Escrito por
@SABRILINDA

16/07/2005#N6153

0 Actividad semanal
7 Visitas totales

SUEÑO 1...


“Como un fantasma gris llegó el hastío,
hasta tu corazón...”

Resonaba en mis oídos la letra del tango que cantaba Goyeneche, como acompañando cada imagen y cada una de mis sensaciones.
El polaco, con su particular entonación se encargaba de definir y aclarar lo que iba sucediendo en el devenir del sueño, como corolario de una semana de replanteos y verbos reflexivos.
La atracción que ejerce el cuadro es inexplicable, comienzo un largo trayecto en cámara lenta que me acerca a las imágenes bidimensionales.
Las miradas parecen reales, los colores, la luz, el brillo de tus ojos, las curvas enormes de tu cuerpo casi al desnudo que despierta en el sueño, los deseos hace rato desprovistos de imaginaciones retorcidas.
Me acerco un poco más, inclino mi cabeza como queriendo sentir el perfume de tu piel y cierro los ojos...
En esa oscuridad inquietante, llena de estímulos incontrolables comienzo a sentir tus manos.
El recorrido por mi cuerpo comienza y no parece querer encontrar un punto de destino.
Abrir los ojos fue revelador.
Continuabas dentro del cuadro, sólo los brazos, como tentáculos salían de ese espacio, tomaban forma corpórea y penetraban en el interior de mis harapos.
El canal eléctrico que comenzó a fluir desde que focalicé tu mirada se tornó voraz, atrayendo todo elemento que me circundara, se llevaba mi saco que estaba en el suelo, mi bolso, el libro abierto, varios cuadros vecinos, y con todos ellos también me llevaba a mí.
Lentamente experimenté la extraña sensación del placer en tres dimensiones que se trocaba en la superficie de un plano y no dejaba de tener la intensidad del inicio.
El pasillo quedó desierto.
Varias personas continuaron su recorrido guiadoprogramado por la galería.
Encontraron, luego, varias cosas tiradas en el piso, ropa, cuadros, plantas, pero quedaron inmóviles, como animales bajo el sol, con las bocas semiabiertas y los ojos desencajados.
Todos miraban rocosos hacia un único lugar, una sola escena.
Desde acá puedo observarlos y me río por la quietud que los convoca.
Lentamente la vergüenza, el pudor y el tiempo que pasaba los llevó, de a uno, al pasillo siguiente.
Mientras tanto el amor, los sabores, los perfumes de los cuerpos se esfumaban y jugaban sobre la tela de mi sueño.
La voz del polaco no dejaba de escucharse, ronca y con timbre de alcohol, dentro de mi corazón en off.

Sabrina

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.