CONTIGO PAN Y CEBOLLA! amor y dinero

CONTIGO PAN Y CEBOLLA!
En un principio parece imposible encontrar una relación lógica y coherente entre dos términos tan antagónicos como amor y dinero. El primero representa lo más alejado del materialismo. Y el segundo es el espíritu del materialismo más puro. Y en pareja es un cóctel explosivo

Cuando una pareja se enamora y comienza una relación sólo cuentan los sentimientos. Pero con el paso del tiempo entran otros factores en juego.

Y el más importante de ellos es el dinero.

El "vil metal" es el motor de la vida social.

Sin dinero no se puede sobrevivir actualmente.

El trabajo, la casa, la comida, etc... están relacionados o sustentados en el pecunio.

Si el amor significa lo que da sentido a la vida, el dinero en el mejor de los casos sólo es un instrumento para vivir.

En el peor es la base de la codicia, la envidia o la explotación. Lo más alejado al sentimiento del amor.

Pero ambos factores deben convivir en una relación de pareja.

Dinero e independencia
El dinero hace que la gente se sienta independiente y responsable de su vida. Tener una adecuada relación con él significa en cierto modo poseer un buen equilibrio psíquico.

Pero no es fácil conseguirlo. Tradicionalmente el dinero ha estado en manos masculinas, aunque la mujer era la encargada de su administración en el ámbito económico familiar.

En la mayoría de los casos el marido entregaba a la mujer una cantidad.

Con esta la mujer debía organizar los gastos domésticos. Esta situación provocaba una dependencia que ponía a la mujer en desventaja. Así muchos hombres utilizaban el poder económico para mantenerla bajo su control.

La tradición social
Hace años existía una asignatura llamada "Economía doméstica" que sólo se impartía a las chicas. Prevalecía la idea de que el ámbito doméstico era competencia exclusiva femenina. Esto implicaba una concepción que perpetuaba a la mujer como alguien incapaz de ser independiente al margen del hogar y su relación con el hombre.

Para que una mujer pudiera disponer de sus propiedades tenía que contar con la autorización directa del hombre. Esto anulaba completamente la capacidad de la mujer para ser dueña de lo suyo y en consecuencia de sí misma y de su futuro.

Mientras el hombre utilizaba el dinero de cualquier modo (incluso consiguiendo un reconocimiento social), la mujer sólo lo hacía en el ámbito familiar.

Antes y ahora sigue siendo un reducto poco reconocido a pesar de ser la base de todas las sociedades.

Los tiempos cambian
A la liberación social de la mujer le acompañó también su liberación económica.

A pesar de que aún coexistan actitudes ancladas en el pasado. Una gran mayoría de hombres llevan mal que la mujer gane más dinero que ellos.

La excepción es que ella se dedique a una profesión artística o deportiva, en las que las cifras elevadas se consideran normales. La relación con el dinero es diferente en hombres y mujeres.

Desde el punto de vista masculino el dinero proporciona sensación de poder. A ellas les produce seguridad, autonomía e independencia. Ganar un sueldo confiere a la mujer una sensación de ser dueña de su destino. Hay que buscar una solución lógica para no estropear la relación con temas económicos. Cuando trabajan ambos cónyuges es una buena solución mantener tres cuentas distintas. Una para gastos comunes, alimentada por las otras dos.

Estas serían las personales de cada uno para administrarlas a su gusto. Se deberían mantener también las tres cuentas cuando lleguen los hijos y la mujer necesite quedarse en casa. O en el caso de la pérdida del empleo de él.

Obviamente a ingresos más elevados, más subirán las tres cuentas y viceversa, a poco dinero menor bote común. El dinero facilita la vida material pero su uso racional y justo también ayuda a que la vida sentimental se desarrolle satisfactoriamente.

 

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