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@NAIKEE

04/02/2006#N7878

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1916, Buenos Aires: Isadora

Descalza, desnuda, apenas envuelta en la bandera argentina, Isadora Duncan baila el himno nacional.
Una noche comete esta osadía, en un café de estudiantes de Buenos Aires, y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colón y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios.
Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó la Marsellesa con un chal rojo por todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno?
La libertad ofende. Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela, el matrimonio, la danza clásica y de todo lo que enjaule al viento. Ella baila porque bailando goza, y baila lo que quiere, cuando quiere y como quiere, y las orquestas callan ante la música que nace de su cuerpo.

AUTOR: EDUARDO GALEANO.
En Mujeres. Centro Editor de América Latina.

 

Comentarios

@RENEDIVA

05/02/2006

Cuánta verdad Naikee. Creo que mucho de los hechos que salen de los "cánones" establecidos ofenden. Isadora fue una muestra de aquellos que manifiestan con libertad sus posiciones ante la vida. Y la libertad ofende. Muchas gracias, Susana