JUICIO ÉTICO A PERIODISTAS CÓMPLICES CON EL GENOCIDIO

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@SERGGIO

25/04/2010#N31478

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JUICIO ÉTICO A PERIODISTAS CÓMPLICES CON EL GENOCIDIO

 Opinólogos con paja en la colaPor Demetrio Iramain

 Como dice Hebe de Bonafini en el spot radial que repite una y otra vez la AM 530 –sólo  la AM 530 y ninguna otra emisora de largo alcance–, va a estar “picante” el juicio ético, político y popular a los periodistas cómplices con la dictadura militar, que las Madres promueven en la Plaza de Mayo, y que se realizará el próximo jueves 29 de abril, al término de la marcha circular que los pañuelos blancos insisten en celebrar, jueves a jueves, porfiada e ininterrumpidamente, desde hace 33 años.

 La actividad convocada por las Madres, y que tanto desespera al rejunte de oposición política y mediática, forma parte de los actos para destacar bien fuerte, con altivo orgullo, el aniversario del inicio de su lucha, ocurrida un 30 de abril del año 1977, en pleno terror dictatorial. En virtud de esa celebración, las Madres han decidido “enjuiciar” ética y políticamente a los periodistas que apoyaron el genocidio, varios de los cuales siguen hoy trabajando en importantes empresas comunicacionales, en las que “informan” y opinan críticamente sobre la marcha del país como si su voz correspondiera a la de grandes demócratas. 

 Ante el anuncio de las Madres, no pocos comunicadores que se sienten, sin disimulo, molestos por la inminente actividad, han decidido salir públicamente a cuestionarlas, haciendo blanco de sus críticas, como suele ocurrir, en una única persona: Hebe de Bonafini.

 Lo cierto es que este juicio ético y popular no será el primero. Las Madres vienen realizando actividades similares, de gran creatividad y aun mayor impacto social, desde la década de los ochenta, bajo circunstancias políticas enormemente más desfavorables a sus intereses, cuando arreciaba la impunidad y todavía no se había puesto el ojo en las complicidades civiles con los genocidas. Resulta muy liberador levantar la mano junto a la de otras cientos de personas en la Plaza de Mayo y gritar “¡CULPABLE!”, cuando el que oficia de moderador pregunta a la multitud que asiste a los juicios éticos y populares cuál es su veredicto.

 El primer “juicio” fue a los médicos torturadores, que violaron todos los códigos de ética profesional, y comandaban las sesiones de picana eléctrica que los oficiales de los grupos de tarea aplicaban sobre los cuerpos indefensos de los secuestrados. A aquel histórico proceso las Madres lo hicieron en la mismísima Aula Magna de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA.

 Luego fueron “enjuiciados” simbólicamente todo los militares genocidas, más tarde el médico policial Jorge Bergés, en la plaza central de su ciudad, Quilmes, y hace pocos meses, el ministro de economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz.

 Todos aquellos juicios populares, que emulan la formalidad de los juicios penales, que nunca se han concretado por la evidente inacción o patente complicidad con los genocidas por parte de los jueces nacionales, fueron, sin embargo, obviados por la gran prensa. Se hicieron en sitios públicos, en plazas sin puertas ni ventanas, ni la necesidad de portar permisos especiales para lograr ingresar a ellos, y no obstante eso los medios más importantes no los registraron. Fueron ninguneados. No existieron. El gran poder mediático los confinó al tacho del olvido. Con el próximo juicio ético a los periodistas, todo lo contrario.

 En los diarios de circulación nacional, a través de sus versiones digitales y en papel, y también mediante sus tentáculos televisivos y radiales, los periodistas más granados del establishment han salido a “repudiar” la convocatoria. Se sienten, dicen, “agraviados”, “ultrajados”, “perseguidos”, y tantas cosas más por el estilo. Caramba. Quienes han monopolizado el uso del micrófono, la cámara y la tinta públicas de mayor alcance, para defender los crímenes de la dictadura, justificar la impunidad para sus autores, y condenar políticamente a los dirigentes del espeso entramado social que cuestionó a sucesivos gobiernos por sus olvidos, represiones y planes económicos de miseria para las mayorías populares, se sienten, ahora, violentados. Se hacen los ofendidos. Sintomático.

 Les preocupa que, junto a las Madres, también se encuentren periodistas de reconocida trayectoria y otros muy jóvenes, que aceptarán con responsabilidad y en verdadera defensa de su sagrado oficio, analizar el vergonzante rol cumplido por varios de sus colegas durante la dictadura, rompiendo en la práctica el sentido corporativo con que las clases poderosos pretenden organizar la vida en la sociedad democrática.

 

Jueces sin Derecho

Ese sentido corporativo es el mismo que, por caso, constriñe a los jueces nucleados en la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional a defender de modo acrítico, fuera de cualquier lógica y sentido del Derecho, a todo magistrado actualmente en funciones, así haya colaborado abiertamente con el régimen dictatorial o incluso se encuentre sospechado de ser autor penalmente responsable de sus crímenes más atroces.

Quizás algún día las Madres también promuevan un juicio ético, político y popular a los jueces y funcionarios de segundas líneas judiciales, que miraron para otro lado ante las groseras evidencias de un genocidio, y que luego dieron curso a la impunidad que el radicalismo primero, y el menemato después, decretaron políticamente, y que ni el breve gobierno de Fernando De la Rúa ni el más breve aún de Eduardo Duhalde amagaron siquiera con desarticular. Ese es el “crimen” que la Justicia argentina, salvo honrosísimas excepciones, no le perdonará jamás a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández.

La oposición y sus periodistas serviles, han llegado a la desmesura de plantar que el “juicio” a los colaboradores periodísticos de la dictadura carece de toda legalidad, lo cual es obvio. ¿Acaso las Madres la han pretendido?

Visiblemente, la actividad persigue otro objetivo, que no es precisamente jurídico: desenmascarar políticamente ante la sociedad civil a muchos de los actuales protagonistas de la comunicación social, para que, ubicándolos en la debida perspectiva histórica, pueda la población comprenderse el por qué de sus actuales opiniones y servicios prestados al gran capital. En otro contexto político el juicio a los periodistas, quizás, hubiera pasado desapercibido por esos mismos periodistas que hoy lo condenan a viva voz. He ahí otra prueba más de la eficacia de las Madres de Plaza de Mayo en sus estrategias políticas.

Las Madres no se plantean convertirse en jueces de la Nación, sino denunciar, investigar y probar en la Plaza de Mayo la complicidad con el poder genocida de esos periodistas. Para desprestigiarlas y confundir a la ciudadanía, que seguramente en gran número asistirá a pesar de todo a la movida, esos periodistas que se sienten comprendidos por el señalamiento hecho por las Madres, hasta se preguntan bajo qué ley serán “juzgados” y en qué ámbito formal fueron elegidas las Madres “magistrados”. Nos quieren tratar de tontos.

Cuando las Madres quieren que la Justicia burguesa actúe y dé respuesta a sus demandas puntuales y específicas, la invocan. No son necias. Tan sólo una semana antes del juicio a los periodistas, la Asociación Madres de Plaza de Mayo patrocinada por el constitucionalista Eduardo Barcesat presentó en los tribunales federales de la calle Comodoro Py, una denuncia formal, bien fundamentada, contra el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos. Lo acusan de incumplimiento de los deberes constitucionales que son propios de un funcionario público de su investidura.

O sea, no es cierto que las Madres carecen de méritos suficientes para plantarse en la Plaza de Mayo, y con total soberanía política convocar a un juicio ético y político, de carácter popular, que adolecerá de todas las solemnidades de la ley penal argentina, sí, pero que contará, en cambio, con todo el rigor y la seriedad que a muchos jueces de la Nación, con cargo vitalicio y todo, les falta.

