Marzo y lo imposible

Escrito por
@HASGRA
Marzo, 1974
Imposible escapar de la rutina.
Sus hábitos lo habían marcado durante años.
Temprano a su trabajo, hasta el medio día. Después una hora para comer y corriendo a dictar clases hasta las 20:30, tomar el micro que pasaba a dos cuadras del colegio; llegar a su casa cenar, ver noticias y dormir hasta el otro día. Llevaba veinte años haciendo lo mismo.
Cansado, agitado ese día corrió para llegar a sus clases.
El silencio de la calle lo apabullaba. En sus días no existía a esa hora. ¿Qué estaba pasando?
Alguien lo llamaba. De pronto silente su cuerpo lo abandonaba.
Un niño caminaba tomado de la mano de un mayor que le contaba anécdotas del pasado.
Las manos envejecían, soltaban al niño dando paso al adolescente taciturno que miraba a sus compañeros desde un rincón. La casa que alcanzó a ver tenía puertas y ventanas tapiadas. El adulto parado frente a ella lloraba, lo acompañaba la soledad. Corría ahora de ese lugar, quería salir de allí.
Muchas voces gritaban. El ruido le recordó que tenía que seguir. Cuando lo intentó una mano lo frenó.
-- Señor ha sufrido Ud. un infarto vamos hacia el hospital.
El miedo lo invadió. Mil cosas pasaron por su mente.
Solo una quedó en la memoria.
Él era el hombre que escapaba.
Marzo, 1984
Las ventanas abiertas dan paso al sol.
En la casa se escuchan fuertes risas. Por el pasillo una mujer trae medias lunas.
En el piso Andrés juega con sus hijos.
Miércoles, 5 de la tarde
Imposible? Nada lo es.
Imposible escapar de la rutina.
Sus hábitos lo habían marcado durante años.
Temprano a su trabajo, hasta el medio día. Después una hora para comer y corriendo a dictar clases hasta las 20:30, tomar el micro que pasaba a dos cuadras del colegio; llegar a su casa cenar, ver noticias y dormir hasta el otro día. Llevaba veinte años haciendo lo mismo.
Cansado, agitado ese día corrió para llegar a sus clases.
El silencio de la calle lo apabullaba. En sus días no existía a esa hora. ¿Qué estaba pasando?
Alguien lo llamaba. De pronto silente su cuerpo lo abandonaba.
Un niño caminaba tomado de la mano de un mayor que le contaba anécdotas del pasado.
Las manos envejecían, soltaban al niño dando paso al adolescente taciturno que miraba a sus compañeros desde un rincón. La casa que alcanzó a ver tenía puertas y ventanas tapiadas. El adulto parado frente a ella lloraba, lo acompañaba la soledad. Corría ahora de ese lugar, quería salir de allí.
Muchas voces gritaban. El ruido le recordó que tenía que seguir. Cuando lo intentó una mano lo frenó.
-- Señor ha sufrido Ud. un infarto vamos hacia el hospital.
El miedo lo invadió. Mil cosas pasaron por su mente.
Solo una quedó en la memoria.
Él era el hombre que escapaba.
Marzo, 1984
Las ventanas abiertas dan paso al sol.
En la casa se escuchan fuertes risas. Por el pasillo una mujer trae medias lunas.
En el piso Andrés juega con sus hijos.
Miércoles, 5 de la tarde
Imposible? Nada lo es.
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