LAS ENSEÑANZAS DEL BAMBU

Publicado por
@SOYSTATIRA

19/03/2006#N8657

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Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo
transforma
>en no apto para impacientes: uno siembra la semilla, la abona y se
ocupa de
>regarla. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En
realidad
>no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años. A tal
punto
>que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado
semillas
>infértiles. Sin embargo, al séptimo año y en un periodo de apenas seis
>semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros de altura.
>
>¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete
años
>y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de
>aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema
de
>raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener
después
>de siete años.
>
>Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar
>soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
>resultado del crecimiento interno y que éste requiere de tiempo.
Quizás por
>la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en
corto
>plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de
conquistar
>la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente, que sólo llegan al
éxito
>aquellos que luchan en forma perseverante y coherente y saben esperar
el
>momento adecuado. De igual manera es necesario entender que en muchas
>ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada
está
>sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.
>
>El triunfo no es más que un proceso que exige aprender nuevos hábitos
y nos
>obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y
>formidables dotes de paciencia. Apuramos a nuestros hijos en su
>crecimiento, apuramos al chofer del taxi, nosotros mismos vamos rápido
a
>ninguna parte. Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el
plazo
>que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías
que
>provienen de la ansiedad, del estrés. ¿Para qué? Propongo tratar de
>recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquella
>toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma. Si no
>consigues lo que anhelas, no desesperes... quizás sólo estés echando
>raíces.

(EL TEXTO NO ES DE MI AUTORIA, DESCONOZCO SU AUTOR)

 

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