No será necesario acuerdo del Senado para exhibir en plena Plaza de Mayo toda la prueba documental con que cuentan las Madres y ponerla a consideración de un tribunal popular, conformado por los ciudadanos de a pie que asistan voluntariamente al “proceso”. Se han ganado ese derecho, el de “juzgar” a los sostenedores mediáticos del mayor genocidio argentino, después de 33 años de transitar esa misma Plaza de Mayo.

Por eso mismo, caen en el más absoluto descrédito quienes plantean que las Madres hacen este juicio para responder a las necesidades inmediatas del gobierno, o que son un “grupo de choque” del kirchnerismo, como se ha señalado.

Las Madres de Plaza de Mayo hace años, desde 2003, que entienden que el actual proceso kirchnerista es el suyo propio. Lo han dicho en voz alta decenas de veces. Ellas sostienen que este gobierno, también el anterior, las tiene como protagonistas y constructoras políticas centrales, junto a otros segmentos del complejo entramado social que conforman las clases populares.

Esos periodistas y políticos que las critican, quizás saquen cuenta que debido a la tarea de las Madres resulta altamente probable que la capciosa legitimidad social que han construido ocultando su pasado y abusando de la poderosa maquinaria mediática de la que forman parte, empiece, por fin, a resquebrajarse.

Temen que el relativo consenso que les da contar con un alto rating en sus programas televisivos o radiales, y un gran número de lectores en los diarios donde escriben, comience a serles adverso o esquivo.

Tal vez ahora esos periodistas sean igualmente vistos, escuchados, leídos en grandes cantidades por la población, pero analizados por millones de personas en tono crítico. Serán, a lo mejor, puestas en duda sus verdades reveladas como secretos de Dios.

Entonces, el “juicio” de las Madres habrá tenido razón de ser. Y la Justicia formal, individual, que para juzgarlos debidamente necesita tipificar como delito común el crimen social de la mentira mediática, la incomunicación informativa, y el achatamiento cultural de la población, habrá sido, ojalá, superada ampliamente por la Historia, esa que escriben los pueblos en las Plazas, ajenos por completo a las maniobras que todos los días se cuecen en los Tribunales, por parte de muchos magistrados, a espaldas de la de ojos vendados.

 

 

 

* Coordinador general de la revista Sueños Compartidos, de la Fundación Madres de Plaza de Mayo


 

 
 

 

Comentarios

@QUIQUERAF

25/04/2010



las Madres han decidido “enjuiciar” ética y políticamente a los periodistas que apoyaron el genocidio, varios de los cuales siguen hoy trabajando en importantes empresas comunicacionales, en las que “informan” y opinan críticamente sobre la marcha del país como si su voz correspondiera a la de grandes demócratas. 

pufffffffffffffff  Las Madres tendrán para varios dias!!!! hay tantisimos!!!!  
@VINI

25/04/2010



Gracias Serggio. Muy buen artículo.  
@QUIQUERAF

26/04/2010

Maruja dixi: "Pero, que les paso a las madres de plaza de mayo , a la sra de Bonafini ?? Porque no lo hicieron antes este juicio publico ??? Quizas estaba muy ocupada antes con sus viajes y conferencias , o administrando los fondos que le provee el gobierno para poder cumplir con su agenda politico social ??"



No Maruja...no, algunas estaban (en aquellos tiempos) siendo torturadas, otros dedicadas a buscar sus hijos  y nietos desaparecidos, otras recorriendo oficinas para encontrarlos (a sus parientes) y muchas si dando conferencias , mostrándole al mundo hasta donde es capaz la raza humana (especialmente la nazi-uniformada) con el resto de los seres humanos especialmente los de 16-17 años. Luego vino la etapa de la libertad, donde ya no solo recorrian el mundo contando su horrorosa experiencia, sino intentando encontrar a los sobrevivientes de los horripilantes años de dictadura vividos, etc. etc. Luego la etapa de la justicia. Primero a los reales ejecutores. A los que directamente mataron y mandaron secuestrar y matar .Luego a sus secundones, los civiles que hoy se dicen defender la democracia (varios de ellos en el congreso argentino hoy) y ahora a los que le proveyeron de medios de difusión (como Chiche gelburg (¿asi se escribe?) que desde la revista gente cantaba loas a los militares) y tantos otros que hoy se dicen INDEPENDIENTES-DEMOCRATAS-etc.etc.etc. Todo a su tiempo. Ahora le toca a ellos, lástima que sea solo un acto público y no un hecho de justicia real. Un saludo cordial señora Maruja.  
@SERGGIO

26/04/2010



Caminan en círculos,
los jueves.
Siempre están allí,
los jueves.
Nunca se sientan,
porque es jueves.
Caminan como leonas
alrededor de sus cachorros,
los jueves.
No descansan, no duermen
las leonas,
porque es jueves.
Huelen la tempestad.
No olvidan,
porque es jueves.


Pedro Orgambide  
@QUIQUERAF

26/04/2010



No Alberto, nada que ver. Te ayudo

El término Inquisición (latín: Nestoris Herectus Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica.

a esto te referís vos.

Estos juicios, a los que nos dedicamos hoy en este texto,  comprenden las conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, encarcelación, tortura, violación, persecución por motivos políticos, ideológicos, raciales, étnicos u otros definidos expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualesquiera actos inhumanos que causen graves sufrimientos o atenten contra la salud mental o física de quien los sufre, es decir, de los ARGENTINOS DEL '76 .

¿ves que hay un inmenso mundo de diferencia?

Un abrazo  
@QUIQUERAF

26/04/2010



ah, y me olvidé del delito de APROPIACIÓN DE HIJOS DE DESPARECIDOS  
@LOLALO666

26/04/2010



Lo que pasa que para variar no sabes nada................... o no queres saber que eso es peor.

Tiene que haber justicia y se deben castigar no solo a los militares que fueron los autores materiales de las atrocidades de la dictadura, sino tambien a los autores intelectuales que fueron los beneficiados por las politicas economicas que hicieron aplicar y a los complices que contribuyeron a que esa dictadura funcionara, entre ellos a los periodistas que al frente de varios medios taparon la verdad y ayudaron a la propaganda tanto a nivel nacional como internacional de la dictadura.

Graciela  
@VINI

26/04/2010



Mi amiga Lola siempre tan sabia!  
@QUIQUERAF

26/04/2010



si entendi tu posteo, Alberto, pero mi respuesta está exactamente dicho , o escrito, por Lola.Es lo que quise mostrarte dentro de las diferencias.El que "tapa" u oculta un crimen, es tan criminal como el autor material.Es lo que hicieron tipos como chiche gelblung, mariano grondona, y muchos más.-   
@LOLALO666

26/04/2010



gracias amigo Vini.  
@SERGGIO

27/04/2010



A VER IGLESIA , INQUISICIÓN , MANCHADOS DE SANGRE , PERDÓN SI LAS DECLARACIONES PRODUCEN ARCADAS.

 23-9-75 Mons. Victorio Bonamín (Vicario General del Ejército). Homilía ante el Ejército: '¿No querrá Cristo que algún día las FF.AA. estén más allá de su función? El Ejército está expiando la impureza de nuestro país... los militares han sido purificados en el Jordán de la sangre para ponerse al frente de todo el país...

 

5-1-76 Mons. Bonamín. Homilía Iglesia Stella Maris: 'La Patria rescató en Tucumán su grandeza mancillada en otros ambientes, renegada en muchos sitiales, y la grandeza se salvó en Tucumán por el Ejército Argentino. Estaba escrito, estaba en los planes de Dios que la Argentina no podía perder su grandeza y la salvó su natural custodio: el Ejército

 

17-6-76 Mons. Pío Laghi (Nuncio Papal): '...Hay una coincidencia muy singular y alentadora entre lo que dice el Gral. Videla de ganar la paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la paz...'

