LA CABEZA CONTRA EL PISO

La cabeza contra el piso:

Era una tarde de mucho calor, la gente se empezó a acercar para verle la cara, la cuadra estaba cortada, me asombro el desplie-gue de policías , periodistas y tanta inocencia en la gente que pensaba que tal vez iba a poder hacerle algo a la bestia, ni con un francotirador lo podrían haber matado, la protección era para él.
Todos esperábamos a que saliera, aunque no éramos muchos, opinábamos sobre el hecho y cada cual
masticaba silenciosamente su propio odio.-
No vi autoridades Municipales, ni Eclesiásticas, solamente las del orden y la justicia que reflejaban en su cara el hastío de las horas perdidas, hombres de trajes caros, con cara de circunstancia, pensando tal vez, que ya es hora de comprar uno nuevo, o de hacer esa llamada para cancelar el viaje por que no llegará a tiempo, y los policías bromeando por la panza que tiene uno de ellos, o el otro que le suena el celular y dice equivocado, recibiendo las bromas de sus compañeros, por que era su mujer queriendo saber donde estaba.-
Yo seguía parada, como una tapia, solo sentía esa puntada helada, cual navaja brillante lentamente se introducía en mi pecho y pense en esa madre, que tuvo esperanza, que lucho por hacer feliz a su hija, que no le faltara nada, que no sufriera si papá o mamá tenían dificultades, todo se iba a solucionar. Ahora, sentada tal vez en el cuarto de la niña, con su cara desfigurada de tanto llorar, abrazando, acariciando, oliendo su ropa, que era lo único tangible que le quedaba, los recuerdos que pasan por su mente como un vídeo, las travesuras que hizo cuando era bebé, cuando empezó el Jardín y se preocupaba por que tenia miedo que sufriera o no se comportara como correspondía.-
Esa niña tan dulce, tan llena de vida, esperando a su papá a la salida del Jardín, como ella decía: Hoy me viene a buscar mi papi; que se fue a trabajar a otro lugar, para poder traer más dinero a casa.-
Sintiendo esa impotencia, cuando no podemos proteger a nuestros seres queridos, sintiendo la impotencia cuando las autoridades no nos protegen, cuando llegamos a un punto de nuestras vidas, que nos damos cuenta que no sirve lo que nos enseñaron, creer que si somos buenos de corazón no iremos al infierno, ¿que otro infierno puede ser peor que el que estamos viviendo? donde la realidad de cada uno nos muestra la miseria del ser humano, donde el violento, el poderoso, siempre gana, donde solamente en la ficción, el héroe con sus virtudes intactas, su anhelo por hacer justicia, no es alcanzado por el mal.-
Pasó mucho tiempo, llegó la hora de sacarlo, cada cual a sus puestos, parecía un juego, los periodistas atentos con sus cámaras y micrófonos, para captar las mejores escenas de odio y violencia, los policías formando barricadas, para proteger a la bestia, que salió con su chaleco antibalas en un camión blindado. Me vino a la memoria, cuando ese día volvía en bicicleta del jardín, muy apurada y nerviosa por que mis hijos estaban solos y tenia que darles de comer, pase el semáforo en rojo, y un móvil policial haciendo sonar su sirena, me para, me pide los documentos, la documentación de la bicicleta, por si era robada, le doy las explica-ciones del caso, no se me ocurre mejor idea que decirle: Hay hechos más importantes, por los que se tiene que preocupar; su reacción fue un reflejo del poder que tenia, le estaba faltando el respeto a la autoridad, por esta vez lo iba dejar pasar, la próxima me incautaría la bicicleta, terminó de completar el formulario de la infracción, y me dejó ir. Ese sentimiento que no se como expli-carlo lo vuelvo a sentir hoy, ¿cómo un ser humano si se lo puede llamar así, puede andar por las calles con tanta impunidad, te-niendo las autoridades conocimiento de su historia?.-
Escucho el sonido de las rocas que rebotan en el camión, pero no puedo arrojar una piedra como los demás, mi cabeza está contra el piso, aplastada en el asfalto, no puedo pensar en Dios, por que no creo, pienso en mi solapado y perverso interior, en el daño que he causado en otros, siento que me sigo hundiendo, solo escucho las risas de los niños a lo lejos , unas manitos peque-ñas me toman, tirando hacia arriba, es una niña que conocí, parece un ángel.-
Me dice que no tiene mucho tiempo, que el lugar a donde se va es bello, me pide algo; que no sienta odio, que no sienta culpa, que recupere a la niña que abandone hace mucho tiempo, ella me devolverá la pureza, la esperanza, la alegría, el amor hacia la vida, que todos juntos podemos cambiar el rumbo de este mundo. Cuando esto suceda, sin tener que morir, cambiaríamos nuestro infierno por el cielo.-
Ya nuestras cabezas dejaran de estar contra el piso...
Corren lagrimas por mis mejillas, negando con la cabeza acerca sus manitos y me las seca, alguien pasa corriendo, me empuja, cuando vuelvo a girar, ya no estaba allí.-
Wisbek. M


Hecho Real:
Ex convicto, preso por violación y dejado en libertad por buena conducta , al mes de estar libre viola a
Jenifer F. (6 años) y la asesina ,en un descampado.-

- Jueves,22 de febrero – Hora: 15.30.- Pcia. de Bs. As

 

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