciertas células en un patrón espacial singular y colectivamente. Estas “celdas” constituyen un sistema de coordenadas que permite navegar en un espacio determinado.
De esta forma se reconoce la dirección de la cabeza y las delimitaciones de una habitación, formando circuitos con las células de lugar en el hipocampo, lo que constituye un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro
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GPS del cerebro, las claves de los descubrimientos que obtuvieron el premio Nobel de Medicina 2014
Por LifeStyle.com/ El Economista.com.mx | 8 Octubre, 2014 - 13:06
Estudios complementarios permiten hallar un geolocalizador interno del cerebro, explicando un procesamiento celular superior a un simple chequeo visual. La información recopilada ayuda a una mayor comprensión de las enfermedades neurodegenerativas.
El investigador británico-estadounidense John O’Keefe y la pareja de científicos noruegos May-Britt Moser y Edvard I. Moser recibieron esta semana el premio Nobel de Medicina 2014. Se trata de dos líneas de investigación, que -en conjunto- lograron dilucidar la forma en que el cerebro crea un mapa del espacio y cómo es posible moverse en un entorno complejo, sin perderse por completo.
Un valor agregado de este aspecto es que las investigaciones abren la posibilidad para investigar las condicionantes de pacientes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Ocurre que el sentido del espacio da una percepción de la posición en el medioambiente; por su parte, la capacidad para navegar en dicho espacio se interrelaciona con una sensación de distancia que se basa en el movimiento y el conocimiento de las posiciones anteriores; así, las dos son fundamentales.
Pacientes con Alzheimer frecuentemente se ven afectados en estas áreas en una etapa temprana, por ello, a menudo no pueden reconocer el entorno. El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento cerebral ayuda a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con este padecimiento.
Una línea de estudio fue llevada por O’Keefe, actualmente director del Centro Sainsbury Wellcome de Circuitos Neuronales y Comportamiento de la University College London, quien, a partir de investigaciones con ratas, descubrió un tipo de célula nerviosa situada en el hipocampo cerebral que siempre se activaba cuando el animal se encontraba en determinado lugar de una habitación.
Si la rata se trasladaba de lugar, se activaban otras “neuronas de ubicación”, lo que permitió explicar que las ahora llamadas "neuronas de ubicación", permitiían generar mapas que se activan en diferentes ambientes y no sólo es el procesamiento de una información visual.
Más o menos por esa razón es que un conductor de taxi puede transitar por cientos de calles, pudiendo trasladarse de unas a otras.
La otra línea de anális es la desarrollada por la pareja noruega, que actualmente trabaja en la Universidad de Ciencia y Tecnología, con sede en Trondheim: las células de red, capaces de generar un sistema de coordenadas hexagonales, facilitando un posicionamiento preciso y la efectiva búsqueda de caminos.
El interés de los investigadores se centró en las conexiones del hipocampo de las ratas cuando éstas se trasladaban en una habitación, descubriendo un sorprendente patrón de actividad en la zona cerebral llamada "corteza entorrinal".
Cuando las ratas pasaban varias ubicaciones dispuestas en una cuadrícula, se activaban ciertas células en un patrón espacial singular y colectivamente. Estas “celdas” constituyen un sistema de coordenadas que permite navegar en un espacio determinado.
De esta forma se reconoce la dirección de la cabeza y las delimitaciones de una habitación, formando circuitos con las células de lugar en el hipocampo, lo que constituye un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro
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