 

-7-76 La Comisión Ejecutiva de la C.E.A. (Primatesta, Aramburu, Zaspe) en carta a la Junta por el asesinato de los palotinos: '...sabemos que la palabra del ministro de Interior y la presencia en las exequias del Sr. ministro de Relaciones Exteriores y Culto y de altos jefes militares, como el gobierno de las FF.AA. participan de nuestro dolor y, nos atreveríamos a decir, de nuestro estupor'.

 

9-9-76 Mons. Olimpo Maresma (Mendoza). Acto por el 65 Aniversario de la coronación pontificia de la Virgen del Carmen de Cuyo: '...el enemigo vive en nuestro interior y lo que es más grave, está alojado en el interior de muchos argentinos. Por eso nuestro trabajo debe ser total: debe abarcar el cuerpo y el espíritu... estamos en una guerra casi civil que no hemos declarado y que nos han declarado...'

 

12-11-76 Mons. Antonio J. Plaza (La Plata). Acto junto al Gral. Camps donde se lo nombra capellán de la Policía de la Prov. de Bs. As: '...la Iglesia brindará fortaleza espiritual a los integrantes de los cuadros policiales y a sus familias para templarlos ante la adversidad...'

 

13-3-77 Alm. Emilio E. Massera. Declaraciones a la revista 'Familia Cristiana' reproducidas por 'Clarín': 'Nosotros cuando actuamos como poder político seguimos siendo católicos... todos obramos a partir del amor, que es el sustento de nuestra religión, no tenemos problemas y nuestras relaciones son óptimas, tal como corresponde a cristianos...'

 

20-11-77 Mons. Bonamín. Declaraciones: '... si pudiera hablar con el gobierno le diría que debemos permanecer firmes en las posiciones que estamos tomando: hay que desestimar las denuncias extranjeras sobre desapariciones...'

 

26-5-78 Mons. Rómulo García (Mar del Plata): '... las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos son campañas improvisadas y organizadas por quienes niegan la libertad...'

 

12-79 Mons. Antonio Quarracino (Avellaneda, futuro presidente CEA y cardenal de Bs. As): '...en una situación de guerra, los argumentos y los límites éticos entran en un cono de sombra y oscuridad...'

 

3-81 Mons. Bonamín (Casa Rosada, junto a Videla): '...los miembros de la Junta Militar serán glorificados por las generaciones futuras...'



4-82 Mons. Miguel Medina (vicario General de las FF.AA.). Declaraciones: '...Algunas veces la represión física es necesaria, es obligatoria y como tal, lícita...'


 

2-5-83 Mons. Quarracino. Declaraciones ante la ley de autoamnistía: '...es valiente y está bien hecha... las protestas individuales de algunos obispos argentinos sobre el contenido del documento son individuales y en consecuencia no pueden ser tomadas en cuenta como la opinión de la CEA...'

 

23-1-84 Mons. Carlos Mariano Pérez (Salta): '...hay que erradicar a las Madres de Plaza de Mayo y a los organismos de derechos humanos que pertenecen a una organización internacional, lo mismo hay que terminar con la exhumación de cadáveres NN que es una infamia para la sociedad...'


 

27-4-95 Mons. Pío Laghi. Declaraciones desde EE.UU.: '¿Cómo iba a suponer que estaba tratando con monstruos, capaces de arrojar personas desde los aviones y otras atrocidades semejantes? Se me acusa de delitos espantosos por omisión de ayuda y de denuncia cuando mi único pecado era la ignorancia de lo que realmente sucedía...' '...Cuando la muerte del obispo Angelelli, le hablé al general Suárez Mason pidiendo un avión para ir a La Rioja, diciéndole que quería saber la verdad, si eran ellos los que lo habían matado. Me dijo que no, que era un accidente y lo mismo me repitió el cardenal Primatesta, que fue conmigo a La Rioja...'



2-5-95 Mons. Edgardo Storni (Santa Fe). Declaraciones: '...La Iglesia no necesita hacer ningún examen de conciencia, y mucho menos pedir perdón a la sociedad argentina...'


 

 

   
@JOSELUISF

27/04/2010

Este es un extracto del libro “Iglesia y Dictadura” de Emilio F. Mignone

 

La Iglesia perseguida

 

A partir de la década de 1970, las fuerzas armadas pusieron su mira en los sectores progresistas de la Iglesia católica considerándolos subversivos. En esa época, tienen lugar frecuentes conflictos particularmente con las diócesis de Neuquén, La Rioja y Goya, cuyos obispos, Jaime de Nevares, Enrique Angelelli y Alberto Devoto-, eran vistos con desconfianza.

He relatado en el capítulo primero el diferendo que se suscitó entre de Nevares y el presidente de facto Lanusse con motivo de una huelga en el Chocón. Al referirme a la trayectoria de monseñor Angelelli expondré una situación similar.

Hay un alivio en 1973, pero al año siguiente comienza una sangrienta persecución religiosa, como nunca habla conocido la Iglesia argentina. Hasta el 24 de marzo de 1976 los crímenes cometidos aparecen signados por el misterio y realizados por la triple A (Alianza Anticomunista Argentina), cuya creación se atribuye a José López Rega.

Sin negar las actividades delictivas impulsadas por ese personaje, estoy convencido que los ataques contra sacerdotes y otros miembros de la Iglesia fueron concebidos y ejecutados por los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas, que comenzaron a actuar clandestinamente mucho antes del golpe de estado militar. La llamada triple A no era más que la cobertura de la represión ilegal desatada por los mandos castrenses, con la colaboración de algunos civiles que integraban las bandas organizadas por éstos. Lo prueba el hecho que el 24 de marzo de 1976 la triple A desapareció como por arte de encantamiento. Los asesinatos se siguieron cometiendo, en su mayoría como secuela de desapariciones, pero el disfraz ya no era necesario,

Por esa razón mi análisis abarcará el periodo 1974-1983. El saldo del acosamiento es impresionante y constituye un capitulo dramático de la historia de la Iglesia del cual no existe conciencia pública por el silencio del episcopado, que no ha dado a conocer una reseña de lo ocurrido ni el nombre de sus mártires.(8)

Para realizar el resumen que sigue he confrontado distintas investigaciones; no siempre concordantes (9). Surge de las mismas que entre 1974 y 1983, fueron asesinados o desaparecieron definitivamente 16 sacerdotes católicos. Algunas de las fuentes consultadas incluyen además a José Colombo. Con éste la cifra ascendería a 17. No los incluyo, sin embargo, porque carezco de datos confirmatorios.

Son los siguientes:

-Carlos Francisco Mugica, asesinado en Buenos Aires el 11 de mayo de 1974.

-Carlos Dorniak, asesinado en Bahía Blanca el 21 de marzo de 1975.

-Nelio Rougier, detenido en Córdoba en 'setiembre de 1975. Desaparecido.

-Miguel Angel Urusa Nicolau, detenido en Rosario el 10 de enero de 1976. Desaparecido.

-Francisco Soares, asesinado en Tigre al igual que un hermano inválido a su cargo, el13 de febrero de 1976.

-Pedro Fourcade, detenido el 8 de marzo de 1976. Desaparecido.

-Pedro Duffau, asesinado en Buenos Aires el 4 de julio de 1976.

-Alfredo Kelly, asesinado en Buenos Aires el 4 de julio de 1976.

-Alfredo Leaden, asesinado en Buenos Aires, 4 de julio de 1976.

-Gabriel Longueville, asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de julio de 1976.

-Carlos de Dios Murias, asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de noviembre de 1976.

-Héctor Federico Baccini, detenido en La Plata el 25 de noviembre de 1976. Desaparecido.

