BALANCE SIN NUMEROS ... (Lucas)

ESCUCHANDO MI INTERIOR ...

No sé si aprendí ... Seguramente me falte mucho todavía para afirmar eso ... tengo la costumbre de querer hacer simple lo complicado ...

Es una buena costumbre, pero, como todo lo que parece bueno, tiene sus bemoles y siempre podemos creer que estamos en un camino hacia la simpleza, y para llegar a ella transitamos un camino lleno de complicaciones. Aunque éste se puede ir despejando de las cosas que están de más, de las que molestan, de las que no coinciden con nuestra naturaleza, y de otras tantas que no pertenecen a ese camino ...

Y ese camino que uno transita con tantas dificultades, pero también con tantas alegrías, y tantas experiencias, por momentos se va allanando, y por momentos se hace muy cuesta arriba, y muchas veces se cumple ese ciclo sin fin ...

Es entonces cuando se busca por todos lados cómo salir, como avanzar, recurrimos a la experiencia, y analizamos como habíamos salido antes de situaciones similares, y nos encontramos que analizando la situación un poco racionalmente y otro poco desde las emociones, empezamos a revivir cosas, situaciones, momentos, relaciones, rostros, caricias, besos, broncas ...

El balance es totalmente positivo, no tengo ninguna duda, a pesar de lo que me tocó, y de alguna forma elegí vivir en los últimos años -que tiene que ver con la realidad externa, pero fundamentalmente con cambios en lo personal-, todo lo que viví en mi vida tiene un saldo espectacularmente a mi favor ...

Pero, como en todas las historias de vida, la mía también tiene un punto saliente, destacado, fundamental ... una de esas cosas que justifican todo, que sintetizan una vida, que hacen la diferencia siempre, que es el milagro particular y propio ... eso que aunque uno sepa que todavía tiene muchas más cosas que dar, mucho más para recibir, mucho para hacer y deshacer, ya está conforme y puede darse el enorme lujo de no esperar nada más ...

Eso que en algún momento nos dice desde nuestro interior que todo lo que vivimos fue necesario para aprender que lo más sublime es el Amor, pero también que el Amor es una utopía inalcanzable si no somos capaces de darlo ...

Seguramente por eso hace veintiséis años justifiqué desde mi interior todos los esfuerzos por aprender que había hecho hasta ese momento, cuando por primera vez me encontré dictando clase a 25 alumnos en esa escuela nocturna que sigo disfrutando cada noche del Amor a compartir lo aprendido y seguir aprendiendo ...

Y desde que tengo uso de razón, también tengo la inmensa fortuna de tener muchísimos amigos/as que aún conservo, algunos que ya partieron, y muchos/as que se fueron sumando en mi camino (no creo en eso de que los amigos tienen que ser poquitos, o uno solo, simplemente por experiencia personal), y que representan una de las más puras formas del Amor ...

Seguramente por eso, hace 22 años me recibí de padre para toda la vida, y después hace 18 y después hace 16 y medio, y seguramente puedo decir hoy que no espero más nada de la vida, porque se que aunque yo no lo espere, todo el Amor que se da siempre vuelve multiplicado por una cifra que no se puede medir ni contar ...

Seguramente digo todo esto porque eso aprendí de mis hijos y sin querer, de alguna manera yo se los había enseñado ... y Soy Feliz porque ellos me enseñaron que aquí en la tierra, el Amor Incondicional existe ...

Y a partir de ese hecho, cualquier milagro es posible para los humanos ...

Jose

 

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