EL SINDROME RICCHIERI ( Jorge Guinzburg)
Publicado por
@OLIVOSCITY
EL SINDROME RICCHIERI
(Aclaracion de OlivosCity: el nombre es dado por la autopista que nos lleva al Aeropuerto de Ezeiza)
En menos de una semana las vacaciones de mi terapeuta terminan y podré volver a sesión a contarle lo mismo de siempre: mis dificultades para entender la realidad, mis temores, paranoias y todo eso de lo que vengo hablando desde el primer día. Muchas veces llegué a pensar que el psicoanálisis es un círculo que los pacientes solemos recorrer una y otra vez llegando al mismo punto en cada vuelta. Otras, más optimista, suelo imaginarlo como un espiral con las líneas tan cercanas que lo hacen parecer un círculo de trazo grueso. Sin embargo, a la larga, muy a la larga, uno va acercándose al centro.
Las vacaciones del terapeuta, por otra parte, ayudan a reflexionar. Al menos a hacerlo sin ayuda. Es un buen ejercicio, sobre todo si al intentarlo, la depresión no se convierte en el único logro.
En realidad este año, febrero, el mes instituido por la ciencia psicoanalítica para el descanso de sus profesionales, se me pasó volando; quizás porque yo también me fui de vacaciones. Vacaciones que ya terminaron y eso sí, deprime más que la ausencia de los discípulos de Freud en sus lugares de trabajo.
En más de una oportunidad, al regresar de un viaje al exte rior, una vez completados los trámites de migración, el escaneo del equipaje y la cola para conseguir un taxi, al trasponer el puesto de peaje del aeropuerto, sentí que se producía en mí un efecto extraño, algo que sin haber cursado la carrera de medicina, me atreví a llamar "el síndrome Ricchieri".
Los síntomas son más o menos fáciles de identificar: una voz proveniente de alguna parte del cerebro que repite "no quiero volver, no quiero volver", durante todo el trayecto a través de la carretera; la sensación de que muchas cosas no están bien o no son como uno quisiera; una alteración cromática en la visión que impide ver el paisaje en sus colores reales y lo hace aparecer todo gris; otra alteración, en este caso una arritmia, que hacer ver el tránsito más lento de lo que indicaría una autopista; otra tercera alteración, ahora de la memoria, que dificulta reconocer el presente y hace aparecer el parque automotor como de otro tiempo y, como si todo esto fuera poco, una cierta melancolía que lo envuelve todo.
Tal vez nadie lo haya experimentado y sólo sea una alergia provocada por algún ácaro o por el polen de uno de los árboles al costado del camino que sólo ataca a una persona y, por desgracia, esa persona soy yo.
Sin embargo, en esta oportunidad, el síndrome Ricchieri no hizo presa de mí. Al contrario, los bosques al costado del camino me parecieron más coloridos y frondosos que nunca, el trayecto pasó volando y en lugar de melancolía sentí un profundo ataque de euforia.
En lugar de fastidiarme el agobiante calor, recordé la ola de frío que hizo descender la temperatura a 30 grados bajo cero en Nueva York provocando víctimas fatales. Observaba los pájaros y pensaba que lejos está aún la gripe aviar que aterroriza a Europa. Mientras desde la radio alguien criticaba la reforma del Consejo de la Magistratura pasé revista a la cantidad de lugares en el mundo en donde la guerra civil es algo más que la paranoia de unos pocos.
Me pareció un optimismo chauvinista de mi parte, sentía que sólo me faltaba cantar "mire que es lindo mi país, paisano" y traté de contrarrestar tanto entusiasmo rescatando escándalos o injusticias autóctonas.
En fin, nada logró empañar la alegría de estar de vuelta. Tal vez en unos días vuelva a la normalidad pero, para ese entonces, ya estaré otra vez en terapia.
Jorge Guinzburg.
(Aclaracion de OlivosCity: el nombre es dado por la autopista que nos lleva al Aeropuerto de Ezeiza)
En menos de una semana las vacaciones de mi terapeuta terminan y podré volver a sesión a contarle lo mismo de siempre: mis dificultades para entender la realidad, mis temores, paranoias y todo eso de lo que vengo hablando desde el primer día. Muchas veces llegué a pensar que el psicoanálisis es un círculo que los pacientes solemos recorrer una y otra vez llegando al mismo punto en cada vuelta. Otras, más optimista, suelo imaginarlo como un espiral con las líneas tan cercanas que lo hacen parecer un círculo de trazo grueso. Sin embargo, a la larga, muy a la larga, uno va acercándose al centro.
Las vacaciones del terapeuta, por otra parte, ayudan a reflexionar. Al menos a hacerlo sin ayuda. Es un buen ejercicio, sobre todo si al intentarlo, la depresión no se convierte en el único logro.
En realidad este año, febrero, el mes instituido por la ciencia psicoanalítica para el descanso de sus profesionales, se me pasó volando; quizás porque yo también me fui de vacaciones. Vacaciones que ya terminaron y eso sí, deprime más que la ausencia de los discípulos de Freud en sus lugares de trabajo.
En más de una oportunidad, al regresar de un viaje al exte rior, una vez completados los trámites de migración, el escaneo del equipaje y la cola para conseguir un taxi, al trasponer el puesto de peaje del aeropuerto, sentí que se producía en mí un efecto extraño, algo que sin haber cursado la carrera de medicina, me atreví a llamar "el síndrome Ricchieri".