-Pablo Gazzari, detenido en Buenos Aires el 8 de abril de 1977. Desaparecido.

-Carlos Armando Bustos, detenido en Buenos Aires, el 8 de abril de 1977. Desaparecido,

-Mauricio Silva lribarnegaray, detenido en Buenos Aires el 14 de junio de 1977. Desaparecido.

-Jorge Adur, detenido el 7 de enero de 1980. Desaparecido.


A esta lista habría que agregar la del sacerdote salesiano reducido al estado laical, José Tedeschi, detenido el 2 de febrero de 1976 en una villa de emergencia denominada Itatí, en la localidad de Bernal. Su cadáver apareció unos días más tarde con señales de haber sido torturado. En cuanto a Héctor Federico Baccini, que figura como profesor de música en la lista de la A.P.D.H., tenía en trámite su reducción al estado laical.

Hay que sumar igualmente a la nómina los obispos Enrique Angel Angelelli, de La Rioja y Carlos Ponce de León, de San Nicolás de los Arroyos. Ambos fallecieron en sendos accidentes automovilísticos ocurridos, respectivamente, el 4 de agosto de 1976 y el de julio de 1977.

Con respecto al primero el juez actuante en la causa -como se verá en las páginas que siguen-, ha calificado el hecho de homicidio calificado. En cuanto al segundo existen igualmente fuertes presunciones de que se trata de un asesinato.

Tenemos en consecuencia un total de 19 ordenados, eliminados físicamente.

En ocasión del asesinato de monseñor Angelelli, ocurrido el 4 de agosto de 1976, el ministro del Interior Albano Harguindeguy informó que había 10 sacerdotes presos. Según los datos que he podido recoger serían los siguientes: Francisco Gutiérrez, Hugo Mathot, Gianfranco Testa, Silvio Liuzzi, Elias Musse, Raúl Troncoso, Francisco Javier Martín, René Nievas, Joaquín Núñez y Omar Dinelli. Este último fue liberado el mismo año y se exilió en Francia. Los restantes sufrieron largos años de prisión.

Fueron detenidos, torturados, liberados y expulsados del país -o prefirieron exiliarse- los clérigos Néstor García, Patricio Rice, José Czerepack, Orlando lorio, Santiago Renevot, Rafael lacuzzi, Julio Suan, Bernardo Canal Feijóo, Luis López Molina, Jaime Weeks y Francisco Jálics, es decir un total de 11. lacuzzi regresó al país pero ha debido salir nuevamente por un proceso pendiente en la justicia federal de la capital federal. Rice es secretario ejecutivo de la Federación de Familiares de Desaparecidos de América Latina, FEDEFAM, con sede en Caracas, Venezuela; lorio está incardinado en la diócesis de Quilmes y Jálics, de origen húngaro, ha permanecido con la Compañía de Jesús en Alemania del Oeste. Weeks, estadounidense, desarrolla su labor pastoral en la República Dominicana.

Entre los que sufrieron algún período de detención -generalmente con tortura-, he recogido una lista de 22, a saber: Marciano Alba, Aníbal Coerezza, Pace Dalteroch, Jorge Galli, Gervasio Mecca, Luis Quiroga, Angel Zaragoza, Raúl Acosta, Roberto Croce, Juan Dieuzeide, Esteban Inestal, Diego Orlandini, Eduardo Ruiz, Joaquín Muñoz, Juan Testa, Pablo Becker, Roberto D'Amico, Juan Filipuzzi, Antonio Mateos, Agueda Pucheta, Víctor Pugnata y Jorge Torres.

La nómina precedente involucra a 62 sacerdotes directamente afectados sin incluir a aquellos que, por precaución, abandonaron el país definitivamente o por un tiempo cambiaron de diócesis. Recuerdo entre estos últimos al presbítero y sociólogo Duilio Biancucci, radicado en Alemania Occidental, que fuera profesor de la Universidad Nacional de Luján. No seria exagerado fijar el número total en un centenar.

Otro sector eclesial que sumó duros golpes fue el de los seminaristas. Entre los asesinados y desaparecidos en forma definitiva cabe mencionar a Salvador Barbeito y Emilio Barletti, de la comunidad palotina, muertos el 4 de julio de 1976; Marcos Cirio, novicio de la Fraternidad del Evangelio, detenido y desaparecido el 17 de noviembre de 1976; Carlos A. Di Pietro y Raúl E. Rodríguez, asuncionistas, detenidos y desaparecidos el 4 de junio de 1976; y Juan Ignacio Isla-Casares de la parroquia Nuestra Señora de la Unidad de Olivos, provincia de Buenos Aires, detenido y desaparecido el 3 de junio de 1976. Con el P. Weeks, de la Comunidad de La Salette, fueron detenidos y torturados en Córdoba, el 3 de agosto de 1976, los seminaristas Alejandro Dauza, Alfredo Velarde, Daniel García, José Luis de Stéfano y Humberto Pantoja. Permanecieron largo tiempo en prisión (11 en total).

Entre los religiosos, el caso más conocido es el de las hermanas francesas de las Misiones Extranjeras, Alice Domon y Léonie Duquel, detenidas, respectivamente, el 8 y 10 de diciembre de 1977, la primera en la iglesia de Santa Cruz y la segunda en su domicilio. Nada se ha sabido oficialmente de ambas, pero numerosos testimonios acreditan que permanecieron en la escuela de mecánica de la Armada, donde fueron torturadas y posteriormente asesinadas. Pueden agregarse los Hermanos Julio San Cristóbal, de la congregación de las Escuelas Cristianas de La Salte, detenido y desaparecido el 5 de febrero de 1976 y Henri del Solan Betumali, de la Fraternidad del Evangelio, que estuvo preso desde 1976 a 1978 y fue luego deportado a Francia, (4 en total).

 

 

 

 

 

 

Si bien hubo integrantes de la Iglesia que apoyaron a la dictadura, no me parece correcto olvidar a los miembros de la Iglesia que dieron su vida defendiendo los derechos de todos.

 

El libro de Mignone se puede ver en http://www.nuncamas.org/investig/igldict/igldict_cap8.htm#4

 

En ese mismo libro se pueden encontrar posiciones muy criticas a la Iglesia, pero insisto que dejar de lado a los Mártires que la integraron, sería faltarles el respeto.  

   

@SERGGIO

27/04/2010



Absolutamente de acuerdo con tu texto José , todos los casos que citás no hacen más que inculpar a la Iglesia como institución y a sus más altas jerarquías en complices necesarios del genocidio .

Pío Laghi fué nuncio apóstolico , envíado del papa entre 1976 y 1980 , no podía No saber lo que ocurría :

 

17-6-76 Mons. Pío Laghi (Nuncio Papal): '...Hay una coincidencia muy singular y alentadora entre lo que dice el Gral. Videla de ganar la paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la paz...'

27-4-95 Mons. Pío Laghi. Declaraciones desde EE.UU.: '¿Cómo iba a suponer que estaba tratando con monstruos, capaces de arrojar personas desde los aviones y otras atrocidades semejantes? Se me acusa de delitos espantosos por omisión de ayuda y de denuncia cuando mi único pecado era la ignorancia de lo que realmente sucedía...' '  
@JOSELUISF

27/04/2010

Sergio

 

Yo no tengo tu misma óptica con respecto a la Iglesia.

Acá podríamos empezar un debate (o continuarlo) que lleva siglos…

 

Yo prefiero pensar que La Iglesia son los sacerdotes que están a diario junto a su gente, que comparten los problemas de las comunidades en las que les toca actuar y que las apoyan en los planos espiritual y social y no los dirigentes que se encuentran en despachos alejados de las realidades cotidianas o que solo las conocen por terceros, dedicandose a la politiquería del momento.

