historia de arabes.........

Publicado por
@VALTERINA
Un árabe andaba en el desierto bajo el ardiente sol, cuando vio una cucaracha que intentaba llegar a la sombra de una piedra.
Su primera intención fue pisarla, pero un pensamiento divino cruzó su mente:
- Si Alá quiso que yo advirtiera en esta inmensidad a este insignificante ser, será una señal que hoy no puedo entender.
Entonces, la colocó a la sombra, subió a su camello y se marchó.
La cucaracha permaneció escondida varias horas.
Cuando el sol estaba cerca del horizonte, comenzó a salir de abajo de la piedra.
Miraba a su alrededor, buscando a esa figura enorme que la había asustado.
Tan atenta estaba, que no se dio cuenta cuando la iguana se abalanzó sobre ella.
La iguana se sintió contenta de haber comido algo aunque fuera pequeño ese día.
En el desierto escaseaba el alimento y lo que se encontraba era bienvenido.
Se recostó para hacer la digestión.
Cerró sus ojos y entró en un letargo placentero. Así estaba cuando las garras de un halcón se clavaron en su cuerpo, y mientras trataba de escapar de su captor, veía como el suelo se alejaba.
Fue perdiendo la conciencia.
El halcón completó su carnívoro ritual y levantó vuelo en busca de otra víctima.
Recostado en una palmera, Abdul pensó que había sido muy afortunado en hallar el oasis, pero si no encontraba algo para comer, no tendría fuerzas para cruzar el último tramo del desierto que lo separaba de su pueblo.
Le pidió a Alá que lo ayudara a llegar donde su prometida lo esperaba para formar un hogar. Estaba en medio de su ruego cuando un ave pasó volando en círculos.
Tomó su arma, apuntó y disparó.
El halcón no llegó a entender qué era ese lacerante dolor en su pecho. Sólo que algo había pasado luego del estruendo y que caía irremediablemente.
Abdul recogió su presa, hizo un fuego y la cocinó.
Comió y al anochecer emprendió viaje.
Luego de dos días interminables llegó. Se abrazó a sus padres y salió al encuentro de su amada.
Desde ese día nunca más se separaron. Tuvieron cinco hijos que les llenaron la vejez con los nietos.
La descendencia de Abdul fue muy prolífica y exitosa. Tanto, que un tataranieto suyo llamado Carlos Saúl, llegó a ser presidente por muchos años de un lejano país al sur del continente americano.
MORALEJA: Si ven una cucaracha...
Háganla MIERDA por favor!!!
Su primera intención fue pisarla, pero un pensamiento divino cruzó su mente:
- Si Alá quiso que yo advirtiera en esta inmensidad a este insignificante ser, será una señal que hoy no puedo entender.
Entonces, la colocó a la sombra, subió a su camello y se marchó.
La cucaracha permaneció escondida varias horas.
Cuando el sol estaba cerca del horizonte, comenzó a salir de abajo de la piedra.
Miraba a su alrededor, buscando a esa figura enorme que la había asustado.
Tan atenta estaba, que no se dio cuenta cuando la iguana se abalanzó sobre ella.
La iguana se sintió contenta de haber comido algo aunque fuera pequeño ese día.
En el desierto escaseaba el alimento y lo que se encontraba era bienvenido.
Se recostó para hacer la digestión.
Cerró sus ojos y entró en un letargo placentero. Así estaba cuando las garras de un halcón se clavaron en su cuerpo, y mientras trataba de escapar de su captor, veía como el suelo se alejaba.
Fue perdiendo la conciencia.
El halcón completó su carnívoro ritual y levantó vuelo en busca de otra víctima.
Recostado en una palmera, Abdul pensó que había sido muy afortunado en hallar el oasis, pero si no encontraba algo para comer, no tendría fuerzas para cruzar el último tramo del desierto que lo separaba de su pueblo.
Le pidió a Alá que lo ayudara a llegar donde su prometida lo esperaba para formar un hogar. Estaba en medio de su ruego cuando un ave pasó volando en círculos.
Tomó su arma, apuntó y disparó.
El halcón no llegó a entender qué era ese lacerante dolor en su pecho. Sólo que algo había pasado luego del estruendo y que caía irremediablemente.
Abdul recogió su presa, hizo un fuego y la cocinó.
Comió y al anochecer emprendió viaje.
Luego de dos días interminables llegó. Se abrazó a sus padres y salió al encuentro de su amada.
Desde ese día nunca más se separaron. Tuvieron cinco hijos que les llenaron la vejez con los nietos.
La descendencia de Abdul fue muy prolífica y exitosa. Tanto, que un tataranieto suyo llamado Carlos Saúl, llegó a ser presidente por muchos años de un lejano país al sur del continente americano.
MORALEJA: Si ven una cucaracha...
Háganla MIERDA por favor!!!
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