RETRATO DEL ALMA

Caminando por una callecita típica de pueblo, silenciosa y tranquila, iba el
protagonista de esta historia.
Se detuvo de pronto frente a un muchacho muy jovencito que estaba pintando el retrato de una mujer.
Le llamó la atención lo perfecta que era dicha pintura y la concordancia con el rostro original.
Mucha gente se juntó a presenciar la escena y varios empezaron a solicitar al pintor su propio retrato.
Así fue pasando el tiempo y este señor era testigo de las diferentes pinturas que el muchacho iba realizando.
Finalmente se decidió a pedirle que lo pinte a él, pero grande fue su asombro al ver terminada la obra y comprobar que su rostro era muy desagradable y sombrío.
Cuando este hombre interrogó al jovenzuelo por el motivo de dicha fealdad, éste le contestó:
-Disculpe Señor, yo solamente me limité a copiar lo que ví en Usted. En realidad yo soy pintor de almas, no de rostros puramente...

Vos te animarías a retratar tu alma, tu interior?
De qué color la pintarías?

Un beso.
Namy.

 

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