FE EN LA PRIMAVERA de Mamerto Menapace
Publicado por
@MONICABAN
FE EN LA PRIMAVERA
No basta con cortar el árbol para que florezca: la primavera debe intervenir.
Por eso toca subordinar y relacionar la poda con la primavera y no al revés.
No es la poda la que atrae a la primavera, sino la proximidad de ésta la que invita a la poda para así disponer al arbolito a recibirla en plenitud.
Sólo tiene derecho a podar aquel que cree. Sólo quien es amigo del árbol puede ser jardinero.
No es el jardinero el que hace florecer. Las flores son hijas del árbol y de la primavera, y el jardinero es un hombre al servicio de ambos.
Quien trabaja con la vida, debe saber respetar los ciclos y el tiempo de los demás.
Pienso QUE tener fe en la primavera es fácil cuando se ven las señales de ella por todas partes. Cuando las ramitas se vuelven flexibles y empiezan a aparecer los brotes, entonces ya no se cree: se sabe que ha venido, que está entre nosotros.
Fe en la primavera se requiere cuando todo parece muerto. Cuando las hojas del tiempo anterior han caído y el invierno anida su silencio de escarcha en las ramas que parecen secas.
Será justamente esta fecha que nos exigirá también, frente al arbolito, defenderlo de los leñadores y de las heladas que vienen de afuera.
No podemos dejar nuestras palomas a merced de las tormentas. Debemos acompañar su lento emplumar esperando confiados el tiempo de su propio vuelo.
(Del libro “Las abejas de la tapera” de Mamerto Menapace)
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16/12/2015
16/12/2015