 

La Iglesia como institución de hombres, tiene sus disidencias internas y lamentablemente a veces tienen mas prensa los incorrectos, como en toda institución de hombres.

 

En definitiva sin olvidar a los Von Wernich y rogando que tengan el castigo que merecen, prefiero recordar y honrar a los otros tantos religiosos que dieron mucho por la gente, diciendo que La Iglesía son ellos.

   

@QUIQUERAF

27/04/2010



dejando a la curia un poquitín de lado, y volviendo al tema principal, los "periodistas", las madres, Alberto, no salen a la caza de brujas.Las brujas ya se cazaron solos. Se habla de complices de la dictadura, no de supuestos laderos. Fijate por ejemplo:



Joaquín Morales Solá

  Luego de un breve paso por La Gaceta de Tucumán, fue redactor del Panorama Político de Clarín en los tiempos de Videla, Viola y Galtieri. Prosecretario de redacción de Clarín (el número dos de la redacción) y responsable de la sección Política, páginas en donde centenares de hechos de exterminio y fusilamiento de militantes políticos eran “enfrentamientos”. Eran habituales sus tardecitas de “tomar el té” con empinados generales. Fue premiado por quien sería el gobernador de la dictadura en Tucumán (Antonio Bussi) el 22 de marzo de 1976, antes del golpe. En los últimos años intentó tapar el sol con las manos desmintiendo su complicidad.

Samuel Gelblung

  Director de la revista Gente (Editorial Atlántida) desde 1976 a 1978. Como resulta imposible describir las más de mil notas favorables a la represión que se escribieron en dicho semanario, bastaría tal vez el ejemplar del 25 de mayo de 1978 para mostrar un Chiche: Gelblung le pidió a Vigil, el dueño, viajar a Francia para cubrir la información que surgía de los exiliados argentinos y de los organismos de Derechos Humanos. Cruzando el Atlántico se denunciaban la tortura, la desaparición, los crímenes, los centros clandestinos. Gelblung hizo la nota y la tituló “Cara a cara con los jefes de la campaña antiargentina”. Allí denunció a los principales militantes bajo este párrafo: “el terrorismo abrió un frente externo. Y esto que aquí investigamos es sólo una de sus expresiones. Pero el país no está desarmado para hacerles frente. Debe contrarrestar, con la verdad, su arma más poderosa, esa campaña”.

Magdalena Ruiz Guiñazú

  Conductora en radio Continental durante la dictadura. Por las mañanas elogiaba a Martínez de Hoz, el ministro de Economía de Videla, habitual analista financiero en los programas previos al golpe. Fue una de las 16 mujeres periodistas a las que recibió el ministro del Interior de facto, general Albano Harguindeguy, en agosto de 1980, cuando el tema de las violaciones a los Derechos Humanos era el sello característico de los militares en todo el mundo. Llegado el momento, el hipócrita de Harguindeguy se refirió a la censura y la autocensura de la prensa. Magdalena no tuvo otra feliz idea que decirle: “No queremos que usted crea, señor ministro, que éstas son acusaciones en contra suyo. Son simplemente comentarios que le hacemos para que sepa qué es lo que se dice, qué es lo que se piensa”. En junio de 1985, al declarar en el juicio a las Juntas certificó la teoría alfonsinista de los Dos Demonios, cuando denunció que había sido amenazada por los Montoneros por burguesa.

Bernardo Neustadt

  Para muchos, el mayor de los sirvientes de los dictadores. Dirigía las revistas Extra y Creer, saltaba de una radio estatal a otra radio estatal y luego a Canal Trece (en manos de los marinos) o al Once (en manos de los pilotos), para vociferar ante los argentinos que estábamos en el mejor de los mundos. El programa se llamaba “Tiempo Nuevo” y tenía, además de la música de Piazzola, el sello de un acompañante que por entonces la jugaba de segundón: Mariano Grondona. Neustadt elogiaba a Videla, a Viola, a Galtieri (una de sus entrevistas fue en el despacho del general del whisky y la muerte, para sonreír con él por aquella frase de `las urnas están bien guardadas`) y a cuanto uniforme verde se le cruzara en el programa. Fue impecable en su ignorancia y en su mentira. Ni siquiera en la guerra de Malvinas calló su ultraoficialismo y comandó el lote de animales que gritaban “estamos ganando, estamos ganando” mientras los soldados morían.

Mariano Grondona

  La jugó de copiloto de Neustadt en la televisión estatal de los militares. Pero el sostén brindado a los militares, con quienes compartía ideología y crímenes  desde los 60, se concretaba en las revistas Carta Política y en diversos diarios. En alguno de ellos (El Cronista Comercial) usaba el sinónimo de Guicciardini. Para Grondona, apoyar a los dictadores era cuestión de piel. Profesor de la Escuela de Guerra, abrazador oficial de Martínez de Hoz y de los liberales, su catedrática pluma lanzaba párrafos como estos: «Nuestra revolución consiste nada menos que en la aparición de un orden en medio del desorden (...). Sólo los que han bebido hasta el fondo el cáliz del desorden sabrán apreciarla».O aquellos del 12 de septiembre de 1979, mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitaba cárceles y tomaba denuncias: «Por creer que el derecho a la seguridad es un derecho humano que el Estado debe proteger, los argentinos recibimos hoy la visita de la CIDH. Esto es lo malo. Que están aquí precisamente porque somos derechos y humanos”. Su coherencia se exponía también en la revista Visión, financiada por el dictador nicaraguense Tachito Somoza.

José María Muñoz

  Su popularidad estaba ligada al fútbol. Y a radio Rivadavia, la radio Diez de aquellos años. Convertido, por propia boca, en el “Relator de América”, demostró que ser chupamedias era la razón de su vida. Montó una estructura de móviles y conexiones por las que siempre hablaba un brigadier, un mayor o un cabo de la policía. Basta verlo en la película La Fiesta de Todos, propaganda repugnante del Mundial 78, o escucharlo en las grabaciones ocultas del Campeonato Juvenil de 1979 para ver cómo operaba este buen amigo del general Camps.

Ramón Andino

  Formaba pareja con Juan Carlos Pérez Loizeau en los mediodías de Canal 13. El programa se llamaba Realidad 82, y allí no faltaban consejos paternalistas, recetas de cocina y muchos, pero muchos, comunicados oficiales de los gobernantes de turno. Los silencios sobre las marchas de las Madres o las movilizaciones de los trabajadores eran permanentes, bajo un clima de continua amabilidad  en un país que, para ambos, no tenía problemas. También con un triste rol en los meses de Malvinas, logró alternar sus amigables contactos como periodista de Clarín en temas militares (especializado en los avatares de la Fuerza Aérea) y la imagen de columnista que bregaba por los derechos de los jubilados.

Mónica Cahen D’Anvers

  Estrella de la TV en aquellos años. Valorada por dirigir un pasatiempo llamado “Mónica presenta”, programa que le permitió recorrer buena parte del mundo con notas divertidas y con agregados políticos que le daban cierto interés. No ocurría lo mismo cuando regresaba a la Argentina y gracias a su alto rating lograba convertirse en pieza importante para las convocatorias contra exiliados y organismos de Derechos Humanos. Brilló en mayo de 1979, cuando encabezó el llamado a los argentinos para que se subieran a un avión y viajaran a Italia a contestarles a los hombres y mujeres que habían alzado carteles y pancartas contra la dictadura en un partido de la selección. Su nombre figura en el Documento del Estado mayor Conjunto (punto 5.1 Comunicadores clave), dado a luz por el colega Martín Sivak en el libro El Doctor. Allí se lee: Enrique Llamas de Madariaga, Julio Lagos, Magdalena Ruiz Guiñazú, Roberto Maidana, Mónica Cahen D’anvers, César Mascetti, Raúl Urtizberea, Lidia Satragno (Pinki)...” y siguen las firmas.