Los síntomas son más o menos fáciles de identificar: una voz proveniente de alguna parte del cerebro que repite "no quiero volver, no quiero volver", durante todo el trayecto a través de la carretera; la sensación de que muchas cosas no están bien o no son como uno quisiera; una alteración cromática en la visión que impide ver el paisaje en sus colores reales y lo hace aparecer todo gris; otra alteración, en este caso una arritmia, que hacer ver el tránsito más lento de lo que indicaría una autopista; otra tercera alteración, ahora de la memoria, que dificulta reconocer el presente y hace aparecer el parque automotor como de otro tiempo y, como si todo esto fuera poco, una cierta melancolía que lo envuelve todo.
Tal vez nadie lo haya experimentado y sólo sea una alergia provocada por algún ácaro o por el polen de uno de los árboles al costado del camino que sólo ataca a una persona y, por desgracia, esa persona soy yo.
Sin embargo, en esta oportunidad, el síndrome Ricchieri no hizo presa de mí. Al contrario, los bosques al costado del camino me parecieron más coloridos y frondosos que nunca, el trayecto pasó volando y en lugar de melancolía sentí un profundo ataque de euforia.
En lugar de fastidiarme el agobiante calor, recordé la ola de frío que hizo descender la temperatura a 30 grados bajo cero en Nueva York provocando víctimas fatales. Observaba los pájaros y pensaba que lejos está aún la gripe aviar que aterroriza a Europa. Mientras desde la radio alguien criticaba la reforma del Consejo de la Magistratura pasé revista a la cantidad de lugares en el mundo en donde la guerra civil es algo más que la paranoia de unos pocos.
Me pareció un optimismo chauvinista de mi parte, sentía que sólo me faltaba cantar "mire que es lindo mi país, paisano" y traté de contrarrestar tanto entusiasmo rescatando escándalos o injusticias autóctonas.
En fin, nada logró empañar la alegría de estar de vuelta. Tal vez en unos días vuelva a la normalidad pero, para ese entonces, ya estaré otra vez en terapia.
Jorge Guinzburg.
Comentarios
@OLIVOSCITY
01/03/2006
Anadie le dio ganas de armar el bolsito, tomar el pasaporte, e irse a Ezeiza a tomar un avion a la aventura o al culis munids. A nadie le paso este momento???
@LATINA
01/03/2006
Guinzburg en un maestro!!!!
Yo siempre tengo el sindrome "camino de regreso". No porque no quiera regresar a casa , sino porque ese retorno esta asociado al trabajo.
¿¿Quien quiere volver a trabajar??????? No hay asociaciones que me liberen de este sindrome cada año.
@OLIVOSCITY
23/05/2006
AHORA QUE VIENE EL MUNDIAL DE BALONPIE EN GERMANIA, NO TE DA COLETAZOS ESTE SINDROME? DE TENER UNOS EUROS. DE TENER TODOS LOS GASTOS PAGOS, PASAJE, ESTADIA, ETC. Y TOMARTE EL PIROSCAFO?????
(AHORA PARTICULARMENTE SI DIGO ME TOMO EL OLIVOS: ESTE ME DEPOSITA EN MI PIEZA EN CASA, CON EL TELEVISOR BLANCO Y NEGRO QUE TANTAS SATISFACCIONES ME VIENE DANDO VISUALMENTE Y AHI TERMINO, ESTO ES LA REALIDAD PALPABLE).
PERO LA VERDAD QUE GANAS QUE GANAS.......DE IRME UN RATITO A VISITAR A MIS PARIENTES EUROPEOS......
POR FAVOR ME INDICA?
EL 86 PASA POR ACA?????..................
@LATINA
12/08/2006
Por que sera que una siempre se va de vacaciones en la misma fecha que su terapeuta?????
OLIVOS: tomaste el 86?????
@OLIVOSCITY
12/08/2006
No tome el 86 entuavia pero creo que en un futuro cercano, si
@LATINA
12/08/2006
Pero adonde lo lleva Olivos?????
Porque Fabiana dice que pasa por Vieytes.
No pensara quedarse alli no??????
@MARINA
12/08/2006
Fabi va a llevar olivos a la carcel de Vieytes????????? para que???
@OLIVOSCITY
12/08/2006
Ahi una dependencia penintenciaria dentro del hospital.
@OLIVOSCITY
12/08/2006
o a USA si me dejan o a Cape Town si puedo.
@OLIVOSCITY
12/08/2006
Lease HAY y no AHI.
@SOYSTATIRA
12/08/2006
EL 60 DIGO SHOOOO QUE ES INTERNACIONAL Y POR DONDE PREGUNTO ME LLEVA A TUITOS LADOS...NO LE SIRVE??????
MIRE SI SERÀ QUE LLEGA AL VIEYTES Y AL MOYANO TAMBIEN!!!!
NO ES UNA COSA DE LOCOOOOOOOOOOS???????????????????
@MARINA
12/08/2006
Los olivos que lleva son los que se consiguen el domingo de Ramos en las iglesias????
@MARINA
12/08/2006
Ahhhhhhhhh shoooooooooo pensé que Fabi le llevaba a Antonio un ramo de olivos a la carcel de Vieytes!!!!!..........se los llevará al borda????
@LATINA
12/08/2006
Olivos ya esta en el Borda????
O borda en Vieytes??????
@OJOSVERDES
12/08/2006
el unico 86 que conozco, es maxwell smart...
@MARINA
12/08/2006
Yo el único 86 que conozco es el que está entre el 85 y el 87!!!!
O es el colectivo 86 el que te deja en el Borda o en Vieytes???????
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