José Gómez Fuentes

  Su rostro ya ha sido olvidado por millones de argentinos, por el sencillo hecho del paso del tiempo. Fue la imagen de ATC y su noticiero “Sesenta minutos”. Sobre él ha quedado grabada la frase “estamos ganando” (durante la guerra de Malvinas), con cierta injusticia. No fue el único que la pronunció. Pero eso sí, le tocó decirla unas cuantas veces y por el canal que, aunque usted no lo crea, peleaba los primeros puestos. Gómez Fuentes había participado muy activamente en las exaltaciones pro-Videla desde el canal oficial, en especial cuando en septiembre de 1979 se produjo la visita de la Comisión de la OEA. Su voz aguardentosa, llamando a la gente a colmar la plaza, sólo fue superada por la del Gordo Muñoz.

Jorge Fontevecchia

Extraño caso, en 1976,  el del joven y siempre pequeño dueño de Editorial Perfil. Por entonces, la editorial de papá (don Fontevecchia era el dueño de la revista Weekend) sacaba una publicación que se vendía como un choripán. Se llamaba “La Semana” y era dirigida...por el pibe. Entonado con los demás directores de revistas de época (Gente, Siete Días), Fontevecchia convirtió a La Semana en una publicación oficial que acompañaba a los generales y almirantes en sus viajes y legitimaba el golpe con elogios al Operativo Independencia. No hay una sola nota crítica en los años 76-77-78 y 79. De aquellos tufillos cuarteleros, sobresale este editorial, previo al Mundial 78, cuando Fontevecchia escribía y firmaba en contra de las campañas antiargentinas: “Por favor, no nos venga a hablar de campos de concentración, de matanzas clandestinas o de terror nocturno (…) Esta es una fecha clave para defender al Proceso”.

TE DAS CUENTA AHORA DE QUE ESTAMOS HABLANDO , ALBERTO?
 
@SERGGIO

27/04/2010



José

Aunque no tengamos la misma óptica sobre la iglesia , respeto tu opinión y valoro el texto que subiste que se ajusta a la verdad en un todo ; igualmente no es mi intención iniciar ni continuar un debate sobre la iglesia . Desde ópticas diferentes , creo que coincidimos en bastantes puntos , sobre todo en desligar de responsabilidades en el genocidio a ( te cito ) : los sacerdotes que están a diario junto a su gente, que comparten los problemas de las comunidades en las que les toca actuar y que las apoyan en los planos espiritual y social .

Saludos

Sergio  
@SERGGIO

27/04/2010



Excelente lo que subiste , Quique , algunos de estos " próceres " de la pluma todavía viven y son los que ahora invocan la libertad de prensa y se sienten perseguidos . Desvergonzados , caminaron años , como decía el poeta Miguel Hernandez , sobre rastrojos de difuntos . Por eso el juicio popular de las Madres tiene mucho más valor que cualquier acto judicial contra estas ratas cómplices de la dictadura desaparecedora de personas  
@JOSELUISF

27/04/2010

"...SI EMPEZAMOS A REVOLVER MIERDA NO SE SALVA NADIE ..."

Que linda manera de pensar, hasta suena a amenaza, realmente un pensamiento de mierda que solo puede venir de alguien asi.

 
@QUIQUERAF

27/04/2010



uf, una pena, tanto tiempo perdido al pedo.....no entendiste nada ALBERTO o simplemente defendés a los  que oculataron las barbaries y sus jefes los videlas.....

   
@JOSELUISF

28/04/2010



En el contexto o fuera de el, es lo que es... realmente un pensamiento de mierda que solo puede venir de alguien asi.  
@QUIQUERAF

28/04/2010



el que dijo la frase sobre el archivo fue Heller, y la frase era distinta, el dijo: YO RESISTO CUALQUIER ARCHIVO, ya que de él jamás podrás ni vos ni nadie decir nada.

El tema principal. a mi no me interesa, en esta oportunidad, quien resiste o no a un archivo, lo que se trata en este tema es de juzgar a los que cometieron delitos. en esta oportunidad, se juzgará a periodistas, que (no tiene nada que ver que piensen distinto) ocultaron a la población y al mundo, las aberraciones que cometieron los militares en la dictadura. No se trata si son de derecha del centro o neoliberales, no se juzga sus formas de pensar, se juzga su forma de actuar, su forma de delinquir. Porque, el que oculta delitos a sabiendas, y  proteje delincuentes, a sabiendas, es delincuente.  
@LOLALO666

28/04/2010



Que costumbre que cuando no se puede decir nada interesante o aportar algo al tema del foro se comienza a distorcionarlo.

Algunos cobran para defender a los delincuentes, otros lo hacen gratis y lo peor es que lo cagan como a todo el resto.  Como llamamos a eso?

Esos mismos que aca defienden o justifican a los delincuentes de guante blanco que usan a  delincuentes pobres para ejecutar sus mandatos, porque ellos no se ensucian, en otros foros donde se habla de delincuencia comun son los primeros que dicen hay que matarlos a todos, por supuesto a  los delincuentes pobres, a los que vienen de clases bajas.

Graciela  
@JOSELUISF

28/04/2010

"...SI EMPEZAMOS A REVOLVER MIERDA NO SE SALVA NADIE ..."

Esa frase es una amenaza… una extorsión que por definición es: “Amenaza de pública difamación o daño semejante que se hace contra alguien, a fin de obtener de él dinero u otro provecho.” Y acá el provecho que se quiere obtener es el silencio en bien de encubridores de criminales que es de lo que trata este foro.

 

Con respecto a “descalificar” o “insultar” a alguien que hizo de la distorsión de ciertos foros una metodología, que defiende permanentemente acciones llevadas a cabo por asesinos, que no expresó absolutamente nada que debiera ser rebatido, que provoca sistemáticamente, queda en cada uno serle o no gentil. Tengo gente conocida de la página o no, que tiene un pensamiento totalmente opuesto al mío a quienes respeto enormemente por ser defensores de ideas y no solo agitadores de poca monta. Para ellos guardo mis gentilezas, respeto y aprecio.

   

@LOLALO666

28/04/2010



Digo, para respetar a los que levantan los foros, porque no abren otro si quieren hablar de otro tema?, porque reclaman mucho respeto, pero no veo que lo tengan con el autor de foro.

Consejo vengo pero para mi no tengo, como siempre vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la propia en el nuestro.

Graciela (que quiere seguir discutiendo del juicio etico a los periodistas complices que no es lo mismo que un jucio penal que es el que hace la justicia)  
@JOSELUISF

28/04/2010



Que bien está escrita la nota que subió Sergio que ya en ella se pueden leer las respuestas a los interrogantes que se acaban de plantear.

Cuan evidente es que algunos ni se tomaron el mínimo trabajo de leerla.  
@SERGGIO

13/05/2010



RESPUESTA A ERNESTO TENEMBAUM

Distorsiones

Por DEMETRIO IRAMAIN *



 

Señor Ernesto Tenembaum, me permito contraponer esta nota a la que usted publicara esta semana en la revista Veintitrés, en la que dice sentir “vergüenza ajena” por cosas que “se dicen”, en referencia a la situación generada a partir del “Juicio ético y político a los periodistas cómplices de la dictadura”, que las Madres de Plaza de Mayo realizaron el jueves 29 de abril.

Tal “juicio”, de carácter ético y político, meramente simbólico, sin ninguna pretensión punitiva formal, que la Asociación Madres de Plaza de Mayo hizo en esa misma plaza que se animaron a ocupar políticamente hace 33 años, en pleno horror dictatorial, fue muy serio y minucioso. Tuvo mucha altura, tanta que desde su cima probatoria y bien documentada se veían diminutos quienes, visiblemente preocupados, aguzan en estos días, sin ningún argumento cierto y concreto, ni sensatez alguna, la posibilidad de que ocurra una muerte política en la Argentina , con toda la carga dramática que esa macabra profecía lleva consigo.

¿Hace falta aclarar todavía que las Madres no se propusieron reemplazar a la justicia penal, sino, simplemente, alumbrar ciertos aspectos aún insondables para la legalidad argentina, producto de una democracia que fue muy vigilada por los poderes económicos, eclesiásticos, y también militares, hasta recién entrado el siglo veintiuno?

¿Cuándo se les reconocerá a las Madres el mérito político de prender la luz ahí donde la democracia argentina aún permanece a oscuras? ¿Cuándo se tendrá en cuenta en su justa medida el logro político de señalar esa carencia de nuestra ley penal, que no tipifica debidamente el delito social, cultural e histórico de la mentira mediática, la manipulación informativa y la irresponsabilidad total en la ejecución de la labor periodística?

¿Hasta cuándo van a insistir con esos argumentos tan pueriles, que quieren tomarle inútilmente el pelo a la ciudadanía cautiva de esos medios monopólicos en donde usted escribe y dice, se lo oye y se lo ve, a la tarde y a la noche, según los cuales “las Madres quieren convertirse en jueces”, o este otro: “Los tribunales populares nos pueden llevar a la anarquía o a la violencia”?

Esas, señor Tenembaum, fueron sólo algunas entre las tantas barbaridades que se han escuchado estos días, varias de ellas en el Honorable Congreso de la Nación, institución de la democracia muy respetable, por cierto, y que muchos creíamos estaba para otra cosa; por ejemplo, velar por la verdadera libertad de expresión, cualidad de las democracias modernas que sólo veremos realizada en el país el día que todas las voces diferentes tengan idénticas posibilidades de transmisión y circulación de sus opiniones, con la misma capacidad de llegada.

Hace años que las Madres acuñaron una importante definición política, que constituye una categoría de análisis histórico: “Memoria fértil”. Ese concepto, que la intelectualidad bien pensante argentina, que hace teorías y enseña en las universidades, desconoce o ningunea, fue creado por las Madres mientras arreciaba desde el poder político perdonador una serie de reconocimientos oficiales, ciertamente muy hipócritas, que las Madres rechazaron porque venían de la misma autoridad política que había dejado sin castigo a los asesinos.

Las Madres nunca quisieron las listas de los muertos, porque ya conocían quiénes eran sus hijos; ellas querían las listas de asesinos. Las Madres no quisieron destacar las fechas de cada secuestro, ni la historia individual de cada desaparecido, ni sus nombres y apellidos en singular, sino su plural colectivo, su pertenencia de clase. Reivindicar sus luchas, sus proyectos militantes; rediscutir el sueño socialista en nombre del cual vivieron felices y generosos, en plenitud, sus hermosas vidas. Señalar bien fuerte que los desaparecidos amaban la vida por sobre cualquier otra cosa, que luchaban hasta vencer y no hasta morir, por más que haya sido la cobarde muerte de los generales argentinos la que los encontró primero.

De ahí la “memoria fértil” de las Madres, que tanto contrastaba con la memoria oficial, del horror, de los huesos hallados en fosas comunes, de las terribles exhumaciones de cadáveres, de las condenas irrisorias cuerpo de por medio, y a cambio, o al mismo tiempo, la impunidad más hiriente, expresada en el ascenso en los escalafones militares de probados torturadores y asesinos, y peor aún, el nombramiento en cargos electivos de la democracia de algunos de los más emblemáticos responsables del genocidio.

Pero eso a usted, Tenembaum, parece importarle muy poco. Tiene todo el derecho del mundo a estar en desacuerdo con las posiciones históricas de las Madres de Plaza de Mayo, pero no a desconocerlas si es que va a referirse a ellas. Y menos que menos reducirlas a la categoría de “sector más oficialista de Hebe de Bonafini”, como si la Asociación Madres de Plaza de Mayo no tuviera la suficiente entidad o peso específico propio en la historia argentina. Quizás por eso compare la actividad en la Plaza de Mayo, así como al pasar, con “una cancioncita”, como mezcla con picardía.

Se le nota, Tenembaum. El “juicio” que se animaron a hacer las Madres rascó justa en la parte de la piel que cubre el cuerpo democrático, ahí donde está colorado de olvidos y confusión. Y a muchos eso les molesta. Los descubre en posición adelantada. Además, la actividad tuvo la valía de haber contado con el testimonio de destacados periodistas, que se atrevieron a enfrentar la insoportable presión mediática y política que combinó toda su ingeniería para desprestigiar el “Juicio”. Tanta fue la presión en los días previos, que hasta se llegó al extremo de que varios miembros de la Comisión de libertad de expresión de ambas Cámaras legislativas, le pidieran a la Presidenta que interv iniese para suspenderlo. A cien años de hoy algún historiador recordará este hecho y se sorprenderá al comprobar las desmesuras y vergüenzas a las que fue capaz de llegar nuestra democracia: que en nombre de la libertad de expresión se invoque la más alta investidura de la Nación para censurar una actividad pública de las mismísimas Madres de Plaza de Mayo…

¿No le provoca eso vergüenza ajena, señor Tenembaum?

Por lo demás, aquel “juicio” de las Madres no fue el primero. Ya hubo otros cinco antes. Ni habrá sido éste que ahora nos compete el último, según ellas mismas señalaron. El próximo será el de los jueces. ¿Quién será entonces el magistrado que alce su voz para cuestionar “el atropello a la independencia del Poder Judicial”? ¿Alfredo Bisordi, acaso? ¿Usted también saldrá en defensa de esa otra corporación, la de la familia judicial?

Las Madres han tenido la osadía de plantarse hace 33 años en el territorio político por excelencia de la historia argentina, y cantarles ahora las cuarenta a unos cuantos periodistas. Peor: a periodistas que están vivos. No se la agarraron con Bernardo Neustadt, a quien ni Grondona se hubiera animado a defender. Más grave aún: pusieron el ojo sobre periodistas que actualmente están trabajando en medios importantes, y que hoy –caramba– se han convertido en los grandes defensores de las garantías democráticas, guardianes celosos de la libertad de expresión, y, vaya paradoja, severos impugnadores de todo lo que hace o deja de hacer el gobierno nacional. Entre ellos, Magdalena Ruiz Guiñazú.

 

Ruiz Guiñazú

Dice usted, Tenembaum, que el testimonio que fue puesto a consideración en el juicio y que incrimina (tranquilo Tenembaum: no penalmente, sino ética y políticamente) a Ruiz Guiñazú, es una simple grabación de una pregunta que le hizo a Videla. Intenta desacreditar la gravedad de la evidencia juzgando que es “sólo eso”. A usted, indudablemente, le parece poca cosa. Trata de deslegitimar todo el “Juicio” refutando lo que a priori pareciera ser el punto más débil de quienes lo defendemos en este debate.

Lo cierto es que ese reportaje en el que Magdalena le tira una cucharada de dulce de leche a Videla, como tan bien retrata Carlos Barragán, se produjo fuera del país, a miles de kilómetros de los campos de concentración, en Washington, la capital mundial de la “democracia”, como seguramente pensaba en ese mismo momento Ruiz Guiñazú; al menos eso es lo que se desprende de la pregunta que le formuló por entonces al dictador, cuando discurre sobre “la importancia de tener un lugar en la cocina del mundo, políticamente”.

La conferencia de prensa del “Señor presidente Videla”, como lo trata con pompa y circunstancia Magdalena, se realizó fuera del país, a prudente distancia de los cercos y las púas genocidas, precisamente un 6 de septiembre de 1977. Qué fecha para llamar “señor” y “presidente” al peor carnicero que tuvo nuestra historia, entrado a tiros por la ventana a la primera magistratura nacional. Fue exactamente un 6 de septiembre, pero de 1930, en que los sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas comenzaron su saga de golpes de estado cívico militares, aquella vez derrocando a Hipólito Yrigoyen.

Más: Magdalena, esa misma que según la vendedora de su barrio leyó valientemente en la radio la carta que le había enviado a un hermano desaparecido, tenía todas las posibilidades para aguarle la conferencia, más parecida a una operación de baja propaganda que a una conferencia de prensa. Pero no. Pudiendo haberlo descolocado totalmente con la poderosa arma de la crítica o la pregunta incisiva, lo hizo sonreír con una pregunta de ocasión, quizás ya pactada de antemano para complacencia del dictador. 

Magdalena sabía muy bien cuál era el deber de una periodista independiente en esas circunstancias, pero sencillamente eligió no cumplirlo. Ella debió haberlo indagado por el destino de miles y miles de argentinos cuyos familiares y compañeros no sabían dónde estaban, ni qué suerte habían corrido, entre ellos el hermano de la vendedora de su barrio, Tenembaum. Muchos argentinos se habrían salvado de la “muerte argentina”, como se la conoció en el mundo entero, si las denuncias que los familiares de las víctimas hacían por entonces hubieran encontrado el debido eco en los comunicadores de mayor circulación, como Magdalena.

Ella no corría ningún riesgo, Tenembaum. Y usted lo sabe. No la alivie en su responsabilidad. Podría haber pedido el asilo político y quedarse en Estados Unidos, o viajar a Europa o a México, de haber pensado que con esa eventual e hipotética pregunta, u otra similar, quizás más punzante, su integridad física y sus derechos individuales más elementales correrían peligro. Pero no. Lo trató cortésmente de “Señor Presidente”. Y a continuación dio injusta credibilidadad a quienes afirmaban que existía una campaña antiargentina en el exterior, tratando de exorcizar las denuncias que por todas partes del mundo la colonia exilar argentina hacía replicar: “Hace un ratito se refería a la forma distorsionada en que el exterior se presenta nuestra realidad”, le dijo.  

Así le preguntó a Videla, sirviéndole en bandeja la pelota, para que el otro remate tranquilo y contento, sin marca alguna, al arco. “Distorsionada”. Como la imagen que la librera de su barrio tiene de Magdalena. O usted mismo, Tenembaum, respecto del “Juicio” que hicieron las Madres; o la propia Ruiz Guiñazú, acerca de Jorge Rafael Videla en aquel entonces.  

Sin embargo, resulta muy extraño que Ruiz Guiñazú tuviera una visión tan distorsionada acerca de la dictadura. Para el 6 de septiembre de 1977, la dictadura ya había puesto en funciones el Centro Piloto de París, una estructura de inteligencia montada en la embajada argentina de la capital francesa, para contrarrestar el efecto de las denuncias que los exiliados multiplicaban por toda Europa. El Centro era dirigido por una íntima amiga de Ruiz Guiñazú, Helena Holmberg, luego asesinada por la dictadura. 

Además, Tenembaum, al momento de la conferencia en Washington, hacía ya más de cuatro meses que las Madres de Plaza de Mayo habían irrumpido en el lugar más visible de entre todos los posibles, para hacer su desesperada exigencia colectiva: “¿Dónde están nuestros hijos?”. Magdalena no podía desconocer entonces qué estaba ocurriendo en el país. No cualquier periodista iba a estar en esa conferencia de prensa, sino, innegablemente, quienes más olvidos se acordaran de callar ese día, obedientes, ante el “Señor presidente”.

¡Un año y medio llevaba ya la dictadura militar! Rodolfo Walsh ya había sido asesinado por entregar en un buzón una Carta Abierta a la dictadura, en la que denunciaba lo que Ruiz Guiñazú aparentemente desconocía, y que en el “juicio” de las Madres fue acreditado debidamente: que los medios de prensa del país recibían reportes casi a diario de la Agencia de noticias que Walsh había creado con un único propósito: mantener informados a todos los que estuvieran a su alcance sobre las monstruosidades que la dictadura militar estaba cometiendo, muy especialmente a los periodistas y trabajadores del gremio de prensa.

De Ruiz Guiñazú, al menos, uno esperaba su autocrítica pública, como hicieron en su momento Borges, Favaloro y hasta el actual embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman. Pero ella, en cambio, nada; apenas la advertencia de que le iniciaría acciones judiciales a Hebe de Bonafini. 

 

Gobierno

Por todo esto, resulta increíble que usted diga que lo que hay en marcha es una “operación intelectual sumamente disparatada”, de “buenos y malos”, que sufrieron la dictadura mientras otros la apoyaban, como usted banaliza, escondiendo que se trata de algo mucho más serio, como es ponerle fin a la impunidad judicial para los genocidas, y reparar no ya con dinero, o monumentos, sino con firmes políticas de Estado y profundos cambios institucionales, la huella que la dictadura militar dejó en la cultura democrática argentina.

Esto es, a mi juicio, mucho más trascendental que la mera sanción penal para los responsables, muchos de los cuales ya están muertos, y que en cientos de casos será arduo reunir la necesaria prueba fáctica que pueda inculparlos. Por ejemplo: ¿cómo probar la participación en delitos de lesa humanidad de miles de ciudadanos y ciudadanas argentinas que fueron parte de la estructura de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, y que, sin la evidencia concreta, podrán seguir siendo grandes señores de la democracia, y llegar incluso a puestos relevantes en el Poder Judicial, por caso, como uno que alcanzó el grado de Fiscal de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción, Justo Joaquin Rovira, y allí está todavía?

Es tan titánica, tan parte aguas, tan profunda la tarea del actual gobierno en cuanto a su política de derechos humanos, que ha llegado a inscribir otro prólogo, aunque manteniendo el original, al libro Nunca Más. Aquel texto emblemático de la post dictadura, había sido escrito por Ernesto Sábato, compañero de tareas de Ruiz Guiñazú en la CONADEP alfonsinista, y es considerado como el documento oficial por el cual el Estado argentino de entonces explicó lo ocurrido en la Argentina según una particular visión, muy discutible: la Teoría de los Dos Demonios.

Tenembaum, usted no puede desconocer que Magdalena cuestionó duramente el nuevo prólogo, que –insisto– no cambió al que ya estaba, sino que fue adicionado a la nueva edición, y que aclaró la nueva visión del Estado argentino respecto de la década del setenta. Esa nueva interpretación se corresponde con la política del actual gobierno, que es una continuación del anterior. En 27 años de vida democrática ningún presidente argentino se animó a lo que sí se atrevió Néstor Kirchner: llamar a los desaparecidos “mis compañeros”, y tratar con el merecido honor institucional a las Madres de Plaza de Mayo. Ninguno. Nadie. Y eso no resulta gratuito. Tiene costos.

No puede usted obviar ese dato de la realidad, Tenembaum, y tirarlo todo al tacho de “la utilización política de los derechos humanos”. Quizás la vergüenza ajena le esté jugando una mala pasada y le recuerde la otra vergüenza, la propia, esa que habrá sido determinante para que usted haya elegido no ir a la muestra popular de repudio a los genocidas, el último 24 de marzo, en la Plaza de Mayo.

Al respecto, déjeme decirle muy humildemente que, a mi entender, ha hecho muy mal en no ir. Si su compromiso es verdadero –y no dudo que así sea–, no creo que exista un solo motivo capaz de aplazarlo. Ni siquiera su empleo bien remunerado en el Grupo Clarín.

* Director de la revista Sueños Compartidos, que edita la Fundación Madres de Plaza de Mayo